No sé a vosotros, pero a mí cuando veo eso de «Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana…» y mientras suena esa icónica música de John Williams se me saltan las lágrimas. Me emociono, es así. Llamadme friki, pero las películas de Star Wars son mis favoritas, son especiales, únicas, me llevan a la infancia, me hacen soñar.
Siempre quise ser un Jedi, esos héroes de espada láser con poderes sobrenaturales que la fuerza les daba. También en otros momentos quise ser Han Solo, guapo, sinvergüenza, incorrecto, pero leal y el perfecto amigo. Darth Vader también ha sido un personaje en el que fijarse en muchos momentos, un ser oscuro, poderoso y ambicioso. He soñado en innumerables ocasiones con la princesa Leia, lo reconozco, El Retorno del Jedi me cogió en plena pubertad. Y ahora me identifico con Obi-wan-kenobi, alguien empeñado en enseñar la diferencia entre el bien y el mal.
Esta saga que es hoy un fenómeno de masas, nació de la mano de George Lucas el 25 de mayo de 1977 y no ha dejado de crecer desde entonces hasta convertirse en la franquicia del cine más exitosa y rentable de la Tierra. Cifras récord tanto en taquilla, con unos ingresos brutos de más de 6.300 millones de euros, como fuera de la taquilla. Según Fortune, el valor de la saga de ciencia ficción supera los 35.831 millones de euros. Merchandising de todo tipo, licencias por doquier, algo único y extraordinariamente rentable. El nombre de Star Wars es sinónimo de éxito, una marca con mayúsculas, una tendencia que guía a millones de personas, una revolución en la industria del cine.
Me he pasado mi infancia jugando con sus muñecos, esas figuras oficiales de la película que empezaron a venderse en 1977 con un éxito inigualable. Aún los guardo, y cada vez que los veo sonrío y, de vez en cuando, vuelvo a soñar. Star Wars ha pasado de padres a hijos, varias generaciones que siguen soñando con volar en el Halcón Milenario o pelear con una espada láser. En mi casa es así.
Ante eso, está claro que cualquier marca que quiera venderme algo sólo tiene que acercarme al mundo Star Wars, así de simple, así de fácil. Creo que los grandes ejecutivos del mundo del cine lo saben bien y también creo que, como yo, hay muchos. Por eso en el año 2012 Disney compró Lucasfilm pagando 3.125 millones de euros, resucitando la saga y buscando aprovechar todo su potencial para llegar a todos esos consumidores, los existentes y los del futuro.
La marca Star Wars es por sí sola un gran negocio, conecta espectacularmente bien con las personas (los consumidores) haciendo que las marcas que se asocien a ella sean más cercanas y queridas.
Juguetes, pijamas, camisetas, libros, cerveza, hamburguesas… todo tipo de productos que desde que se estrenó por primera vez la película han hecho un gran negocio alrededor de ella. Ya en los 80 pudimos comprar el Happy Meal de McDonald’s o las cajas de cereales de Kellogg’s con las imágenes de R2D2, C3PO, Chewbacca o Luke Skywalker.
Ya más tarde, cabe destacar a Lego, con más de 46 artículos alrededor de la saga que equivalen a más de 20.000 piezas o su videojuego, que acumula unas ventas de más de 13 millones de euros.
También tiene mucho que agradecer Volkswagen, con la que es para mí una de sus mejores campañas de publicidad de la historia.
Pasan los años y sigue funcionando la fórmula. Hace unas semanas se estrenó la nueva película de Star Wars, Los últimos Jedi y, en sólo unos días, se han recaudado 700 millones de dólares en todo el mundo.
El estreno ha hecho que varias marcas aprovechen este momento para lanzar líneas exclusivas con productos alrededor de la película: desde juguetes de todo tipo (acérquense a cualquier tienda Disney), a unas zapatillas Adidas de edición especial que en su punta tienen la figura de Darth Vader. Productos extraños como la marca de maquillaje Covergirl con sus máscaras para pestañas Dark side y Light side. O marcas de lujo como la norteamericana Devon Works, que lanzó una línea de relojes basada en el lado oscuro con el lanzamiento de 500 relojes exclusivos con un precio de más de 28.000 dólares.
Uno de las marcas que en España ha sabido aprovechar mejor el tsunami de Star Wars es Movistar. Son un gran ejemplo, conectando especialmente bien su producto con el contenido: la creación del canal Movistar Star Wars con contenido continuo de la saga, el patrocinio del estreno oficial, la creación de una exclusiva exposición en la Fundación Telefónica en el Flagship Store, el anuncio protagonizado por deportistas patrocinados por Movistar con Gisela Pulido, Ramos, de Gea, Koke, Isco, Busquets y Maverick y un largo etcétera de acciones, todas ellas brillantes, creíbles y conectadas al negocio.
Muchas más marcas veremos estos días acercándose a sus consumidores aprovechando que Luke Skywalker regresa a la gran pantalla; Duracell, Philips, Wilkinson o compañías de toda la vida como Correos, que lanza unos sellos conmemorativos con motivo de estreno.
Seguiremos disfrutando los próximos años de más aventuras, será continuo y probablemente muy criticado por los puristas de la saga, pero lo que sí es seguro es que los equipos de marketing de multitud de marcas lo agradecerán y seguirán aprovechando para vender más y mejor.
Larga vida a la saga de Star Wars, larga vida a George Lucas, larga vida a Disney… y que la fuerza os acompañe.
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