El Barcelona presentó el pasado mes de octubre un presupuesto para la temporada 2017-2018 con unos ingresos de 897 millones de euros, un 26% superior al del curso pasado (708 millones). El incremento se explica por el traspaso de Neymar, que de los 222 millones de la cláusula deja en en la caja 144 millones, tras descontar la amortización anticipada y la provisión de 44 millones por el contencioso judicial que el club tiene con el futbolista.
Sin embargo, las cuentas arrojaban un dato realmente preocupante: la masa salarial de la plantilla azulgrana se disparaba hasta el 84% respecto de sus ingresos, 21 puntos más que en la campaña 2016-2017. Y eso sin tener en cuenta el fichaje de Coutinho, cuyo traspaso ha costado 160 millones (120 fijos y 40 en variables), con un salario neto anual de 14 millones de euros y un contrato de cinco temporadas y media. Para combatir ese incremento de masa salarial por la llegada del brasileño al Barcelona ha previsto la salida de varios jugadores como Arda Turan, Delofeu, Aleix Vidal y Mascherano. En cualquier caso, ese movimiento mantendría el porcentaje de gasto de la plantilla por encima del 80%, cuando los indicativos de seguridad hablan de unas cifras entre el 70% y el 55%.
Los Estatutos del club fijaban como límite para la masa salarial en el presupuesto la frontera del 75%. Superar eso conllevaba la dimisión del presidente. Pero la Junta dio un voto de confianza a Josep María Bartomeu, que agradeció ese gesto, prometiendo reducir ese índice a partir de generar más ingresos ordinarios que reduzcan el peso de los salarios de los futbolistas en el presupuesto. Sin embargo, hay serias dudas al respecto. Carlos Tusquets, presidente de la comisión económica y del banco Mediolanum, mostró su escepticismo sobre la capacidad de la junta para crear esos ingresos ordinarios en los próximos meses: «Esperamos y deseamos que sean capaces de conseguirlo, pero vemos dificultades para difícil igualar un ingreso extra de 144 millones».
Esos ingresos se han encontrado con una obstáculo inesperado: el procés independentista. El Fútbol Club Barcelona ha hecho llegar una carta a Nike y Rakuten, dos de sus principales patrocinadores, explicando la posición de la entidad en el futuro inmediato respecto a la hipotética independencia de Cataluña, para evitar una huida de las empresas.
Superado el asunto, el club espera cerrar en las próximas semanas un acuerdo por los naming rights para el Camp Nou que permitirán ingresar una cantidad que rondaría los 300 millones para actualizar el Camp Nou y completar la inversión en el Espai Barça, lo que le permitirá ampliar las posibilidades de negocio y aumentar esos ingresos ordinarios que reducirían el porcentaje de la masa salarial, que tanto preocupa a Bartomeu y al director ejecutivo, Óscar Grau.
El Barcelona se encuentra en pleno proceso de renovación de la plantilla. La pasada temporada se cerraron las renovaciones de Ter Stegen, Luis Suárez, Rakitic y Busquets. El pasado verano se produjo la llegada de Dembelé y esta temporada ya han rubricado su continuidad Iniesta y Messi. A eso se suma ahora la llegada de Coutinho, a la que se descontarán las salidas en el mercado de invierno. Y posteriormente esperan en la cola Piqué y Sergi Roberto.
Y a todo esto se suma el límite salarial que le adjudica LaLiga al club, que asciende a 507.239.000 euros. Una cifra que incluiría el gasto en el primer equipo, referido a jugadores, primer entrenador, segundo entrenador y preparador físico, y el gasto en filiales, cantera, y otras secciones. En dichos gastos se incluyen salarios fijos y variables, seguridad social, primas colectivas, gastos de adquisición (incluidas comisiones para agentes) y amortizaciones (importe de compra de los jugadores imputado anualmente en función del número de años de contrato del jugador).