En noviembre pasado, Hope Amelia Solo, guardameta con 202 internacionalidades por la Selección de EE UU (con la que ganó el título mundial en 2015 y el Guante de Oro en la Copa Mundial de 2011) acusó de «asalto sexual» a Joseph Blatter, expresidente de la FIFA. El presunto asalto («Blatter me tocó el trasero», aseguró Hope Solo) habría sido perpetrado durante las ceremonias del Balón de Oro en 2013. Blatter contragolpeó personalmente y refutó con dureza las acusaciones de Solo, quien este próximo 10 de febrero se presenta como candidata las elecciones para la Presidencia de US Soccer, la Federación de EE UU. Hope Solo ha afirmado en Sports Illustrated que ella misma se costea la campaña para las elecciones presidenciales, «con fondos propios».
Antes, el próximo día 21, en San Diego, la Federación estadounidense hará a Hope Solo un homenaje previo al partido EE UU-Dinamarca, por sus más de 200 internacionalidades… aunque el contrato de Solo para jugar con la Selección de EE UU fue suspendido justo después de los Juegos Olímpicos de 2016. La excusa oficial fue que Solo, infatigable en su defensa de la igualdad de sueldos en fútbol entre mujeres y hombres había llamado públicamente «cobardes» a las jugadoras de Suecia que habían eliminado a EE UU en cuartos de final del torneo olímpico de 2016, tras los lanzamientos de penalti. «Muy probablemente, esta es una estrategia legal contra Hope», apuntó Megan Rapinoe, compañera de Solo en la Selección de EE UU.
En lo tocante a la familia, Jeffrey John Solo, padre de Hope Amelia Solo, fue un veterano de la Guerra de Vietnam, de ascendencia italiana. Ya fallecido (2007), tras un inquietante tramo final de existencia, donde vivió como un homeless en los bosques de Washington State, J. J. Solo tuvo una gran influencia en la vida de Hope —sobre todo en su turbulenta infancia— y de hecho la impulsó a jugar al fútbol en la Richland High School y en la Universidad de Washington, en los Huskies.
A sugerencia de USWNT, el portal de la Selección femenina de EE UU, A LA CONTRA fue de los medios que tuvo acceso a la entrevista que Solo realizó hace muy pocos días con el periodista Brant Pinvidic, destinada a USWNT. En esa entrevista, que A LA CONTRA ha transcrito punto por punto, Hope Solo realiza declaraciones explosivas sobre el acoso sexual en el deporte, sobre ella misma, sobre sus compañeras e incluso sobre Cristiano Ronaldo. Durante los aproximadamente 40 minutos de entrevista, las respuestas de Solo han sido transcritas minuciosamente, mientras que las preguntas de Pinvidic han sido editadas y resumidas para mejor comprensión y agilidad.
—(A partir de 11:08)… Usted, Hope, en sus comienzos y cuando crecía, siempre soñó, como con su primer amor, con ser una buena jugadora de fútbol.
—Cuando iba creciendo, siempre iba soñando en que iba a ser una buena deportista. Cuando tenía 12 años, nuestro profesor nos pidió que escribiéramos en un papel lo que queríamos ser de mayores. Lo recuerdo porque, además, aún tengo el papel, aunque todo borroso… y con esa terrible caligrafía a doble espacio. Yo decía que, cuando fuera mayor lo que yo quería ser era una jugadora profesional de fútbol. En ese momento, me parece que era 1993, no existía el fútbol femenino profesional, así que me gusta decir que en mi sueño yo iba mucho más allá de lo que era posible en ese punto concreto y que después de todo… lo conseguí.
—En realidad, usted empezó como jugadora de campo, atacante, con 109 goles entre 1996 y 1998 para la high school de Richland, con un título de Campeones Estatales en Washington. Pero después, ya en la Universidad de Washington (Huskies), cambió al puesto de guardameta bajo órdenes de Leslie Gallimore y Amy Griffin, especialista en guardametas… y desde ahí ya saltó a la popularidad vale decir que de modo imparable.
