La jueza Rosemarie Aquillina es una de las mujeres más respetadas y admiradas de Estados Unidos por su actuación en el juicio contra Larry Nassar, condenado a una pena de cárcel de entre 40 y 175 años por abusar sexualmente de más de 150 mujeres y niñas mientras ejercía como director de medicina deportiva de la Universidad de Michigan y como médico del equipo de Estados Unidos de gimnasia. La sentencia, leída el miércoles por Aquilina, decía así: “Es mi honor y privilegio sentenciarle. Usted no se merece pisar fuera de una prisión nunca jamás y he firmado la garantía de que se morirá en la cárcel”.
Simone Biles, cuatro veces campeona olímpica y víctima de los abusos de Nassar, fue una de las primeras voces en calificar a la juez como su “heroína”. Quienes comparten la opinión de Biles no valoran únicamente la rotundidad de sus palabras al comunicar la sentencia, sino el apoyo constante que la juez ha manifestado hacia las víctimas. A la propia Simone Biles le dijo: “Deja aquí tu dolor. Sal y sigue haciendo cosas magníficas”.
El hecho de que Aquillina haya estimulado a las testigos a expulsar todos sus demonios, incluso en asuntos que no se ceñían a la causa, ha sido muy valorado por algunos psicólogos. “Tenemos que dar al superviviente la ocasión de hablar y decir su verdad porque así le estamos ofreciendo una oportunidad para que se cure”.
Sus frases de apoyo a las testigos que relataron sus experiencias se han convertido en un símbolo de compromiso hacia quienes sufrieron los abusos. “El monstruo que abusó de ti va a marchitarse como la bruja del Mago de Oz cuando el agua la convierte en humo. Eso es lo que va a ocurrir con él porque como tú eres más fuerte, tú puedes superarlo y él se esfumará. La cárcel no es un lugar para que viva un ser humano”.
En uno de los testimonios, una de las mujeres afectadas relató que se había planteado la posibilidad del suicidio. La juez contestó: “Con el suicido, él gana. Su defensa saldría reforzada si tú no estuvieras aquí. Por favor, quédate con nosotros. Con tu familia, con los niños que te necesitan. Tus sueños todavía están ahí fuera. Los suyos están aplastados”.
Rosemarie Aquilina, de 59 años, fue despiadada con Larry Nassar aun antes de hacer pública la sentencia: “Nuestra Constitución no permite el castigo cruel. Si lo hiciera, tengo que decir que yo permitiría que todo lo que él hizo a estas bellas almas, a estas jóvenes mujeres en su infancia, se lo hicieran a él igual que él se lo hizo a esas otras personas”.
En un momento del juicio, Nassar comunicó por escrito que no sabía si sería capaz de seguir escuchando durante más tiempo los durísimos testimonios de las testigos. Aquilina replicó: “Puede encontrar duro lo que está escuchando, pero nada es tan duro como lo que sus víctimas han sufrido durante miles de horas en sus manos, colectivamente. Usted ha pasado miles de horas perpetrando crímenes sexuales con menores. Pasar cuatro o cinco días escuchando esos testimonios es significativamente poco considerando las horas de placer que usted ha experimentado arruinando todas estas vidas. Nada de todo esto debería sorprenderle”.
Mientras la opinión pública de Estados Unidos aplaude mayoritariamente a la Juez, hay algunos jueces que consideran que sus comentarios han sido, cuando menos, inapropiados: “Tiene que existir en los jueces una presunción de imparcialidad, no importa lo que odies el delito cometido por una persona. La función de un juez no es reparar las heridas de las víctimas, sino hacer justicia”.
Aquilina no hará declaraciones a los medios hasta que termine el periodo de apelación y solo se manifestará si tiene a alguna víctima a su lado. “Esta historia no es sobre mí, nunca lo ha sido”.
La juez de Ingham County Circuit Court, famosa entre sus colegas por hablar sin tapujos, fue la primera abogada militar en la Michigan Army National Guard, tiene cuatro hijos (ya es abuela) y es escritora de libros de intriga criminal, cuyas ventas, como bien se puede imaginar, se han disparado.