No recuerdo la pregunta, suelen parecerse demasiado, pero sí recuerdo la respuesta del Cholo en rueda de prensa al acabar el partido frente a Las Palmas. “Creo que desde que empezó la temporada nos estamos reinventando”.
Simeone es un tipo inteligente y hábil frente a los medios. Es difícil verlo perder los papeles de forma gratuita o entrar al trapo en los sucesivos intentos, generalmente torpes, por arrancarle un titular. Pero es rara la vez en la que el argentino no deja también algún mensaje subliminal. Y no, no me refiero a esas frases sacadas de contexto que de vez en cuando glosan la prensa patria para regocijo de la pista de los leones, sino a cosas algo más complejas como esta frase que parece haber pasado sin pena ni gloria.
Es complicado saberlo con certeza, pero intuyo que Simeone apunta a la genialidad administrativa que llevó al Club a no poder fichar durante dos ciclos, como origen de los males del equipo. Nunca lo reconocerá pero, más allá de ese discurso suyo de no perder el tiempo en imponderables y de jugar siempre a muerte con las cartas que te han tocado (discurso al que no ha renunciado), creo que es la primera vez en la que intuyo una opinión de ese tipo. Opinión que, por cierto, también comparto.
Tras la nefasta decisión del TAS, en ningún momento se bajó el listón de los objetivos del Atlético de Madrid. No vi una sola voz apuntando a que ésta debería ser una temporada de transición o de salvar los muebles. Al contrario. No sé por qué, pero se apuntó con fuerza a dar ese “pasito más” que debería llevar a los rojiblancos a volver a tocar metal. Nadie pensó que había que hacerlo con los mismos jugadores que un año antes (y con un año menos) no lo habían conseguido. Ya saben, laterales por encima de los 32 años, mediocentros de 34 años (Gabi) o gravemente lesionados (Augusto) o en la lista de cedibles (Thomas), con futbolistas que sabíamos que no habían funcionado (Gameiro, Vietto, Gaitan,…), con Griezmann coqueteando con el Show Business y con jugadores recurrentemente cuestionados por parte de la grada (Correa, Carrasco o Torres).
¿Cómo es posible mejorar algo sin cambiar nada? No lo es. Por eso había que echarle imaginación a los contratiempos. Había que buscar nuevas formas de motivar al que cinco minutos antes estaba desmotivado. Había que encontrar modelos que consiguiesen encajar lo que hasta ayer no había encajado. Es cierto que el Atleti de Simeone ha tenido que estar toda la temporada reinventándose para cumplir las espectativas. Tan cierto como que no ha salido bien. A veces por la materia prima y a veces por la forma de combinarla. Seamos justos. No pasa nada.
Mucho antes de la rueda de prensa, durante la primera parte del partido frente a Las Palmas, todo esto estaba ya en mi cabeza. El juego del conjunto rojiblanco era catastrófico y sólo un inoperante equipo rival, ese conjunto canario desposeído de identidad a base de fardar de ella, hacía que el cero a cero siguiese en el marcador. Me preocupé. Lo hice porque en el caso de los rojiblancos ya no era una cuestión de nombres sino de concepto. No reconocía al equipo. No era cuestión de jugar mal o de que Koke no diese un pase bien (que no lo daba). Es que no se sabía a qué estaba jugando. Cuál era la idea de fondo. A fuerza de reinventarse, el Atleti había perdido su propio sistema de referencia. Ansioso por ser mejor protagonista había dejado de serlo. Obsesionados por llegar a esas nuevas cotas que el mundo del fútbol parecía querer exigirle, se había olvidado de algo básico por el camino. De que para saltar muy alto hace falta primero poner los pies en el suelo y, a ser posible, llevar zapatos.
Dice Griezmann que Simeone les cambió en el descanso la mentalidad y que ahí radicó el éxito para llevarse el partido (el Atleti acabaría ganando holgadamente con tres goles al contrataque). Seguramente tiene razón pero los árboles no deberían impedirnos ver el bosque. Creo que el Atleti no necesita pitar a Koke (que ahora mismo no debería ser titular), perderse en batallas sobre jerarquías dentro de la plantilla o en malgastar el día a día con cuentos de princesas sobre lo que pueda pasar en Lyon dentro de unos meses. Lo que creo que el Atleti necesita ahora mismo es apuntalar esa balsa por la que ha empezado a entrar agua y hacerlo de la forma en la que lo ha hecho siempre. La que ha funcionado. Después, flotando sin peligro, habrá que sacar tiempo de calidad para analizar sin histerismos qué tipo de equipo es, por qué está ahí, cómo lo ha conseguido y a dónde quiere llegar. Trazar un plan ambicioso y seductor pero también coherente y tangible. De esa manera se evitará que cualquier traje nuevo acabe convertido en un simple disfraz barato que además no abriga.