Las ventanas de fichajes suelen ser un mercadeo propio de un zoco marroquí, pero a día de hoy la invernal de la Premier, especialmente en Manchester, es poco menos que un capítulo de la cuarta temporada de Peaky Blinders cuando se trata de explicar que está pasando en la salida de Alexis Sánchez del Arsenal.
Hace nada el chileno parecía encantado de instalarse en Manchester, reencontrarse con Pep y vestirse de azul. Sólo faltaba confirmar el pacto al que habían llegado su representante y los directivos del conjunto inglés en agosto, y ya. No cuajó porque finalmente el Arsenal no consiguió encontrarle sustituto, la condición que le puso al City para venderle al chileno por 50 millones de libras. Tampoco hizo mucho por encontrarlo: a 31 de agosto, el día que cerraba el mercado, llamó al representante de Thomas Lemar.
Pero cuando la Premier daba por hecho que el viaje de Alexis este enero era cuestión de días, apareció el United, subieron las comisiones de Felicevich, el argentino que lleva las riendas de la carrera del tocopilano desde que empezó a despuntar, y la operación se fue al garete. Donde todo habían sido facilidades por parte del representante, donde ni siquiera se había hablado de su comisión, resultó que habían aumentado el sueldo del futbolista y las comisiones de la operación eran desorbitadas.
Por boca de Felicevich, Alexis Sánchez reclamó hace una semana al City una prima de fichaje de 20 millones de libras (22,5 de euros), de la que su agente se llevaría una comisión entre 5 y 10 millones de libras (5,6-11,2 millones de euros), siempre según la prensa local. Y Txiki Begiristain no tragó. No le hizo falta hablar con nadie. Se ha publicado que hubo una reunión con Pep en la que participaron, vía Skype, el Sheikh propietario del club, desde Abu Dhabi, y Ferrán Soriano, CEO de la entidad, desde la India. No es cierto.
Txiki tomó la decisión de no ceder, entre otras razones porque los desembolsos inmediatos supondrían que al City se le desmontaría el tinglado salarial del vestuario. Alexis, con un sueldo superior a las 350.000 libras a la semana (20,5 millones de euros al año) sería el jugador mejor pagado de la Premier rebasando las 280.000 libras semanales que percibe Pogba en el Manchester United y, por supuesto, cobrando más que el Kun Agüero y David Silva, los jugadores mejor pagados del City. La idea de Txiki es firmar en breve la renovación de Kevin de Bruyne equiparando su salario al de los dos capitanes, después de haber cerrado la pasada semana la renovación de Otamendi hasta el 2021.
El United paga lo que pide Alexis y ofrece al Arsenal 25 millones de libras (casi 28 millones de euros) incluyendo al armenio Henrikh Mkhitaryan para abaratar costes y, de paso, sacárselo de encima a Mourinho. De hecho, no se pueden ni ver. Pero para cerrar la operación han tocado con hueso. O sea, se han encontrado con Mino Raiola, representante del delantero que aterrizó 2 de julio de 2016 procedente del Borussia Dortmund por 42 millones de euros. Era un extremo derecho o centrocampista ofensivo, capitán y máximo goleador histórico de su selección que jugó donde le dijo Mou, hasta que dijo «basta» y se lo hizo saber delante de todo el equipo. Ya no fue convocado para el último partido —“mentiría si dijera que no ha entrado en el equipo por decisión técnica”, dijo Mou— sencillamente porque está más fuera que dentro. De hecho, no quiere ni ver al portugués.
El jugador recriminó al entrenador sus planteamientos, echándole en cara que estaba desaprovechando el talento de medio equipo y recordándole que él no había fichado por el United “para correr detrás del rival tratando de quitarles la pelota”. Mou, claro, le hizo cruz y raya y el jugador, armenio y tipo de carácter, ha decidido largarse. Pero con sus condiciones, no con las del club, ni mucho menos con las del entrenador, por el que se siente menospreciado. Mientras, hoy, The Guardian anuncia que el portugués y el club están muy cerca de firmar la renovación, aunque se especulara no hace mucho sobre su salida de la entidad. “Me voy a ir cuando el club quiera. No tengo intención de irme en absoluto. Mi intención es quedarme, trabajar, mejorar y llevar el club a donde se merece“, dijo la semana pasada el entrenador.
El caso es que a estas alturas, el armenio es, ahora mismo, la clave para que Alexis llegue al Manchester United, o mejor dicho, la llave la tiene Mino Raiola, agente del mediapunta, que explicó la situación en Sky Sports a su manera: «Sánchez es parte de la operación Mkhitaryan y no al revés. Sin él, Alexis no puede ir al United”.
