Desde que de pequeñas empuñan un raqueta, tienen en su mente el mismo sueño: llegar a ser la número 1 del mundo. Muchas son las piedras en el camino y otras tantas las contrincantes que la superan. Pero el anhelo sigue siendo el mismo, cueste lo que cueste.
Esta temporada cinco de ellas han degustado las mieles de sentirse la mejor raqueta del mundo, en parte propiciado por la maternidad de Serena Williams, quien ha reinado en el circuito en los últimos años. Su ausencia de los torneos ha convertido la clasificación WTA en una anarquía sin una clara dominadora, donde la igualdad ha sido la nota predominante del año. Una situación que ha transformado cada competición en una incógnita cargada de emoción.
Símbolo de ello es el hecho de que haya habido cuatro ganadoras diferentes de Grand Slam (Serena Williams, Jelena Ostapenko, Garbiñe Muguruza y Sloane Stephens) pero también cinco tenistas diferentes han sido número uno: Angelique Kerber, Serena Williams, Karolina Pliskova, Garbiñe Muguruza y Simona Halep. Una posición que además ha sufrido siete modificaciones. Kerber y la menor de las Williams se intercambiaron dos veces el liderato en la primera mitad de año.
La tenista de Bremen comenzó en lo más alto de la clasificación, pronto fue desplazada por Serena Williams tras ganar el Open de Australia. Kerber recuperó el trono por inercia más que por méritos propios hasta que la checa Karolina Pliskova se lo arrebató tras Wimblendon por la pronta eliminación de la alemana. Garbiñe Muguruza ascendió a lo más alto tras el Abierto de Estados Unidos por la combinación de resultados. Posición que ocupó durante cuatro semanas hasta que la revalidó Simona Halep.
El 9 de octubre, tras alcanzar la final de Pekín, Halep se convirtió en la primera tenista rumana de la historia en ser número uno y la vigesimoquinta en liderar la clasificación mundial. Con solo un título esta temporada (Madrid), y a pesar de no conseguir avanzar a semifinales en el Masters de Singapur. Su consistencia a lo largo de los años le ha permitido retener el cetro mundial y convertirse en la decimotercera tenista de la historia en finalizar el curso en la cúspide. Aunque a la nueva reina del tenis aún le queda el reto de ganar un Grand Slam, su gran objetivo en 2018.
Desde la creación del ránking WTA en 1975, nunca se habían registrado estos datos en el mismo año. Para encontrar una temporada tan variada como la presente, en cuanto al número de tenistas diferentes que han subido al primer escalón del podio nos tenemos que ir a 2008. Cinco mujeres de cuatro países ostentaron la posición de privilegio: Justine Henin, María Sharapova, Ana Ivanovic, Jelena Jankovic y Serena Williams. Un año repleto de emoción que concluyó con Jankovic como líder.
Y es que en los últimos 42 años sólo en dos ocasiones ha habido tantas variaciones (siete) de número uno como en este 2017. En 1995, Steffi Graf vio cuestionado su imperio por Arantxa Sánchez-Vicario. Ambas se intercambiaron el cetro mundial durante toda la temporada. Finalmente, la estadounidense Mónica Seles logró acabar el año empatada con la leyenda alemana.
En 2002, Lindsay Davenport, Jennifer Capriati y las hermanas Williams batallaron hasta el final por terminar en la cúspide. En aquella ocasión lo consiguió Serena que ascendía por primera vez a ese tan ansiado número uno el 8 de julio. Parece ser que le gustó, ya que la menor de las Williams ha superado ampliamente las 300 semanas en la cima.
Las mareantes cifras de este año han supuesto una clara demostración de la igualdad imperante que ha habido en el circuito WTA. Con 2018 a la vuelta de la esquina se presenta una temporada espectacular y vibrante. Vuelve a las pistas Serena Williams, la gran dominadora en los últimos años. Dos históricas como Maria Sharapova y Viktoria Azarenka también arrancarán desde el principio. Y junto a ellas, todas las jugadoras que han impuesto su ley en este 2017… ¡El espectáculo está servido!