Si el Real Madrid de Zidane es glamour, el Barcelona de Valverde es fiabilidad. No seduce, pero siempre tiene llena la nevera. Y eso, en una competición de la regularidad como la Liga, es una garantía. El técnico extremeño sigue afilando el equipo robusto con el que se encontró al llegar al Camp Nou al tiempo que consolida su incuestionable liderato.
Ante el Deportivo disfrutó el Barcelona un partido plácido. Posesión, territorialidad e… Iniesta. El capitán barcelonista saltó al campo con la chistera y la varita, realizando un partido repleto de magia con detalles técnicos deliciosos que hacían desaparecer a los defensas deportivistas sorprendentemente. En uno de esos gestos regaló un pase por encima de la defensa gallega que se acostó en los pies de Messi. Y el argentino, que ha mutado de aniquiliador a todocampista, cedió el gol a Luis Suárez, que empujó a la red el primer gol azulgrana.
El Deportivo, que cuenta con jugadores muy interesantes como Adrián, Emre, Adrián o Borges, se mostró intrascendente en ataque y frágil en defensa. Demasiado poco siquiera para inquietar. El segundo gol llegó en una recuperación que plantó a Messi ante la puerta, disparando al palo. Pero el rebote lo empujó a la red Paulinho, que se afianza como centrocampista con llegada. Pudo haber un tercero que debió subir, tras una rabona de Suárez que Rubén sacó desde dentro de la portería con la connivencia de Mateu.
A la vuelta del descanso, aún caliente por el gol no concedido, el uruguayo se desquitó en la primera jugada de la reanudación tras empujar a la red un delicioso pase por delante de la defensa blanquiazul de Sergi Roberto. De ahí al final el partido sirvió para ver cómo Messi torcía el gesto tras enviar tres balones al palo (ya suma 14) y fallar un penalti bien parado por Rubén a media altura y mano cambiada. Además se confirmó que Suárez es mejor rematador que pensador. Cuando el contexto le obliga a discernir, siempre resuelve atropelladamente.
El cuarto gol confirmó que Jordi Alba ha crecido con la salida de Neymar, al encontrar mucho espacio libre en su carrera. Precisamente una incorporación suya terminó con un disparo al palo que, una vez más, barrió a la red Paulinho. Curiosa la evolución del volante brasileño, que ha cambiado de mediocentro físico a mediapunta de llegada poderosa. El partido finalizó con un Deportivo lánguido que se llevó cuatro, debieron ser cinco, además de recibir cuatro balones a los palos.