A todo eso, en Manchester, cruzado el río, los azules se lo han tomado con calma. A los gerentes del Manchester City ya nada les sorprende y no están dispuestos a saltarse ciertas normas. Les sobra el dinero, cierto, pero también manejan ciertos códigos de conducta. El pasado jueves tomaron la decisión de no ceder al chantaje del representante del jugador, Felicevich, todo un personaje. “Él elige: jugar con nosotros o jugar por dinero en Salford”, fue la respuesta cuando se sintieron chantajeados por el representante del chileno. Precisamente ellos, que han sido acusados por Mourinho de romper el mercado el pasado verano por “fichar laterales a precio de delanteros”, han visto cómo primero se les escapó Jadon Sancho, una de las perlas de la cantera, después de estrechar la mano de Pep Guardiola y Txiki Begiristain (terminó en el Borussia Dortmund tras negociar con varios equipos de Londres). Y apenas unas semanas después, Dani Alves se olvidó de su declaración de amor a Guardiola. Un viernes aterrizaba en el Etihad, al día siguiente juraba amor eterno en Ibiza a su novia en una boda muy cool y el domingo se iba a Paris para fichar por el PSG. Nunca más volvió a coger el teléfono.
Desaparecido el City, lo de Alexis se ha convertido en un duelo de tahúres. Por un lado, el argentino Fernando Felicevich, alias Fe-Fe, según Forbes, el segundo representante de futbolistas más poderoso del mundo después del portugués Jorge Mendes. Según gente que ha tratado con él, “un tipo del que no te puedes fiar”. Nacido en San Nicolás de Arroyo, a 70 kilómetros de Rosario, estudió publicidad, trabajó en un banco y en 2002 entró a trabajar en la centenaria McCann Erickson, una de las agencias de publicidad más prestigiosas del mundo. Allí se reencontró con un viejo amigo y paisano, jugador de la Universidad Católica, Pablo Lenci, que le introdujo en el mundo del fútbol. Fue él quien le presentó a Pablo Tallarico, un veterano que le inició en el negocio. Acabaron en los juzgados. El uruguayo le reclamó 1,4 millones de dólares de la comisión del traspaso de Alexis Sánchez del Cobreloa al Colo Colo.
Según contaron al periódico la Udechile, Cristian Arcos, periodista y académico de la Universidad de Chile, que escribió la biografía de Gary Medel y Danilo Díaz, y autor junto con el periodista Nicolás Olea del libro Alexis: el camino de un crack, durante la recopilación de la documentación para la elaboración de sus trabajos, les pusieron muchas trabas y vieron como Fe-Fe trataba de impedir que el entorno de sus representados colaborase con los periodistas, exigiendo cobros por las entrevistas. “Es una práctica habitual en él”, denuncian periodistas chilenos consultados. “O pagas o sus jugadores no conceden notas”, advierten. Claudio Bravo y Vidal se salieron de su cuerda hace años, al enfrentarse a sus métodos. “Ellos tienen personalidad y dos dedos de frente”, resumen. “Felicevich tiene practicas mafiosas y maneja a sus jugadores con un único objetivo: la plata. Todo lo demás le da igual. No tiene valores”.
Pero ahora, mientras dejaba tirado al City y sacaba más dinero del United para llevarse a Alexis a Salford, se ha cruzado en el camino de Mino Raiola. Nacido en 1967 en Salerno, en el sur de Italia, se crió en la ciudad de Haarlem, Holanda, donde emigraron sus padres cuando él era un crío. Allí trabajo en la pizzería familiar, mientras estudiaba Derecho dos años. Tío listo, habla siete idiomas y huele el dinero desde lejos y no perdona una: en agosto de 2016 logró el récord mundial de transferencias en una ventana al llevar a Paul Pogba, Mikhitarian y a Ibrahimovic al Manchester United. Para celebrarlo se compró la villa de Miami que había pertenecido a Al Capone.
O sea, que a estas alturas, lo del traspaso de Alexis parece un negocio entre mafiosos del que el City no ha querido saber nada y que Wenger mira esperando una solución, que va de los 30 millones y Mkhitaryan a 50. Y que sea lo que Dios quiera si resulta que al final el armenio sigue en el vestuario del United viéndole cada día la cara a Mourinho. Lo que se da por hecho en Manchester es que Alexis será diablo y Felicevich, un poco más rico.