En pocos días voy a perder mis dos títulos mundiales, uno a uno. Sólo porque he decidido no ir a Arabia Saudí, por no jugar con las reglas de otros, por no llevar abaya, por no tener que ir acompañada cuando estoy en la calle y no sentirme una criatura de segunda«. Esta es la denuncia que Anna Muzychuk, campeona del mundo de ajedrez, ha publicado en sus redes sociales para explicar su ausencia en el Mundial de ajedrez. La dignidad no se compra con títulos ni con dinero.
La ucraniana, de 27 años, ha renunciado a participar en la cita saudí que se celebra estos días (26-30 de diciembre) y por ello no sólo no podrá revalidar su corona universal sino que también perderá los dos títulos ya conseguidos. El Mundial reparte un total de dos millones de euros en premios, de los cuales 250.000 son para las ganadoras, circunstancia que tampoco ha hecho dudar a Muzychuk.
“Estoy dispuesta a defender mis principios y saltarme un evento donde en cinco días iba a ganar más dinero de lo que consigo en 12 torneos juntos. Todo esto es muy molesto, pero lo más molesto es que a casi nadie le importa”, insiste la Gran Maestra en su denuncia.
Cabe recordar que la legislación en Arabia Saudí no permite a la mujer desplazarse sola fuera de casa y está obligada a ir siempre con un acompañante masculino (mahram), Además, están obligadas a llevar la abaya (una túnica negra) y un velo que deja solo al descubierto la cara. Deben cuidarse de relacionarse con hombres que no sean de su familia, no pueden practicar deporte en público ni entrar en un cementerio ni darse un baño en la piscina de un hotel. Éstas están solo reservadas a los varones.
La designación de Arabia Saudí como sede de este Mundial levantó ampollas desde el minuto uno de su concesión. La precaria situación de la mujer en el país asiático, las condiciones que ponían a las jugadoras para acudir al evento y las complicadas relaciones diplomáticas del país hicieron saltar las alarmas. De hecho, siete ajedrecistas israelíes tampoco están presentes en la cita ya que no se les han concedido los visados de entrada [Arabía Saudí no reconoce al país hebreo].
La Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) alegó en su defensa que la designación saudí se hizo porque no se habían presentado otras alternativas para albergar el acontecimiento. Ahora, el problema les ha estallado en la cara, pese a que las más importantes figuras del ajedrez (Carlssen, Karjakin, Anand…) sí están presentes. La dignidad y la justicia, no.