Desconozco la razón por la que alguien debería asumir que el presidente del Atlético de Madrid está cualificado para hablar del Atlético de Madrid. No es broma. Especialmente si se trata de teorizar sobre su papel como fenómeno sociológico, de lo que significa para sus aficionados o de su capacidad para emocionar. ¿Por qué deberíamos asumir que lo sabe? ¿Qué requisitos especiales tiene que tener hoy el presidente del Atlético de Madrid para poder hablar de ello? Ninguno. Cualquiera podría serlo. Bastaría tener el dinero suficiente. Es evidente que sería interesante que los dueños del Atleti conociesen todos los pliegues de un concepto bastante más poliédrico que un frío balance contable pero no tiene por qué ser así. No lo es. Dudo que Wang Jianlin o Idan Ofer sepan quién es el Pechuga San Román o por qué había un ramo de claveles tirado en una esquina del Calderón cada vez que el equipo disputaba un partido..
En un ejercicio de nostalgia bastante tramposo, el mundo del fútbol sigue tratando a los presidentes como aquellos señores de antaño que eran elegidos democráticamente por los aficionados (socios). No es el caso. Nadie ha elegido democráticamente a los dueños del Atlético de Madrid. Tampoco han llegado a esa posición por su capacidad de gestión o por un exceso de carisma. Sin entrar en otras consideraciones más complejas, lo son porque tienen mucho más dinero que yo. Nada más. Cualquier otra persona en las mismas circunstancias podría serlo. Cualquiera. En un escenario tan poco sugerente, el máximo accionista de una empresa podrá ser el dueño de la misma, colocar al presidente que le dé la gana y hasta hacer legalmente lo que quiera, pero nunca podrá erigirse como representante de los sentimientos de nadie más que de los de sí mismo.
La semana pasada nos encontramos en el número 69 de la revista Panenka unas declaraciones de la persona que los dueños del Atlético de Madrid han decidido nombrar presidente. Unas declaraciones que prefería no haber leído pero que desgraciadamente no me sorprenden. Entre otras lindezas, decía lo siguiente: “El fútbol no es romántico. Es una realidad social que expresan once jugadores contra otros once, y un tipo los dirige. Como la vida misma. El sentimiento en el fútbol se debe perder. El sentimiento o la fidelidad están muy bien, pero esto es un negocio».
Por aquello de poner en valor la educación que uno ha recibido, creo que es mejor que me ahorre los comentarios que me surgen respecto a que el presidente del Atlético de Madrid diga a sus aficionados que tienen que “perder el sentimiento”. Me limitaré a recordar que se lo está diciendo a gente que, viviendo en la misma ciudad en la que vive el equipo con más títulos del mundo, ese que lo gana todo y por el que se desviven todos los medios patrios, por una cuestión de sentimiento, prefieren dejar su dinero en el otro equipo de la ciudad. El que no les tiene en cuenta para cambiar el escudo o el que vende miserablemente a sus mejores jugadores. Se lo dice a personas que se prestan a llevar gratis una inmensa bandera rojiblanca desde Neptuno hasta el Calderón. A soportar el desdén de la mayoría poderosa sin ningún guiño solidario por parte del “Club”. Que llenan el estadio y baten el récord de abonos cuando el equipo juega (mal) en Segunda División. Que son capaces de aplaudir a sus jugadores después de perder una final de Champions. Que son impermeables a los exabruptos de analistas y dirigentes propios con tal de seguir animando a “su” Atleti. Que siguen acordándose de Melo o de Panadero Díaz a pesar de que los máximos accionistas del Club llevan años viviendo de espaldas a la historia que lo hizo grande.
No sé qué quería decir exactamente el presidente con esas palabras iluminadoras pero el día que el aficionado colchonero pierda el sentimiento tengo claro que el Atlético de Madrid dejará de existir. Lo hará porque el Atleti no tiene sentido más allá de ese sentimiento. Sin él, existen ya muchas opciones bastante más sugerentes. Bastante más cómodas, bastante más sencillas y bastante más rentables.
Pero es que incluso desde el punto de vista del “negocio”, que es lo que siempre se destaca desde el accionariado, me parece un error mayúsculo desconocer la principal motivación de tu “clientela”. En un mundo en el que la oferta es abrumadora y las diferencias entre las diferentes opciones empiezan a ser mínimas, cada vez son más importantes los conceptos que estudia el Marketing Emocional. Algo que, intuyo, deben desconocer en el despacho del presidente.
