A pesar de su prematuro adiós en el Torneo de Maestros por una lesión en su rodilla derecha, Rafa Nadal ha firmado una temporada de ensueño donde ha conseguido seis títulos y el regreso al trono del tenis mundial, aún vigente.
Ha levantado dos Grand Slams, Roland Garros y el US Open, haciendo que su palmarés crezca a 16 grandes. Solamente tiene a Roger Federer por delante (19) y ha dejado atrás a leyendas como Pete Sampras, Bjorn Borg o el propio Novak Djokovic, casi ausente en este año.
Pero eso no es todo, el balear ha llegado a la segunda semana de los otros dos grandes, finalista en Australia ante el suizo, y se quedó en los octavos del complicado Wimbledon. Ha ganado dos Masters 1000, Madrid y Montecarlo, y también se ha impuesto en otros dos de categoría 500, Barcelona y Pekín.
Triunfos a los que puso la guinda formando parte del equipo europeo que se llevó la primera edición de la Laver Cup. Su balance asusta. Nada más y nada menos que 67 victorias en 78 partidos disputados. Haciendo recordar a aquel joven con melena que asombró al mundo del tenis en 2005, donde levantó su primera “Copa de los Mosqueteros”.
“No acabé la temporada de la mejor manera posible, pero hubiera firmado el año que he hecho antes de empezar. Mi rodilla no tiene que estar apunto ahora el objetivo es dentro de un mes”, dijo el de Manacor en un acto con Telefónica.
Enterrado por unos y retirado por otros, la vuelta a la élite de un deportista como Rafa Nadal solamente era cuestión de tiempo. Lo mismo ha ocurrido con Roger Federer. Nadie apostaba por ellos. Y sin embargo se han repartido los cuatro grandes. Además, ambos han subido al primer y segundo escalón del podio mundial. Respondiendo así a los que no confiaban en ellos.
“El año de Federer ha sido fantástico. Es muy difícil jugar al nivel que ha jugado sin haber disputado tantos partidos para tener el ritmo adecuado. Tener la capacidad de ganar prácticamente cada vez que vuelves a jugar tiene un riesgo muy grande”, confesó Rafa, mostrando la admiración que profesa al tenista de Basilea.
“Pero yo tengo 31 y no 37. Hago mi carrera y él hace la suya . Hago lo que creo que me tiene que ir mejor. Siempre consultando y decidiendo con el equipo que tengo al lado. Dejándome aconsejar por médicos, entrenadores, preparadores físicos. Juntos llegamos a un acuerdo de lo que es mejor para mi cuerpo y mi tenis”, resaltó.
Nadal no se cansa. Tampoco conoce límites. Atesora una ambición infinita. Nunca se da por vencido, por eso sólo ha disfrutado de dos semanas de vacaciones antes de volver al trabajo. Su rodilla maltrecha debe estar a punto para comienzos de año.
“Terminé la temporada con lesiones y hace falta que pase tiempo para que me recupere bien. Esta semana vuelvo al trabajo. Necesito empezar de nuevo. Intentaré jugar en Abu Dabi, Brisbane y Australia. Ese es el objetivo y la situación ideal. Voy a intentar hacer que esto pase”, afirmó.
Esa ambición es la que le permite ser el mejor dentro de la pista pero también fuera de ella. Rafa se ha convertido en uno de los mejores deportistas de la historia del deporte español, no solo por sus éxitos deportivos sino por los valores que transmite. Por cómo se comporta en las victorias y, sobre todo, en las derrotas. Por cómo afronta la vida. Nadal equivale a deporte. Es una historia interminable. El rey de la tierra batida ya espera con ansias el 2018.