—En high school, yo era la delantera que ganaba partidos. Para cambiar, ya con las Huskies de Washington, tuve que hacer un enorme ajuste mental, para anticiparme a lo que hacía falta y no quedarme en la portería solo para hacer paradas gracias a mi capacidad atlética. (La tutela de Amy)… y las etapas que pasaba con el equipo nacional me hicieron mucho mejor portera, tácticamente. El lado intelectual también es interesante… ya no eran 90 minutos de esperar a que mi defensa cometiera un error. Eran 90 minutos de tácticas y estrategia. Llegados a ese punto, fueron unos grandes activos la resistencia (resilience) y la dureza en las que me había formado desde pequeña. Pero tengo que estar en desacuerdo: mi salto a la popularidad… no fue algo tan fácil.
—¿Puede explicar eso?
—Desde fuera puede parecer así, pero debe tener presente que no pasé los cortes para los Juegos Olímpicos de 2000 ni para el Mundial 2003. En los Juegos de 2004 solo fui reserva… así que poco después casi cuelgo las botas cuando al final de la primera Liga Femenina Profesional en EE UU, la WUSA, la Liga echó el cierre, y yo que había ido a jugar a Filadelfia (Philadelphia Charge) en mi Chevy Blazer de 1997, con toda mi ilusión de vivir como una deportista profesional de alta competición, vi cómo la WUSA desaparecìa, yo perdía mi sueldo anual de 35.000 dólares, por haber sido cuarta en el Draft de la Liga, en 2003… y mi sueño quedaba machacado solo después de la primera temporada. Perdía ese sueldo, perdía mi forma de vida. Me preguntaba, ¿qué voy a hacer ahora? Teníamos que tomar una decisión…
—Continúe.
—…¿Hago uso de mis estudios universitarios para ganarme la vida o voy a seguir poniéndome en el escaparate y pasar por un infierno solo por la esperanza de jugar al fútbol y jugar para la Selección de mi país y así quizá también poder ganarme la vida?… eso era. En ese momento yo sólo era una chica joven que tenía mucha proyección, pero que no estaba completamente allí, sin saber cuántos años más se podía negociar con el hecho de no ganar dinero en la esperanza de cumplir mis sueños. Probé suerte y decidí aceptar un contrato extranjero, en Suecia (Kopparbergs/Göteborg, en 2004)… allí jugué 19 partidos y después pasé a jugar a Francia (Olympique Lyonnais). Todo junto resultó ser una gran experiencia.
—Experiencia y un salto vital: un salto a sociedades totalmente diferentes de la estadounidense…
—El fútbol estaba por todas partes y yo me fui encontrando a mí misma como persona y como jugadora. Lo primero fue aceptar que no estoy aquí para ganarme la vida, estoy aquí for the love of the game, por amor a este juego y ahí dejé fluir toda mi pasión, nada más importaba, ya no estaba intentando ir a los Juegos Olímpicos, no estaba intentando ir al Mundial… y justo ahí fue cuando empecé a jugar el mejor fútbol de toda mi vida.
—Sensación extraña en una persona o deportista que, desde fuera, transpira apetito por el triunfo, ¿no es así?
—Yo estaba allí como esa chica joven que era muy buena en deportes y que se pasaba la vida corriendo por el campo para marcar cuatro o cinco goles y ser mejor que cualquier otra chica joven; recuerdo estar orgullosa de ser tan buena. Eso —sentirme orgullosa de ser muy buena en algo— es algo que aprendí de las mujeres fuertes de mi familia y de mi padre, que fue mi primer entrenador. Ahora, los tiempos son diferentes. Lo que hoy quiere la gente es quedar bien, algo así como integrarse. Ya no se enseña a las jóvenes que es algo OK cuando una se siente muy buena… hoy todo el mundo quiere ganar algún trofeo o hacer amigos cuando se juega al fútbol, pero yo quería ganar a toda costa, yo era intensa, motivada… y todo eso empezó en mí a una edad muy joven.
—¿No se llevaba reprimendas?