La gente no compra los dispositivos de Apple porque sean mejores que otros sino porque les hace sentir especiales. Lo hacen más allá de razones objetivas. Habría mucho que hablar si, desde la lógica, tiene sentido comprar más caro algo que técnicamente es igual (o peor), pero intenten convencer a los fanáticos de la manzanita. No hay nada más que echar un vistazo a las campañas publicitarias de la Lotería de Navidad para darse cuenta de dónde está el punto fuerte de esa industria. Una tienda de flores en un tanatorio es evidentemente un negocio, pero hay que ser muy estúpido, por no decir otra cosa, para regentarlo desde la insensibilidad o el puro sentido del beneficio. Le irá mucho mejor a su dueño si sabe que su cliente, en ese momento, no necesita la flor más cara ni la más bonita. Necesita la que más significado tenga para él.
Por mucho que los máximos accionistas no estén dispuestos a levantar la vista de su libro de contabilidad, sobre el que por cierto habría mucho que hablar, me niego a seguir su tesis. Me niego a aceptar también que estén habilitados para representarme hablando del Atleti. No lo están. Afortunadamente el sentimiento no puede dividirse en acciones con las que poder comerciar. Su valor se mide por la cantidad de sacrificio que estés preparado a hacer por él y quizá esté ahí la diferencia en la percepción. Quizás esté ahí también la razón por la que tengo tan claro que el día que no exista sentimiento en el Atlético de Madrid yo tampoco estaré allí.
Magnífico.
Hace tiempo que te leo y siempre encuentro en tus ideas algo interesante.
Por cierto, si ningún presidente está capacitado para hablar de su equipo nos encontramos ante el más incapaz de ello de la historia del fútbol. No sé si da más pena leerle, oirle o verle por televisión. Afortunadamente sale poco. Tan poco como para, siendo el dueño de un canal de televisión, dejar más espacio en dicho canal al equipo que comparte territorio, futuros aficionados, publicidad y otros ingresos con el de su «propiedad» y cuyos intereses debería defender. Lo dicho, un genio(y un figura, en el sentido castizo).
Saludos
No te conozco pero permite que te llame amigo. Firmaría cada una de tus frases, texto brillante y que sabe llegar al corazón.
Solo te rebato una: «cada vez son más importantes los conceptos que estudia el Marketing Emocional. Algo que, intuyo, deben desconocer en el despacho del presidente.»
Es curioso pero a la hora de llenarse la saca con nuevos abonados, saben utilizar perfectamente el marketing emocional.
Por otro lado debe haber sido difícil escribir este texto sin usar las palabras prescrito, colaborador, necesario,asociación, indebida etc… Se te tuvieron que pasar varias veces por la cabeza
Como dice la canción del Ultimo de la Fila: ¿Donde estabais entonces…?
Grande una vez más Ennio. Sabes expresar con nadie el sentimiento atlético. Lo de pelotejon… dejémoslo. Apliquemos la caridad cristiana pista no hacer leña de este pobre sujeto que balbucea tanta sandez. Lo malo es que nos lo tenemos que tragar…
Incluso
Un abrazo y feliz Navidad
Cuanta razón amigo. Yo me di de baja después de muchos años por la apropiación indebida del Club. Un Club que desde el fallecimiento de D. Vicente Calderón, ha perdido muchos valores. Con la llegada de Jesús Gil, y sus apariciones estultas en televisión, el Club perdió todo. Luego vino lo que todos sabemos. Me he vuelto a enganchar ésta temporada, pero cada vez que les veo, me revuelvo. ¿Por qué creéis que no va Gil hijo al campo? Por qué el abucheo sería estratosférico. Saludos.
Honestamente dudo que el neoatletismo narcotizado empiece a abuchear ahora cuando nunca lo ha hecho. Están refundando el club. Mucha gente dejó de ir cuando llegaron. Más se ha ido perdiendo por el camino, y hay mucho aficionado post doblete que o bien pasa o bien no sabe ni por dónde le viene el aire…
Cuanta razón tienes en casi todo. Sólo discrepo en lo de que te refieras a ellos como dueños. Y lo hago sabiendo que conoces el nitty gritty del particular, pero si no lo digo reviento. Serán directivos, o propietarios ilegitimos. Para ser dueño de algo, tienes que haberlo pagado o adquirido de forma legal. Algo que ellos no hicieron, y por lo que Supremo les lleva bloqueando las ampliaciones de capital desde 2003 gracias a los votos) que de forma desinteresada (y lo recalco) canaliza la Asociación Señales de Humo. Sé que es algo que conoces pero mucha gente no, y hay que decirlo hasta la saciedad para que cale. Más vale tarde que nunca..