Asimilado el hecho de que ya es humanamente imposible seguir toda la producción para televisión que se hace actualmente, el reto es ahora saber acertar. Son tantas las fuentes y tan numerosas las propuestas que la tendencia suele arrastrarnos hacia los espacios ya conocidos pero merece la pena adentrarse un poco más allá de vez en cuando. Por ejemplo en esa esquina llamada Amazon Prime Video que no todo el mundo conoce. El gigante estadounidense decidió hace unos años crear una plataforma de video en streaming y nutrirla con producción propia pero, a pesar de su evidente potencial económico, el desembarco en el mundo audiovisual está siendo bastante discreto. Casi clandestino. Ahí, está la aclamada Transparent, esa extraña adaptación de una de las obras más curiosas de Philip K. Dick (The Man in The High Castle) o una interesantísima “comedia” británica (y feminista) llamada Fleabag, pero ahí también está la serie que más me ha sorprendido en este 2017 que ya se nos va. The Marvelous Mrs. Maisel.
Llegue a ella por casualidad, que es la mejor forma de llegar a las cosas que te tocan la fibra. Navegando por la coqueta plataforma de la cadena reparé en el animoso cartel y vi que se trataba de una nueva producción ambientada en el Nueva York de los años 50. Uno de mis lugares favoritos. Probé. Tres cuartos de hora más tarde, que además se habían pasado volando, noté que estaba sonriendo y que tenía ganas de ver el siguiente capítulo. Para entonces ya me había conquistado ese cuento de judíos acomodados en el Upper West Side. Ese delicioso retrato del Nueva York más cinematográfico.
¿De dónde había salido una cosa tan bien hecha? Tenía truco. Miré el nombre que se escondía detrás y resultó ser el de Amy Sherman-Palladino. Los más maduros reconocerán en él a la creadora de esa mítica referencia de la televisión contemporánea que fue (y es) Las Chicas Gilmore.
La historia de la serie es muy simple pero a la vez muy compleja. Miriam Maisel (Midge), es una joven judía, hija de una familia de clase media alta, felizmente casada con un respetable miembro de la “colectividad” y con dos hijos pequeños. Vive en un inmenso apartamento con vistas al río Hudson y su marido, hijo a su vez de otra familia judía de clase media alta, es un prometedor ejecutivo de la empresa familiar, además de aficionado a la stand-up comedy. Una afición a la que dedica muchas de sus noches y en la que siempre estuvo acompañado por su fiel esposa. Por circunstancias de la vida (es mucho mejor verlo a que yo se lo cuente) Midge acabará separada de su marido (un drama en un entorno familiar tan cerrado), aturdida y, casi por casualidad, enganchada al mundo subterráneo de la comedia americana. No se apuren por los espoilers porque no les he contado ni la mitad del primer capítulo.
La gracia en cualquier caso no está tanto en la historia sino en unos diálogos acelerados e ingeniosos, y en los personajes que por allí aparecen. Empezando por el de su protagonista. Una irresistible Rachel Brosnahan que ya nos maravilló en House of Cards, con aquel personaje de prostituta manipulada que acabó tan mal, y que ahora, gracias a Mrs. Maisel, empezará a recibir premios (acaba de ser nominada a los Globos de Oro). Está además muy bien rodeada. Sus padres son fantásticos. Ese matemático de Columbia árido y genial (mi favorito) y esa madre judía maravillosamente estereotipada. Ahí están también sus suegros, sus amigas, su socia, sus colegas, la criada, la quiromante de su madre o muchos otros personajes esporádicos. Todos puntúan muy alto.
Es una comedia amable y bastante blanca pero con ingeniosos chispazos de irreverencia. Tiene tanto tufo a cine clásico que me encantaría vivir en ese universo neoyorquino de garitos beatnik, diners coloridos, apartamentos vintage, chicos en traje y chicas enfundadas en apretados vestidos de color pastel. Un lugar en el que siempre suena Swing o Bebop (la banda sonora, por cierto, es gloriosa). Una comedia judía donde el elemento hebreo está más que presente. En primer plano pero también en los detalles más sutiles. Como ciertos dejes en el acento, algunas palabras curiosas o el omnipresente Mezuzah que vemos en todas las puertas.
Lo malo es que la señora Maisel nunca sabrá que estoy locamente enamorado de ella. Lo bueno es que Amazon ha confirmado una segunda temporada.
Me la he acabado en dos días y estoy totalmente de acuerdo contigo. Una maravilla de producción. Una estética preciosa, rápida y muy agradable. Los estereotipos acertadísimos. Totalmente enamorada yo también. Saber que tendrá continuidad me ha llenado de alegría
Efectivamente, me ha encantado tu opinión. A mí me ha encantado la serie y por eso en mi blog también he querido destacarla y comentarla (¡me encantaría que me dieras tu opinión también en mi blog!). Es algo nuevo y diferente, una comedia de época sobre una mujer monologuista ¿dónde se ha visto algo parecido? La escenografía y producción como dices es excepcional. A mí me ha impresionado mucho la puesta en escena y sobretodo Rachel Brosnahan que está espectacular. ¡Ella ha sido un descubrimiento para mí!
[…] a un lado el drama, The Marvelous Mrs. Maisel, primera serie emitida en streaming que gana este premio, ha sido la encargada este año de hacer […]