—Cuando era joven… aún no sabía lo impopular que era ser así. Obviamente ahora sé que ser agresiva o intensa en el campo es algo no muy aceptable en una mujer, aunque todavía a los hombres así se les mira como a héroes… usted ve todas esos resúmenes de imágenes, highlights, con esos deportistas masculinos griiitando a sus compañeros con toda la fuerza de sus pulmones y alzando los puños, simple agresividad, yes. Y entonces, a mí me dicen que yo soy muy agresssiva. ¿Cómo se puede ser demasiado agresiva cuando eres una deportista profesional? Esta es mi pasión, con esto es con lo que me gano la vida y soy así de intensa en eso porque me gusta ganar.
—Pues, por increíble que parezca, esa agresividad y ese deseo de ganar han terminado volviéndose… justamente en contra de Hope Solo. Es como para decir, sorry, pero esto no funciona así.
—A nosotras se nos ha alimentado con la idea de que somos un equipo y de que todas debemos recibir el mismo trato: pero aun así, una jugadora del banquillo no es lo mismo que Carli Lloyd… ya sabe, tres veces la Mejor Jugadora del Mundo, ¿por qué tendría que pagarse lo mismo a una joven jugadora que no ha marcado los mismos goles ni tampoco tiene la misma experiencia que Carli? Eso no tiene sentido para mí y nunca ocurriría en un deporte profesional de hombres. Queremos igualdad en el pago con los hombres, eso está muy bien, y yo llevo 20 años en esa pelea, es parte de nuestra cultura, pero entonces también hemos de hacerlo dentro de nuestro vestuario, y dentro de un sistema basado en el mérito: y este sistema basado en el mérito es lo que iguala verdaderamente el deporte profesional de hombres y mujeres.
—En este sentido, ¿cómo es la situación en estos momentos en la NWSL, la actual National Women’s Soccer League de EE UU, donde usted tiene su última ficha con Seattle Reign?
—Se supone que esta es una Liga profesional, pero le puedo asegurar que ahí, en la NWSL, hay jugadoras de las que se habla poco o no se habla, y que no son exactamente deportistas profesionales, de acuerdo a lo que la FIFA define como un Deportista Profesional. Pero la US Soccer, la Federación de EE UU, no parece preocuparse realmente de si en la situación actual se cumplen o no esas reglas que definen a un Deportista Profesional. No se cumple con las reglas de la FIFA que establecen que para ser Deportista Profesional tienes que ganar más dinero de tus gastos o de lo que te cueste vivir en total en el sitio donde tienes tu trabajo. El mínimo anual en la NWSL eran 8.000 dólares y ahora creo que es de 15.000, aunque quizá algunas jugadoras aún tienen contratos de 12.000. Pero ni con 15.000 anuales se sale adelante en ciertas ciudades… y eso lo hace todo muy duro.
—¿Alguna razón especial para todos estos problemas y para esta limitación en las ganancias? Ahora, usted está oficialmente apartada de la Selección desde agosto de 2016. después de los Juegos de Rio de Janeiro… y con el «contrato terminado». Eso, en plena campaña de elecciones presidenciales, por la igualdad de pago y tras ciertas fuertes declaraciones que usted, Hope, realizó aún en Brasil durante esos mismos Juegos Olímpicos.
—Voy a insistir en la igualdad. En la limitación del sueldo de las mujeres, yo veo un sentido económico, evidentemente… pero también de control. Ambas cosas. Doy números, creo que es importante para que todo se entienda. Entre 2000 y 2016, la Selección femenina de EE UU aportó 20 millones de dólares en ingresos para la Federación, mientras que los hombres tuvieron cinco millones en pérdidas. Desde 2015 hasta hoy, el partido con mayor audiencia ha sido uno femenino. Para este año que entra, el presupuesto es que las mujeres aporten otros cinco millones solo en venta de entradas… y está proyectado que los hombres pierdan otro millón.
—El balance es que hay un equilibrio… desequilibrado en la igualdad de retorno económico entre hombres y mujeres.
—Podemos irnos al Equal Pay Act, la Ley de Pago Igualitario de JFK (el Presidente John Fitzgerald Kennedy) que el Congreso aprobó hace como 60 años, como en 1962 o 63. Hace 60 años… y nadie lo está implementando. El Equal Pay Act dice que un trabajador no puede ser discriminado por razón de su género, que es obviamente lo que está haciendo nuestra Federación, US Soccer,. Pero cuando se va a los números, es que además las mujeres estamos aportando más dinero a la Federación. Si se mira a fondo, hay algo equivocado ahí, ¿no?… y yo creo que es chauvinismo masculino.
