Sufrió la final con el corazón encogido, como sólo puede hacerlo un hincha, un fanático irreductible, de los que siente al equipo y al club, lo padece en las decepciones y lo disfruta sin freno en las victorias. Que Ariel Holan, antiguo técnico de hockey, sea el entrenador que ha llevado a Independiente a dar una vuelta olímpica siete años después es pura anécdota, algo circunstancial. Lo importante para Holan es que el Rojo, su Rojo, vuelve a festejar.
Y lo hizo en uno de los templos del fútbol, en Maracaná. Antes, sólo un equipo sudamericano había sido capaz de dar la vuelta olímpica en este mito de cemento. Independiente, claro. Fue en la Supercopa Sudamericana de 1995. Ahora tocó la Copa Sudamericana. No es el torneo más importante del mundo, ni siquiera el principal en Sudamérica. Da igual. Ahora mismo es el torneo más importante que puede haber para Independiente, uno de los clubes más grandes de América, una entidad de historia centenaria y que hace apenas cuatro años sufrió el peor castigo que puede padecer un club que se siente inmortal, el descenso a la B.
Se recuperó del momento más negro de la sociedad para festejar su 17º título internacional, entre los que sobresalen sus siete Copas Libertadores. Más que nadie. Cuatro de ellas conquistadas en fila (1972, 73, 74 y 75), algo que nadie más logró. Porque Independiente nunca perdió una final de la Libertadores. Esos 17 títulos, a sólo uno del récord de Boca, se completan con 3 Copas Interamericanas, 2 Supercopas Sudamericanas, 2 Copas Sudamericanas, 1 Recopa Sudamericana y 2 Intercontinentales (1973, contra la Juventus y 1984 ante el Liverpool). Porque el Rey de Copas también fue Rey del Mundo.
Ha dado vueltas olímpicas en diez países diferentes, Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay, Venezuela, Honduras, Guatemala, Italia y Japón. Celebró títulos en Sudamérica, Centroamérica, Asia y Europa. Y subió a la Luna.

Porque se cuenta que hasta allí subió un banderín con Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins. Antes del viaje del Apolo XI, Héctor Rodríguez, por entonces secretario de Cultura y Relaciones Públicas de Independiente, tuvo la idea de convertir en socios honorarios del club a los tres astronautas. A través de la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires les hizo llegar a los tres los carnets de socios (Aldrin, número 80.399, Armstrong, 80.400 y Collins, 80.401), indumentarias del equipo para sus hijos y tres banderines. Armstrong declaró en un posterior viaje a la capital argentina que uno de esos banderines viajó con ellos a la Luna.
Nunca estuvo más alto un escudo de Independiente, a quien la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol (IFFHS) lo eligió el mejor equipo argentino y segundo mejor de América en el siglo XX, sólo superado por Peñarol. El Real Madrid fue coronado el mejor del siglo pasado, con el Rojo en quinta posición.
Parte de esa gloriosa historia la vivió desde una posición preferente Boneco, un perro que se convirtió en amuleto del equipo en la exitosa década de los 70, que convivía en las concentraciones como uno más del plantel y acostumbraba a entrar en la cancha con los jugadores antes de los partidos con un banderín en la boca. «Era uno más del plantel, nosotros lo queríamos mucho y nos hacía muy bien que estuviera en los partidos», declaró Ricardo Pavoni, capitán de aquel Independiente y una de las glorias del club.

Boneco llegó al vestuario de la mano de Juan Carlos Malodín, Lolo, un indigente brasileño gravemente enfermo que lo adoptó y lo amaestró. «Un día entró Lolo al vestuario y nos comentó que su sueño era que Boneco entrara al campo con nosotros. En ese momento se permitía entrar con animales en la cancha, así que como él era un perro amaestrado no tuvimos problemas en aceptar», explicó Pavoni.
«En el mundo del fútbol las cábalas existen y son muy fuertes. Boneco era un talismán de la suerte y cuando nos falta sentimos su ausencia como la de uno de nosotros», contó Bochini, el mejor jugador en la historia del club. Porque Independiente podrá presumir de sus siete Libertadores, de sus 17 títulos internacionales o de haber llegado a la Luna. Pero nada será tan especial como haber disfrutado del fútbol de Ricardo Bochini. Otros tendrán más títulos o serán más ricos, pero sólo Independiente tuvo a Bochini. Y es que Bochini es Independiente.