En Cádiz ya se respira de manera intensa Carnaval después del pistoletazo de salida del COAC 2018 (Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas) que durante un mes tiene como escenario el Gran Teatro Falla de la capital gaditana. Una competición que para los gaditanos genera una expectación comparable a cualquier evento deportivo de índole internacional que se precie, no en balde este certamen podríamos considerarlo como la Champions de todos los concursos carnavaleros que se llevan a cabo.
Así, todas las agrupaciones que toman parte en ella, llevan varios meses preparándose para dar lo mejor de sí durante esta cita. Es que el Carnaval, en la Tacita de Plata, además de su poderoso arraigo cultural, artístico y festivo, se convierte durante algunas semanas en su deporte más genuino donde se pone en liza el ingenio característico de la tierra, para hacer crítica y burla de lo acontecido en la sociedad durante el último año. Un sano ejercicio, para desarrollar la musculatura del doble sentido, la gracia, y el esmerado piropo a los encantos de la ciudad más vieja de Occidente, que son las claves para resultar victorioso en este trofeo de las coplas.
De igual modo, como también sucede en el mundo del deporte, al margen de los títulos, o en este caso de los fallos del Jurado Oficial del COAC, hay detalles y acontecimientos que calan profundamente en el imaginario colectivo. Son letras que han marcado profundamente a los gaditanos a pesar de no obtener el máximo galardón, pero que gozan del reconocimiento popular y cobran una dimensión aún mayor. Uno de los casos más notorios es el pasodoble ‘Me han dicho que el amarillo…’ de La familia Pepperoni, chirigota de Manolito Santander, que consiguió el cuarto premio en su modalidad en 1998, que con el paso del tiempo se ha convertido en el himno extraoficial del Cádiz. No hay encuentro que dispute el conjunto amarillo donde sus aficionados no entonen este cántico. Una circunstancia que muestra la simbiosis de los deportes reyes gaditanos: fútbol y Carnaval.
Por todo ello, desde hace unos días, sobre las tablas del Falla, se pasa revista a lo acontecido en el mundo del deporte durante los últimos 365 días, con su cariz más humorístico. Si bien en ocasiones el ámbito deportivo ha inspirado el tipo de las agrupaciones en el que han basado su repertorio. Así, en A la Contra, hemos hecho una pequeña selección de ellas.
Los bordes del área: El colectivo arbitral, uno de los pilares importantes del deporte, también tuvo su protagonismo en las tablas del Falla. En 1996 la chirigota de José Guerrero Yuyu, con música de José Manuel Sánchez Reyes, bajo el tipo de malogrados árbitros y linieres consiguieron el segundo puesto.
Las medallas olímpicas: Bajo la dirección de Manolo Cornejo Aragón y con letra y música de José Luis Bustelo, la chirigota del Love se transformó en 1997 en unas gimnastas olímpicas con muy poca vergüenza y con algún que otro diente menos. A pesar de no subir al podio tras quedar en octava posición lograron llevarse algo más valioso: las risas del templo de los ladrillos coloraos.
Los que se mojan de verdad: Una piscina olímpica es lo que montó la chirigota veterana del Lupo en 2011 en el escenario del Falla. Con letra de José Antonio Peral y Rafael Valero y música de Jesús Bienvenido estos nadadores con nombres peculiares alcanzaron las semifinales del COAC.
Los hinchapelotas: El fútbol no tendría sentido sin sus aficionados, aquellos que jornada tras jornada sufren los devenires de su equipo. En 2012 la chirigota de José Antonio Vera Luque, vestidos sus integrantes como auténticos aficionados, trasladó una grada del más puro estilo de la Bombonera argentina al Falla. Esta chirigota fue considerada uno de los grandes cajonazos (agrupaciones que teniendo calidad superior a otras que obtienen premio quedan fuera de la final del COAC) del Carnaval de Cádiz. Aunque un cajonazo la mayoría de las veces es más valioso que un primer premio, ya que a lo largo de los años tiene más memoria en los aficionados. “¡Somos los hinchapelotas, vente con nosotros, ésta es tu afición…!” es cantada desde entonces en todos los carnavales.
Los clásicos del teatro: Cada vez que hay un Clásico se paraliza el mundo del fútbol, lo mismo ocurre con la chirigota dirigida por Antonio Pedro Serrano el canijo de Carmona, que año tras años deja atónitos al público con sus tipos. En 2015, con música de Tino Tovar, esta agrupación alcanzó las semifinales con su revisión de los clásicos entre Real Madrid y Barcelona. Pudimos ver a los jugadores de ambos equipos fielmente caracterizados hasta el más mínimo detalle, algunos incluso idénticos. Messi, Cristiano, Sergio Ramos, Iniesta, entre otros, tuvieron su peculiar “crítica” sobre las tablas del Falla.
‘Me han dicho que el amarillo’, de la Familia Pepperoni.