El Barcelona no hará pasillo al Real Madrid. Y es una lástima. En realidad es una oportunidad inmejorable que pierden los azulgranas para demostrar su talante, su caballerosidad. Porque no nos engañemos, hacer el pasillo es algo que habla muy bien del que ha logrado el título, pero aún mejor del que, con honor y humildad, felicita al campeón antes de saltar al césped para después darlo todo y ganarle dentro del campo.

En el ambiente de trincheras en el que se vive hoy, más allá del fútbol incluso, un gesto como este es más conveniente. Por tolerancia, por honorabilidad y porque el fútbol es un deporte con un enorme potencial didáctico. Hace unos años se intentó replicar del rugby la ceremonia del pasillo al final del partido. Un gesto que algunos equipos han implementado, solo en las finales, y que en la mayoría de los casos ha caído en el olvido. En el rugby, cuando te colocas en el pasillo además de aplaudir a tu rival, le agradeces que haya dado lo máximo en el campo, porque eso te ha obligado a ti a emplearte a fondo y ser mejor jugador. Después de la ducha llega la hora del tercer tiempo, de tomar unas cervezas con gente que son adversarios, nunca enemigos.

Sin embargo, en las últimas horas hemos escuchado varias excusas para justificar que no habrá pasillo. «Nosotros no hacemos pasillos al campeón de una competición que no jugamos», ha sido el argumento utilizado por el club azulgrana para sortear la cuestión. Un síntoma implícito de no no saber perder, en este caso de no llevar bien no haber ganado y que lo haga el ‘enemigo’. Pero por encima de todo un síntoma inequívoco de que el fútbol se ha atrincherado debido a la opacidad de sus dirigentes y el mercantilismo que le gobierna. 

Comunicativamente hacer el pasillo sería una acción que le reportaría mucho al Barcelona a nivel de imagen. Un gesto muy necesario para la salud de un club que lleva unos años convulsos salpicado por temas políticos, escándalos tributarios y asuntos fiscales. En 2008, con Rijkaard en el banquillo y Puyol portando el brazalete, el Barcelona se plantó en el Bernabéu e hizo el pasillo. «El pasillo duele, pero el campeón siempre lo merece», declaró entonces el holándes. Un gesto lleno de seny que fue muy aplaudido. En 2010 Valverde, por entonces entrenador del Villarreal, hizo pasillo al Barcelona campeón del Mundial de Clubes ante Estudiantes de la Plata. Puro deporte.

En estos días Michael Robinson, un rival feroz en el campo y un caballero fuera de él, inició una campaña como celebración del décimo aniversario de su programa ‘Informe Robinson’. Una campaña en la que se ponía en valor la importancia del rival con el hashtag #Sinturivalnoeres. Su cadena de televisión ha apostado por seguir esa línea como claim de este clásico. Una propuesta ejemplar en la que habría encajado perfectamente ese pasillo cargado de sentido común y naturalidad. Lástima que el fútbol la haya perdido hace mucho tiempo.

1 Comentario

  1. Bravo!!! Muy bien descrito. Cierto que es una lástima la pérdida, en los clubs más mediáticos, de ciertos gestos que solo reflejan la nobleza y caballerosidad que los deportes de equipo tienen entre sus valores.

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