Antes de que De Burgos Bengoetxea indicara el comienzo del partido, el Atlético de Madrid había cumplido la primera vuelta formando con diecinueve alineaciones distintas y había recibido ocho goles. De ellos, dos (el 25%) se los había hecho el Girona en la primera jornada de Liga, allá por agosto. Qué tiempos. Este partido en el Wanda debía de haberse jugado hace cinco meses, pero las cuestiones urbanísticas del Metropolitano lo impidieron.

Quizá hubiera sido mejor no alterar el orden de las cosas y jugar este partido cuando correspondía, cuando el Girona aún era virgen en la máxima competición. Además, al Atlético le ha terminado pillando el encuentro en un periodo de entreguerras, después de quedarse con un palmo de narices tras la remontada del Sevilla en Copa y antes de intentar remontar la eliminatoria esta semana en el Sánchez Pizjuán.

Por ello, que no por la manía de no repetir alineación, al Cholo le salió un equipo oblicuo. Koke y Gabi al banquillo, Saúl como capitán, Thomas de mediocentro, Vrsaljko en el lateral derecho, Giménez y Savic en el centro de la defensa… Sólo la dupla Griezmann-Costa arriba daba significado a un equipo que, no lo olvidemos, aún puede luchar por la Liga.

Si a eso añadimos que el Girona es un equipazo y que Pablo Machín es un pedazo de entrenador con soluciones a veces indescifrables para el rival nos encontramos con el partido visto. Con un Atlético nublado y un rival a la espera que no dejaron más detalles en un primer tiempo de desagradable resaca rojiblanca y contención estratégica catalana.

Lo mejor, quizá lo único, de esa primera parte resultó también lo peor para el Atlético. Una ruptura de Thomas, un balón colgado al área, una dejada de Costa y un gol de Griezmann. 1-0 sin hacer nada. El supuesto paraíso de Simeone, sobre todo en el estado de dudas en el que anda el equipo desde la remontada sevillista del miércoles, se convirtió en un desfiladero de muerte para los rojiblancos.

Supo esperar el Girona, que jugó mucho mejor al fútbol que el Atlético durante todo el partido y supo aprovechar el escenario de ansiedad de Simeone. Con la mínima ventaja en el bolsillo, el Cholo retiró a Costa y a Griezmann a falta de 20 minutos para dar paso a Gameiro y Koke.

El Girona, el magnífico Girona, terminó de leer las dudas rojibancas y dio el definitivo paso adelante en busca de un premio mayor. Lo encontró Portu, tras un desastroso despeje de Koke, para firmar el empate. Y lo pudo rubricar Olunga en una escapada que Oblak tuvo que cortar por lo sano fuera del área. El final pilló resoplando al Atlético, con un solo punto, más lejos del líder y pensando en una machada en Copa frente al Sevilla. Demasiados frentes que abordar. ¿Liga o Copa? Igual ninguna de las dos.

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