—No es una situación que tenga que ver con la NBA, donde los hombres sí generan muchos más ingresos que las mujeres.
—Sí, pero al fin, todos son los mismos empleadores y empleados. Y todo junto, la NBA, US Soccer y sus ingresos forman parte de the whole American lot, del todo que es América.
—Pero en el fútbol femenino… es como si hubiese otro tipo de cultura, una cultura muy propia y peculiar. Tan peculiar como que son las mujeres las que verdaderamente traen los mayores ingresos a su deporte… y al fin, ¿dónde está el dinero?
—Oh, ha llegado a ocurrir que cuando nosotras hemos entrado en la salas de juntas de la Federación de EE UU a negociar nuestros contratos, lo hemos hecho a partir de una posición basada en el miedo. Se nos fulminaba con las miradas por el presidente de la Federación —US Soccer— y por Dan Flynn (N: Flynn es secretario y consejero delegado de US Soccer)… y hemos sido amenazadas por ambos y por todo el panel (Junta Directiva) de US Soccer en el sentido de que si insistíamos en querer más dinero, entonces se reduciría el calendario de partidos, con lo cual habría menos potencial para primas, y que debíamos saber, además, que si nos poníamos en huelga, entonces nos quitarían el Seguro de Salud. Muchas de mis compañeras tenían hijos, así que nos dijimos que, ahora que afectaba a las familias, había llegado el momento de luchar esta lucha porque iba a cambiar las dinámicas del deporte femenino en el mundo y en el escenario global. No podía importar ese miedo que querían instalarnos, teníamos que hacerlo. Y…
—Y lo hicieron, entonces… y usted fue despedida por la Federación, que rescindió su contrato para la Selección de EE UU después de los Juegos de Rio, en 2016.
—Dijimos, en efecto, que íbamos a llegar hasta el final, que se haría lo que hiciese falta, pero al fin yo fui despedida. Me hice con un abogado potente que, aunque no pudo pasar por encima de la Federación, sí nos consiguió el apoyo contra ellos de los congresistas, del expresidente Barack Obama, de Hillary Clinton… el apoyo fue masivo. Pero, al final, otras jugadoras no querían ser despedidas, vieron lo que la Federación me hizo a mí, se asustaron y mantuvieron eso en su cabeza con bastante ingenuidad.
—Y se firmó un nuevo Convenio.. sin usted.
—Yo había estado hasta en cuatro negociaciones de Convenios. Había visto cómo pasaban las mismas cosas una y otra vez y sabía que para poder confiar en la Federación… hacia falta tener muchas más cosas de las que teníamos. La Federación empieza a ir de guay, ya sabe, «vamos a reunirnos y vamos a mejorar en todo»… pero eso no va a ocurrir. Ellos juegan su juego desde el principio para que no hagamos huelga. Muchas de mis compañeras decidieron confiar en la Federación, y aunque yo sabía algo más que ellas, al final firmaron el nuevo Convenio. Me parece que aún sin la Igualdad que se pedía… pero la Federación fue a por todas, con todo su poder y contactos mediáticos. Actuaron como si fuera un Convenio enormemente progresista. Pero, incluso si es algo un poco mejor, no es aún un Convenio con Igualdad, no se ajusta a la ley americana. Aún tenemos aquí un problema… y ahora se necesitan cuatro años para corregirlo. Así que ahora tenemos que poner el pie en pared desde el primer día y decir ya vale, necesitamos un Convenio que tenga esa Igualdad.
—¿Cómo es posible que se planteen todas estas situaciones con las jugadoras de fútbol mientras, por ejemplo, el tenis femenino es un deporte multimillonario? ¿O es que toda esta situación forma parte de la misma cultura del fútbol, en EE UU y en general?
