Leídos Trueba y demás congéneres huelga hablar del partido. Que lo fue de 45 minutos, pague usted para eso. En el descanso se evaporó el Madrid y aunque el Barça no sea el que fue, evaporado el Madrid te hace tres como te pudo hacer cuatro. O cinco. El Barça ha renunciado a la excelencia —había inventado el fútbol, recuerden— y se ha convertido en un bloque muy difícil de batir. Tanto que no lo ha conseguido nadie. Brillantez por solvencia, y tal. Más Messi, claro.
¿Lo de Isco? Ya. Y lo de Asensio y Ceballos. Si tipos de ese calado no caben cuando te juegas la Liga, miau. Igual me flojea la memoria pero los partidos a cara y cruz, el Madrid los gana cuando se cree Caballo Loco y no le importa que delante esté el Séptimo o el Ochenta de Caballería. Cuando se lo piensa no es el Madrid. Pensárselo es salir más pendiente del rival que de hacer lo que sabe: ‘tós p’alante’ y que sea lo que Dios quiera. Porque soy el Madrid. A menudo Dios quiere. Que gane el Madrid, digo. Y si no quiere se va tan pancho. Después de tirar 15 córners, 20 veces a puerta, ganarse seis tarjetas y que la defensa rival acabe con el rímel corrido.
Pero bueno. Lo que me pregunto, y nadie me contesta, es cómo aquel Madrid imperial de agosto se ha ido evaporando, metáfora que se concretó ayer. Aquel Madrid le hizo cinco (a uno, de penalti que no fue) al Barça en la Supercopa. Era verano. Ya. Y ahora acaba de entrar el invierno. El otoño madridista ya puso los pelos de puntita. La primavera pinta chunguísima. Cómo aquel equipo que también se zumbó al United, y tan ricamente, ha ido derivando en “esto” es algo que yo no me explico y nadie me explica.
Me encantaría hablar con Zidane. Pasaría por no publicar una sola línea. Mano a mano. ¿Pourquoi, Monsieur? Él es el que sabe de fútbol. Él es el entrenador del Madrid, luego el que mejor debe conocer los entresijos. Un café. La cosa no iba a cambiar, el Madrid seguiría habiendo perdido la Liga y oteando al PSG como Caperucita lo haría con King Kong: amarilla y con ojeras. Pero me orientaría. Vamos, supongo.
Por qué aquel Madrid formidable es una pena. ¿Usted lo sabe? Ruego lo comparta: @alacontra360. Gracias y felicísima Navidad.