Quizás es oportunista, tampoco sé demasiado de fútbol salvo lo que tengo de aficionado (y no mucho). Sin embargo, los últimos acontecimientos, incluida la “gran” derrota del Real Madrid a manos del Leganés, me han hecho reflexionar al respecto.
No lo veo una tragedia en sí, aunque entiendo que para los madridistas sea un drama. Lo veo un triunfo dentro del del deporte. Que David gane a Goliath, me reafirma a la hora de pensar que las ganas y la pasión pueden vencer al dinero. Sí, TRIUNFO DEL DEPORTE con mayúsculas.
Si fuera de otra manera, los mayores presupuestos del deporte ganarían siempre y no habría color. Parecería una partida de póker a lo “veo tus 500 millones y pongo 200 millones más”. Un gran ejemplo a seguir, por tanto, esta victoria de los pepineros que rompe la banca.
Me recuerda a frases históricas del deporte como aquella de Helenio Herrera y su «ganar sin bajar del autobús…». Pues sí, hay que bajar del autobús, ir al vestuario, cambiarse, atarse las zapatillas o las botas, calentar correctamente, jugar bien y, sobre todo, estar concentrado. La de veces que en la Liga Inglesa habremos visto a un 2ª o un 3ª división avanzar en su Copa. Es precioso verlo, y creo que revitaliza al mundo del deporte. Y mirad que el Leganés es un equipo duro de pelar y de 1ª división.
El deporte a veces tiene eso y vuelvo a repetir: es un regalo. Ya lo decía mi querido y añorado Manel Comas: “El más tonto hace relojes de madera, y andan”. Y si el rival es duro y puede darte, lo hará.
Veamos la derrota como un ejemplo a seguir para los niños. No hará mucho tiempo saltó la polémica por derrotas en baloncesto o fútbol con marcadores de escándalo como 150-7 o 25-1… Es un estímulo. Por muy grande o poderoso que sea tu rival, usa tus armas y siempre tienes posibilidades de ganar.
Sigue entrenando, esforzándote y manteniendo la ilusión. No te arrugues. La camiseta nunca gana, ganan los jugadores. Bravo por todos aquellos equipos que no tienen grandes presupuestos y un día pueden arañar a un gigante. Mis más sinceras gracias. Mi más profunda admiración.