—No tengo la respuesta para eso… pero sí puedo decir que a partir de que nosotras pusimos la demanda contra nuestra Federación, US Soccer, ante la Agencia Gubernamental de la Comisión de Igualdad de Oportunidades de Empleo, se supone que esta Agencia se va a asegurar de que nuestro empleador cumpla con la Ley de Pago Igualitario. Esto puede durar años, pero estamos en el proceso de hacerlo, una vez que nos hemos levantado y hemos garantizado nuestros derechos con la demanda… y eso aunque hayamos firmado un Convenio no igualitario. Además…
—¿Tenemos noticias de las reacciones en otros países?
—… Una vez que nosotras nos plantamos, se produjo un efecto como de chorreo (trickle down) entre el resto de Selecciones mundiales. No sé si lo ha oído, pero ocho de las mejores jugadoras de Brasil tuvieron que renunciar por sexismo y falta de apoyo a sus derechos. Brasil podía ser uno de los mejores equipos del mundo y debería haber ganado un Mundial pero, en lugar de eso, sus jugadoras ya iban como «estamos hartas, no vamos a aguantar más esto, aquí no hay suficiente dinero y sí demasiado sexismo». Brasil, República de Irlanda, Dinamarca, Suecia… en muchos de esos países hubo huelgas… otros se plantaron y empezaron a escribir sus propias rutas. Soy feliz al anunciarle, por si no lo ha oído, que Noruega es el primer país que paga lo mismo a sus mujeres que a sus hombres. Eso podía haber pasado en América, podíamos haber sido héroes del fútbol… pero, en suma, esta es una época muy importante para las mujeres.
—En mitad de toda esta historia, usted llamó «cobardes» a las jugadoras de Suecia tras la eliminación de EE UU por penaltis en los Juegos de Rio… y eso le costó la suspensión con el equipo nacional estadounidense. Parece obvio que no se trataba solo de esa palabra, «cobardes», que había algo más.
—Ellos no querían que yo formara parte del nuevo ciclo… es muy fuerte decir que fue por esa palabra, «cobarde», quiero decir que es un argumento muy débil… Tim Howard sacó a un fan de sus casillas en un partido de la MLS y no pasó casi nada (el guardameta Howard recibió una suspensión de tres partidos por llamar motherfucker a un espectador que le insultaba durante un partido en Kansas City).
—Así que nos enfrentamos, claramente, a un contraste de culturas deportivas, lo que cabría llamar un doble standard.
—La tradición en el equipo americano es ser the girl next door, la chica con la coletita —la chica de la puerta de al lado, normalita, no problemática—… y yo he sido muy radical en denunciar las injusticias a lo largo de mi carrera: tenía una mentalidad diferente, aunque no fuera muy popular. Pero todavía está en la cultura de los equipos eso de ser la chica inocente, aunque le puedo asegurar que entre mis compañeras ya no es así.
—¿Qué punto o porcentaje tiene en el éxito de una deportista femenina lo que hace dentro del campo y lo que hace fuera del campo, digamos el elemento sexual?
—En el mundo del deporte femenino, buena parte del éxito viene del campo de juego pero muchísimo más fuera de él. Se proyecta una mirada sexual sobre el deporte femenino que no se da en el masculino. Tuve que negociar con una serie de decisiones desde un punto de vista ético. La mayor parte de mis ganancias han venido desde fuera del campo de juego, no en él. En un hombre es lo contrario. Si quería ganar mucho más, tenía que hacer sesiones de fotos, apariciones en TV y otras cosas con las que no me sentía a gusto. Sólo quería ser reconocida como deportista aunque eso significara ir contra, por ejemplo, mi agente que me aconsejó hacer una sesión de fotos para Playboy.
—¿Usted se resistía?
