Un amante del deporte por encima de todo (o puede que un amante a secas, quizá). Así es como muchos han definido a Don Juan Carlos de Borbón. Y es que el deporte español no solo ha tenido durante muchos años un padrino y un aficionado de excepción, sino también un participante activo en la propia competición. El esquí, el judo, el tenis o la equitación han sido algunos de los deportes que ha practicado a lo largo de su vida, sin embargo, la vela fue y ha sido siempre su gran pasión llegando incluso a competir en los Juegos Olímpicos de Múnich en 1972. Compitió en la clase Dragón Open, el 8 de septiembre de 1972, en el Olimpia Yachting Center Kiel-Schilksee, y finalizó en el puesto décimo quinto. La relación entre la monarquía española y la vela continuó su idilio gracias a que su hijo, el rey Felipe VI también se convertiría en deportista olímpico en Barcelona ’92.
Un mandato enmarcado en la época dorada del deporte español
«Gracias por hacer realidad nuestros mejores sueños», dijo don Juan Carlos, horas antes de la final de la Eurocopa de 2012 en Kiev a Vicente del Bosque mediante una llamada de teléfono; un año antes le había nombrado Marqués de Del Bosque. Los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, ver ganar a España dos Eurocopas y un Mundial de forma consecutiva, otro título mundial mas dos Europeos en baloncesto, cinco Copas Davis con La Armada en tenis, nueve Roland Garros de Rafa Nadal, dos Mundiales de Fórmula 1 de Fernando Alonso (del que además es ferviente seguidor), 8 Champions League —cuatro para su amado Real Madrid y cuatro del Barcelona—, dos Mundiales de balonmano, cuatro títulos de MotoGP o una ristra de medallas para conservar en la memoria, completan un palmarés único en 39 años de mandato.
La vela, su gran pasión
Después de su experiencia olímpica, Don Juan Carlos siguió cosechando éxitos entre la caña y el timón y llegó a proclamarse ganador de cinco Copas del Rey de vela. Su pasión por el mar quedó plasmada en 2012 en el libro El rey y el mar (RBA) una completa compilación de entrevistas y fotografías obra del periodista Ignacio Gómez-Zarzuela imprescindible para comprender la magnitud de la pasión de Don Juan Carlos por la navegación. «La vela ha servido siempre para mantener y alimentar un sano y divertido espíritu competitivo intrafamiliar», asumía Don Juan Carlos en una entrevista.
Don Juan Carlos siempre entendió el deporte como un lazo irrompible que podía unir a la sociedad como ninguna otra fuerza era capaz de hacerlo. Un vínculo que cultivó mediante una relación cercana con los deportistas y un aire de aficionado de a pie que lo bajaba de las alturas hasta el vestuario, la tierra batida o el asfalto. No le perdonamos el paseo por Botsuana, pero su huella en el deporte español será recordada siempre por ser casi de la misma magnitud que la de un elefante, profunda e imborrable.