Ayer publicamos en A LA CONTRA una entrevista con el torero Morante de La Puebla que está generando tanto entusiasmo entre los aficionados a los toros como rechazo entre los antitaurinos. Dar voz a un torero no significó un posicionamiento como medio ni una declaración de intenciones; no está entre nuestros planes cubrir las ferias que vienen ni hacer recuento de orejas y rabos. Nos pareció, simplemente, que Morante es un personaje —personajazo, más bien—con cosas muy interesantes que contar y creímos, al mismo tiempo, que Alejandro Delmás es de los pocos periodistas capaces de intercambiar pases con él. Ahondar, de manera razonada, en el debate entre toreros y antitaurinos es de gran ayuda para aquellos que no tenemos una opinión formada al respecto, o que fluctuamos, según la época, entre la filia y la fobia. Personalmente, no soy capaz de graduar el sufrimiento que experimentan a lo largo de su existencia un toro de lidia y una gallina ponedora que está hacinada en el contenedor de una granja. Me cuesta calibrar dónde queda la dignidad de un lechazo (cría de cordero que no supera los 35 días) sacrificado para nuestro mayor disfrute, en comparación con la del toro que muere en una plaza con la remota posibilidad, pero cierta, de salvar la vida.
Considero que la tauromaquia es un arte y, por tanto, una forma de cultura; en esa sección encuadramos la entrevista. No tengo claro, sin embargo, si el arte y la cultura se desvanecen, demasiadas veces, en la materialización concreta de esa expresión artística. No todo el toreo es arte y, en consecuencia, defendible, y es ahí donde más me acerco a los detractores.
Pero la negación de la sangre —o de la carnicería— no debe poner en duda la importancia de la cultura asociada. Sin saber de toros, encuentro pocas disertaciones más apasionantes que las del experto —generalmente Delmás— que me cuenta historias sobre las Mariquillas de Joselito o la divisa de los Miuras. Quienes han leído la biografía de Juan Belmonte escrita por Manuel Chaves Nogales me darán la razón; tengo entendido que se trata de un libro muy apreciado por Pep Guardiola, y doy por seguro que no lo es por su afición al toreo.
En A LA CONTRA no tenemos más posicionamientos que los fundacionales: preferimos sumar lectores que clics, audiencia reconocible antes que pinchazos hacinados en el contenedor de internet. Por eso celebramos el debate que ha generado la entrevista a Morante. Y lo hacemos sin saber quién tiene razón o si la tiene alguien, dispuestos a seguir escuchando y seguir aprendiendo.
la verdad es que el titular fue lo peor de la entrevista, se podía haber puesto otra frase de los pensamientos renacentistas de Morante en vez de la vulgar frase de los toreros incultos para atacar al sector antitaurino. aqui no es el sitio para calibrar la cantidad de sangre necesaria para catalogarlo de cruel, ese medio debe de ser otro cuando quieran un punto de entendimiento del que ahora les separa años luz .