—…Ellos no se cuidaban de eso y solo querían el dinero, me empujaban allí, intentando convencerme para hacer Playboy… entonces, yo dije «no quiero ser conocida por eso, quiero ser conocida por hacer lo correcto en la cultura deportiva», pero ellos siguieron empujando dinero hacia mí. Decían lo que un agente dice en estos casos, que estaban buscando mi mejor interés, cuando en realidad era solo dinero. Por entonces, mi agente era Wassermann. Pero ya me fui haciendo más mayor y comprendí la importancia de situar gente alrededor de mí que solo quiera sacar lo mejor de mí, quién soy, por qué apuesto y en qué creo… y no sentirme presionada para hacer más de esos estúpidos reality shows... esas sesiones en las que posé para Playboy o Maxim, que desde luego hice, posé para unas cuántas sesiones, pero en ninguna salí desnuda…
—Después vino esa famosa sesión para ESPN Magazine, con la célebre foto de la manguera…
—Quería respetarme al máximo y básicamente me sentía orgullosa de mi cuerpo atlético, pero todavía me enfado cuando sale por ahí esa foto mía aguantando la manguera… se suponía que iba a ser una foto de estilo doméstico que iban a hacer con cada deportista, como un macrojuego. Yo iba a aguantar la manguera como un segundo y dije al fotógrafo «no me siento cómoda haciendo esto». Después, cuando revisamos los envíos y las fotos, me sentí feliz con la mayoría de ellas pero les dije que no quería que saliera esa, la de la manguera. Lo siguiente que supe fue que ahí, en mitad de todo, me topaba con esa foto, tan sexual, con el agua, con todo…
—Esas cosas suelen ocurrir. Pero una mujer como usted habrá tenido que navegar por toda una serie de secuencias de acoso sexual: es lo que cabe suponer.
—El acoso sexual es algo normalizado en Hollywood, por no hablar del deporte… pero nadie habla de eso. Así que a mí me inspiraron esas fuertes e influyentes mujeres de Hollywood que empezaron a hablar, me hicieron reflexionar… y pensé sobre todas esas incómodas situaciones en que hemos estado mis compañeras, yo misma, tantas cosas… es algo rampante, creciente, no se trata solo de poderosos hombres blancos, es por todos los salones, con general managers, jefes de Prensa, entrenadores, todos enrollándose para casarse con chicas incluso en el mismo college (Universidad)… es por todas partes, con masajistas, médicos, entrenadores… entre compañeras del mismo vestuario… ojalá más deportistas femeninas salieran ahí fuera (would come out) y denunciaran eso.
—Toma carrerilla hablando de esto.
—Algo que me enfada es que cada cuatro años, cuando hay Juegos Olímpicos, siempre sacan estas listas de los olímpicos más sexys, lo hicieron en 2012, en 2016, y entonces ya me venían estos mensajes de la gente diciéndome, «Enhorabuena, estás en el Top Ten». ¿Enhorabuena cuando ni siquiera estamos en los Juegos Olímpicos, no tenemos una medalla y ya está ahí la gente diciendo congratulations por estar en esas listas tan tontas? Entonces, yo me sentía ofendida por eso, lo hacía ver… y ahora los mensajes eran diciendo, Oh, sorry, es verdad, tú sabes que deberías haber estado más arriba. Y esa no es mi lista.
—Cosas que a una la hacen pensar… y a uno lo hacen pensar, evidentemente…
—Desde entonces siempre he pensado en denunciar y hablar contra toda esa mugre que me sacan ahí afuera cada vez que hay Juegos Olímpicos, que va contra el espíritu olímpico… el espíritu olímpico va de competir, ganar y dejarlo todo en el campo: y no va de sexismo en el deporte, así que la Prensa americana (American media) también es partícipe de todo esto, seguro. La Prensa global también toma parte en eso, pero entonces empezaron a hacer también listas con deportistas masculinos, así que ahora no puedo decir que todo esto sea sexista… aunque sí que hay como una capa de sexualidad… sí, sobre cada deporte.
—Esa capa o película parece que siempre cae más sobre las deportistas femeninas, en las que siempre se prima que sean un poco más guapas, como al estilo de lo que pasó con la tenista Anna Kournikova, ¿no?… mientras que a los hombres les basta y sobra con lo que sean capaces de hacer en las pistas.
—Es así, absolutamente. Carli Lloyd es nuestra capitana en EE UU, tres veces Mejor Futbolista Mundial del Año.. y apenas se conoce su nombre. ¿Sabe a quién conocen todos? A Alex Morgan. Pero Carli marca más goles y es mejor jugadora, para mí personalmente. ¡Y no se pueden comparar! Carli es una deportista competitiva, lo ha hecho todo por el juego, es una líder… pero la gente no le da todo el respeto que merece porque no lleva pestañas postizas, no lleva pechos operados, no hace sesiones de fotos…entonces, sinceramente, creo que por eso no tiene reconocimiento y tiene que buscarse un equilibrio para competir con sus propias compañeras por contratos publicitarios.
