No se sabe nada de Richard James Edwards (Caerphilly, Gales, 22 de diciembre de 1967) desde el uno de febrero de 1995. Ese día, Edwards y el vocalista de la banda galesa, James Dean Bradfield, tenían que haber volado juntos a Estados Unidos para empezar una gira con Manic Street Preachers. Pero el letrista no apareció. Durante las dos semanas anteriores, Edwards estuvo retirando del banco doscientas libras al día, sumando unas tres mil libras hasta el día en que nada más se supo de él. Raro.
[spotifyplaybutton play=»https://open.spotify.com/track/55ol0W7FtPHP3cC8qXm1xU»/]
El día de su desaparición salió del hotel London Embassy a las siete de la mañana y se sabe que después se fue en coche hasta su casa en Cardiff. En las dos semanas siguientes dicen que fue visto en Newport, en la oficina de pasaportes y en la estación de autobuses. También, al parecer, un taxista de Newport le recogió uno de esos días en el King’s Hotel de la misma localidad y le llevo hasta Blackwood, el pueblo donde creció. A los quince días de haberse esfumado, el coche de Richey, un Vauxhall Cavalier, fue multado en la estación de servicio de Severn View, y dos días después el vehículo recibió una denuncia por abandono. La policía, en sus investigaciones, comprobó que, efectivamente, el coche de Edwards había sido utilizado en los últimos días.
Han ido pasando los años y Richey James Edwards ha sido visto en la India, en Fuerteventura, en Lanzarote… Pero nunca se ha probado ni confirmado nada. Algunos piensan que fue asesinado. Otros, que se suicidó. En 2008 la justicia británica lo declaró, a efectos legales, «presunto muerto».
Edwards sufría una continua y profunda depresión y un conocido desequilibrio mental. Todavía se recuerda la discusión que mantuvo con el periodista inglés Steve Lamacq, del New Musical Express: Edwards respondió a las críticas de Lamacq tatuando en su brazo, ‘4 Real’, con una cuchilla de afeitar que llevaba en el bolsillo. Diecisiete puntos de sutura. Y no era la primera vez que se cortaba, o que apagaba cigarrillos sobre su cuerpo. No comía, estaba al borde de la anorexia y tenía un serio problema con el alcohol. Después del lanzamiento del álbum Holy Bible, al que pertenece este She is Suffering, un trabajo dramático, rebelde y desesperanzado como las letras de Edwards, estuvo internado en un hospital psiquiátrico. Nada más salir de aquel centro, en su última aparición con los Manic Street Preachers, en el London Astoria, la banda terminó rompiendo el equipo, las luces, todo. Ese día, Richey rompió su guitarra cuando estaban terminando You Love Us.