El mundo del fútbol moderno vive tan sometido a la inmediatez que tiende a intentar convencernos de que la derrota no existe. Que no es posible. Que no puede ser. Como patriarcas de una exitosa familia desestructurada, llenan la casa de electrodomésticos caros que nos entretienen y en los que fácilmente se puede esconder todo lo que molesta. La enfermedad, la discrepancia, la diferencia y por supuesto la derrota. Nada de eso puede existir. Si apareciese por error, habría que tomar medidas drásticas para eliminarlo o al menos para que no se vea. Todo lo que no es un éxito será un fracaso y alguien tendrá que pagar por ello. Por suerte o por desgracia yo practico una religión distinta. En la mía, la razón que mejor explica que el Atlético de Madrid ya no esté en la Copa del Rey es que ha perdido una eliminatoria en la que su rival ha sido superior. En la mía, a veces pasan esas cosas.
Intentando analizar las causas de la derrota colchonera, algo nada fácil por mucho que alguno quiera dar a entender lo contrario, creo que, más allá de elementos puntuales, hay que buscarlas en lo mal que el equipo rojiblanco ha encarado la eliminatoria. Desde dentro y desde fuera del campo. Desde dentro porque en ningún momento fue capaz de superar a su rival, ni en juego ni en intensidad. El Atleti no supo crear fútbol en el centro del campo (preocupante el estado de forma de los jugadores de esa franja) y condicionó su destino a los balones verticales y el talento individual de sus estrellas. Algo impropio de un conjunto que hace de ser equipo su mayor virtud. Algo que es letal cuando además no tienes la suerte de cara (ese gol anulado y esos errores al final del partido) o tienes la cabeza en otro sitio (un gol a los treinta segundos de una potencial remontada y un penalti absurdo cuando tienes el éxito al alcance). Es normalmente imposible ganar cuando decides tener el balón para moverlo a ritmo de balada y cuando los jugadores que entran desde el banquillo sólo generan más caos.
Pero también hay que buscar responsabilidades fuera. El Sevilla se llevó la eliminatoria siendo el Atleti de hace pocos años. Sí. Un equipo tocado y cuestionado, que decidió olvidarse del mundo, concentrarse en hacer bien lo que sabe hacer bien, tratar de correr y pelear más que su rival y centrarse únicamente en ganar el siguiente partido. No le importó repetir tres veces alineación a pesar de tener que jugar Champions. Hubo un tiempo en que el Atleti era ese equipo. ¿Se acuerdan del partido a partido? Yo también, pero no es esa la filosofía que ha imperado en la Copa del Rey (ni en el resto de torneos de esta temporada). Ampliando el foco, mirando al final antes de empezar a moverse, gestionando al por mayor o asumiendo obligaciones que no tendría por qué asumir, el Atleti se hace vulnerable. Es evidente. Creo que Simeone traiciona su propio espíritu cuando levanta la vista y decide rotar la plantilla pensando más allá o queriendo equilibrar voluntades de vestuario que acaban dejando a tus mejores jugadores en el banquillo. Especialmente en un año en el que lo que más se necesita es un asidero sólido, reconocible y fiable.
Un asidero, sí. Eso es lo que necesitamos. Cuando tienes un escudo que todavía no te dice nada, un estadio que todavía no es tu casa y se vuelve hostil, cuando hay una plantilla mayor que no has podido renovar por la genialidad en la gestión de tus dirigentes, cuando tu estrella está en otro universo coqueteando con los rivales y dándolo todo en Instragram, cuando algunos jugadores tienen que jugar sabiendo que en verano estarán fuera y otros no pueden jugar pero tampoco irse, cuando te rodea un entorno mediático que te está esperando desde hace tiempo, cuando ya no te vale adoptar el papel de víctima y tienes que abrazar el de favorito (con todo lo que eso implica) o cuando te han llegado miles de nuevos colchoneros que han venido buscando ansiosos algo que no van a encontrar (porque el Atleti es otra cosa), lo que necesitas es algo a lo que poder agarrarte. Dejar de cambiar. Algo sólido, reconocible y fiable. Algo que te recuerde lo que siempre has sido.
Pero en contra de lo que dictan las premisas del capitalismo salvaje y del fútbol moderno (perdón por la redundancia) la derrota es una posibilidad real. Lo siento. Puede darse sin que tenga que morir nadie por ello. No siempre es una humillación y no siempre es evitable. Tu rival es bastante más parecido a ti de lo que las tertulias nocturnas te dicen. El Atlético de Madrid ha ganado diez Copas del Rey en 115 años. No parece que sea una tarea fácil. Ha dejado de ganarla bastantes más veces de las que la ha ganado así sería muy estúpido asumir que el equipo tiene la “obligación” de obtener ese trofeo. Tiene la obligación de pelearlo, que es distinto. No todos los equipos son iguales y a mí me gusta pensar que el Atleti es diferente en cosas como esta. En que no mide el éxito mediante el resultado neto del balance contable sino con el corazón. Con el nivel de orgullo. Puede que Miguel Ángel Gil o las redacciones de los Medios de Comunicación más prestigiosos apunten al Ebitda. Yo no. Normal, porque ellos cobran y yo pago. Mis predecesores me enseñaron que el Atleti está obligado a dejarlo todo para tratar de ganar todos los partidos que juegue pero que ganarlos es otra cosa que depende de muchos más factores.
Simeone comete errores y se pueden criticar (yo acabo de hacerlo). Lo que no es de recibo es estar constantemente haciendo mociones de censura a la totalidad en base al resultado del último partido. Tampoco es de recibo juzgar el éxito del entrenador argentino en base al número de títulos que ha ganado o dejado de ganar. Su labor ha sido (y está siendo) mucho más importante que todo eso. Simeone cambió la institución de arriba abajo. Desde la forma de encarar la vida hasta la mentalidad. Desde el grosor del orgullo rojiblanco hasta el volumen de ingresos económicos. Creo que sería bueno que los abanderados de la histeria recordasen todo esto antes de exigir cabezas o solicitar que nos abramos las venas en canal. Dejemos que vivan en la inmediatez los que comen de ello y, por Dios, tratemos de encontrar entre el polvo un asidero al que agarrarse.
¿Será posible que a cada paso haya que explicarles a los «infieles» lo que cuentas aquí y más exactamente lo del último párrafo? Ayer la fosa séptica televisiva estaba preparada para el fusilamiento del Cholo? Y quiénes portaban el arma? Justo. Esos. Los de la acera de enfrente. Los que nos dedican minutos sólo cuando se abre la veda del garrotazo. Algunos incluso tienen cara de malos. Y es que cómo molestamos… Qué nostalgia (para ellos) de aquel Atleti luchando por meterse en la UEFA via Intertoto!!!…Puajjj….Un momento. Es que me están entrando náuseas…
toda mi enhorabuena por tu comentario hay muchos Atléticos que no han visto llenar el campo más en 2D que en 1D y así les va pero bueno ya aprendera9