—Suena un poco a locura de vanidades…
—Incluso he visto jugadores masculinos que utilizan autobronceador en capas para lucir músculos más definidos (more on). Los hombres lo llevan como salsa. ¿No cree que Cristiano Ronaldo lleva autobronceador en sus piernas? Lo digo porque he visto algunos pantalones, shorts, con maquillaje encima y solo sé que los utilleros enfurecen cuando eso ocurre. ¡Ya estoy contando un secreto!
—Si su hija quisiera jugar a fútbol, softball o baloncesto… ¿qué le diría?
—Si mi marido —Jerramy Stevens, exjugador de fútbol americano— y yo quisiéramos comenzar una familia, OK, yo empujaría a los chicos en una dirección científica, como ingeniería, cualquier cosa menos deportes. Además… quién sabe hacia dónde van los deportes de equipo: quiero decir que si tu hija quiere jugar, mejor irse a un deporte individual, llevarla al tenis, nada de deporte de equipo. De verdad que es duro de ver lo que las redes sociales han hecho al concepto de equipo…
—¿…?
—Ahora todo es un tipo de deporte mi-mi-mi, yo-yo-yo… yo siempre intentaba ver en el equipo a la gilipollas o a la egoísta, pero solo porque yo siempre haría cualquier cosa para ganar a toda costa y creo que eso mismo es lo que te hace una gran compañera… pero lo que ahora veo casi todo el tiempo es que muchas de mis compañeras se cuidan más de tener más seguidores en las redes sociales después de un entrenamiento o incluso después de una derrota. De hecho, lo que ellas querían era bajar a Río para irse de fiesta incluso justo después de que en los Juegos nos hubieran mandado a casa por adelantado… yo he visto que eso ha arruinado el concepto de equipo.
—Ha cambiado todo, ¿por las redes sociales, por la mentalidad…?
—He visto que mis compañeras piensan más en lo que van a hacer cuando se marque un gol en lugar de la preparación mental para el partido. No están preparadas para lo que tienen que hacer para marcar un gol, sino para lo que ocurre… después. . porque esto es lo que tiene visibilidad en las redes sociales y en los medios. Eso es lo que me ha estado fastidiando durante mucho tiempo en los últimos dos años, por estar en un deporte de equipo.
—¿Supone que, todo con todo, usted ha sido tratada con un baremo mucho más duro por el mero hecho de ser mujer y que esto no hubiera pasado en el caso de un deportista masculino?
—Lo agradable es que hasta mí han llegado numerosos padres, especialmente padres en masculino, y me dicen «mira, estoy criando chiquillas jóvenes y cuando me crezcan, las quiero con el valor de ser ellas mismas y pronunciarse contra la injusticia como tú has sido capaz y a favor de lo que ellas crean. Quiero que mi hija sea como tú». Esos momentos son los que llevan lágrimas a mis ojos.
Esta última frase, en 43:47, cierra la entrevista propiamente dicha. Del resto, y entre los elogios finales de Pinvidic cabe entresacar que entre 47:16 y 47:24, Hope asegura precisamente esto: «…Decir que todos vamos a ganar la misma cantidad, basado en lo que Hope ha estado diciendo, es realmente lo que la mayor parte de América consideraría de clase media muy, muy baja»).
Al fin, entre 47:54 y 48:21, Hope Solo se despide textualmente así: «Lo último que quiero decir, y puede sonar increíblemente ingenuo, es que por qué no estamos en este momento o cuándo vamos a estar o si alguna vez estaremos en el punto donde hombres y mujeres puedan jugar juntos en la misma Liga… nunca ha sido una cosa que pueda ocurrir… me encantaría verlo, quizá haya leído demasiadas novelas fantásticas donde el Caballlero que aparece es de género femenino y patea todos los traseros de los chicos… no sé pero como ese es el mundo en el que yo quiero vivir, ¿por qué no puede suceder?»… El resto son los elogios finales y la despedida de Brant Pinvidic.