Corea del Norte se ha saltado el plazo establecido por la Unión Internacional de Patinaje (ISU) para inscribir en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang 2018 a sus dos atletas clasificados para la cita surcoreana. Los patinadores artísticos Ryom Tae-ok y Kim Ju-ik, los dos únicos deportistas norcoreanos clasificados, no estarán finalmente el próximo 9 de febrero en Pyeongchang, un noticia inquietante para los organizadores, que esperaban un gesto desde el lado norcoreano.
Haciendo memoria hay que recordar que el régimen de Pyongyang no permitió a sus deportistas tomar parte en los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988, los cuales animó a boicotear. Tampoco los norcoreanos tomaron parte en los últimos Juegos de Invierno que se celebraron en la localidad rusa de Sochi en 2014. Todo esto ha aumentado la tensión, hasta el punto de que el ministro de la Unificación surcoreano, Cho Myoung-Gyon, advertía que «si el Norte realiza un nuevo acto de provocación en un momento en que los Juegos Olímpicos son inminentes, eso podría significar un golpe fatal». Precisamente hace unos días Corea del Norte probó su último misil, un proyectil balístico intercontinental capaz de alcanzar cualquier lugar del territorio continental de Estados Unidos.
También hace unos días la Asamblea General de la ONU aprobaba una resolución instando a las dos Coreas a respetar una tregua olímpica durante los Juegos de Invierno. Corea del Sur sigue técnicamente en guerra con Corea del Norte, porque nunca se ha firmado un tratado de paz tras la Guerra de Corea (1953) sino solamente un armisticio. El presidente de la Asamblea General de la ONU, Miroslav Lajcak, admitió que «es evidente que el deporte por sí solo no va a parar una guerra», pero señaló que «garantiza la paz mejor que un arma porque construye, en lugar de destruir, y une a la gente, en lugar de mandarla lejos a luchar por su vida».
Los Juegos de Pyeongchang se celebrarán entre el 9 y el 25 de febrero, un periodo del calendario siempre inquietante en la franja coreana. La razón la explicaba un asesor del presidente Moon Jae-In en una conferencia de prensa sobre la seguridad del evento deportivo: «Tenemos los Juegos en febrero y los Paralímpicos en marzo, mientras que Corea del Norte celebra sus maniobras de invierno entre enero y febrero, y en marzo Corea del Sur y EEUU hacen sus ejercicios anuales». Razones que explican el temor a que Corea del Norte realice ensayos hostiles de algún tipo durante los JJOO.
Precisamente esta semana el vicesecretario general responsable de los Asuntos Políticos de la Organización para las Naciones Unidas (ONU), Jeffrey Feltman, ha viajado a Corea del Norte. La visita se prolongará hasta el viernes y tiene como objetivo establecer un encuentro con las autoridades norcoreanas para tratar el tema de los lanzamientos de misiles. Feltman hablará con el ministro de Asuntos Exteriores norcoreano, Ri Yong Ho, el viceministro Pak Myong Guk y con la delegación de la ONU en el país para tratar de lograr algún acuerdo efectivo.
Analizando el historial bélico de Corea del Norte en las vísperas de eventos deportivos protagonizados por Corea del Sur, los antecedentes no invitan al optimismo. En el año 2002, mientras Corea del Sur disputaba el partido por el tercer lugar del Mundial de futbol que co-organizaba con Japón, dos embarcaciones con bandera de Corea del Norte invadieron aguas surcoreanas en el Mar Amarillo y abrieron fuego contra la guardia costera, con un resultado de cuatro muertos. Antes, en noviembre de 1987, a ocho meses del comienzo de los Juegos Olímpicos de Seúl, dos agentes norcoreanos colocaron una bomba en un Boeing 707 de Korean Air que explotó en el Mar de Andamán. Un atentado que costó la vida a las 115 personas que iban a bordo. Corea del Sur teme alguna nueva intervención del inefable Kim Jong-un.