La última peli del director de Yo soy el amor (2009) y Cegados por el sol (2015) ha ido maravillando a crítica y público por todos los festivales donde se ha exhibido: Sundance, Berlín, Toronto… Ahora se estrena en España esta historia de amor gay heredera lejana de otras cintas que han tratado las relaciones homosexuales como Brokeback Mountain (Ang Lee, 2005), Carol (Todd Hayness, 2015) o la ganadora del último Oscar a Mejor Película, Moonlight (Barry Jenkins, 2016).
Título: Call me by your name
Dirección: Luca Guadagnino.
Reparto: Timothée Chalamet, Armie Hammer, Michael Stuhlbarg, Amira Casar, Esther Garrel, Victoire Du Bois.
País: Italia.
Duración: 130 min.
Habrá que ver si las mentes más jurásicas de Hollywood dan su beneplácito a esta cinta que cuenta la historia de amor entre un adolescente de 17 años y un estudiante de 28 y que ya ha escandalizado a personalidades del cine como el actor James Woods, que escribió este tuit a propósito de la peli: “Nos están quitando poco a poco las últimas barreras de la decencia. #NAMBLA”, en el que incluía irónicamente el hashtag de una organización que hace defensa de la pedofilia. Eso sí, el actor fue debidamente respondido por el protagonista de la cinta, Arnie Hammer, que le soltó: “¿No saliste tú con una de 19 cuando tenías 60…?”, y también por la actriz Amber Tumbling, que le denunció por acoso: “James Woods intentó ligar conmigo y una amiga en un restaurante. Quería llevarnos a Las Vegas. Le dije que tenía 16 y él respondió: ‘Mucho mejor’!» Pero aparte de James Woods y algún otro ser con telarañas en el cerebro parece ser que la opinión sobre Call me by your name es unánime: es una película que enamora.
El director Luca Guadagnino nos transporta a un verano en el año 1983 en algún idílico paraje del norte de Italia, todo muy guay, vamos. Allí, entre árboles frutales, paseos en bicicleta y siestas en el jardín —en fin, como vivimos cualquiera de nosotros—, se conocen el adolescente Elio (Timothée Chalamet, el millennial de moda en Hollywood, un actor que se desenvuelve perfectamente en tres idiomas, toca el piano, ha trabajado en la última de Woody Allen donando después su salario a asociaciones de ayuda a la mujer y ha salido con la hija de Madonna, ¡qué carrerón!) y el estudiante norteamericano Oliver (Arnie Hammer), que ha sido invitado por los padres del primero.
En el guion, que es una adaptación de la novela homónima de André Aciman, ha colaborado con el director italiano James Ivory, y se nota, ya que el realizador californiano de pelis como Lo que queda del día o Regreso a Howards End es especialista en retratar estos ambientes donde habitan las clase acomodadas, cultas y glamurosamente pijas. Así, Guadagnino y Ivory consiguen trenzar una historia donde sin grandilocuencias ni sofisticaciones argumentales, asistimos a ese mágico momento que es el nacimiento del primer amor y la huella indeleble que deja en el corazón.
Pero, además del preciso discurrir del guion, indispensable para que el espectador se vaya enamorando de los personajes al ritmo que ellos lo hacen, es magistral el trabajo de la pareja protagonista, ya que si hubiese que definir lo que es la química en la pantalla, Chalamet y Hammer serían un brillante ejemplo. Sin embargo, aquí, a diferencia de Brokeback Mountain, los protagonistas no encuentran el rechazo social ni tampoco la cámara se empeña en meterse en la cama con ellos, como sucedía en Carol.
Según declaró su director: “La película no va sobre la homosexualidad y por ello no cuenta con una secuencia sexual. Me he centrado en el deseo y en el amor, de ahí que haya buscado a los mejores actores posibles sin importarme su opción sexual. Necesitaba conexiones emocionales y química. Por eso no hay sexo, sino un viaje emocional con el espectador, que recordará también su primera vez».
Por último, destacar el papel del arte en la relación de los personajes, ya que no sólo Elio toca el piano y lee a Joseph Conrad —pelín repelente el chaval—, sino que su padre es un arqueólogo que busca antigüedades en el fondo del mar junto a Oliver, su ayudante, actividad que da lugar a alguna de las secuencias más bellas de la película. Si hubiese que ponerle alguna pega a la cinta, aparte de que los personajes vivan en un mundo tan idílico, es su ritmo excesivamente lento y su duración, pero es que el gran cine se suele cocinar a fuego lento.
CERVEZA RECOMENDADA
My Antonia. Alcohol: 7,5 %. Amargor: 76 IBU.
Alemania, Bélgica, Inglaterra… todos son destinos que, tradicionalmente, han estado unidos a las magníficas cervezas que producen. Pero ahora hay otro nuevo punto caliente cervecero en Europa, y ese es Italia, con su capital Roma a la cabeza. Esta My Antonia, que toma su nombre de una novela de la escritora norteamericana Willa Cather, nació de la colaboración entre la cervecera italiana Birra del Borgo y la americana Dogfish Brewery, cuyos maestros cerveceros se propusieron hacer una de las mejores Pils del mundo, y lo lograron.
My Antonia es una Imperial Pilsner que, como la historia que cuenta la película, nace de un sorprendente encuentro entre Italia y Estados Unidos. Esta Imperial Pilsner luce en la copa un color anaranjado pálido formando una abundante y consistente espuma. En nariz encontramos dos capas. Una de fondo caramelizada, y otra más explosiva con notas cítricas, como el pomelo, y de frutas tropicales. En boca es igual de equilibrada que en nariz, y aunque parecería una Pale Ale, en esta Pilsner se consigue un perfecto matrimonio entre los matices maltosos, los toques lupulados y un agradable amargor final acompañados de una buena carbonatación junto con la sequedad justa para su consumo reiterado. ¡Mamma mía, qué birrote!