Javieras. Así rebautizó en 1992 a Francisco Javier Imbroda Ortiz (Melilla, 8-1-1961), un genio lituano de la NBA llamado Šarūnas Marčiulionis. El cáncer (de próstata) tambien ha llamado a Javieras Imbroda por su nombre y apellidos, pero encontró por respuesta la más dura de las negativas. Medalla de bronce olímpica como técnico de Lituania en 1992, subcampeón de Liga española con Unicaja y Caja San Fernando, Imbroda, único entrenador que ha guiado a la Selección española hasta un triunfo (Mundial 2002) sobre EE UU ya con jugadores de la NBA narra para A la Contra su mas reciente experiencia vital, sus recuerdos… y sus proyectos.
– Hace dos décadas, a finales del Siglo XX, usted lanzaba a sus jugadores en la primera jugada de cada partido buscando el teórico punto fuerte de su propio ataque, en seguimiento de una vieja consigna de El Arte de la Guerra: «Ataca donde se defenderán con certeza». ¿Ha obrado de la misma manera ante el cáncer?
– Ja, ja… «Ataca donde son fuertes, donde se van a defender con certeza'».. claro, eso era buscando una primera respuesta del enemigo ante nuestros ataques, una respuesta inicial que nos iba a ayudar en las estrategias que íbamos a seguir a continuación. En efecto, al cáncer lo que hay que hacer es ponerle cara y ojos porque es un poco traidor, es una enfermedad inteligente. No te avisa. Después vas a tener soluciones, pero él no te avisa. Viene agresivo, como una visita no deseada y por sorpresa. Y entonces hay que contraatacar, claro.
– Ya lo hemos hablado, ya lo dijo Imbroda en carta pública y parece que los marcadores tumorales están normales. Cancer free. Para Javier Imbroda, ¿el futuro empieza ahora?
– Los marcadores están normales y el cáncer está eliminado en estos momentos. Eso, aunque aún tengo mi calendario de revisiones. He actuado con la mayor discreción porque no quería convertir mi enfermedad en una crónica semanal, aunque respeto a los que exteriorizan problemas similares. Con la carta quise aclarar y dejar ya todo un poco atrás. Si exteriorizas… tienes un desgaste mental brutal. Genera tensión constante, tienes que atender a requerimientos… pero siempre me propuse que el cáncer no me iba a postrar, que no lo iba a conseguir. Y he estado activo: dentro de un orden. Con mi Fundación, con el equipo de mi Escuela de Valores (donde tenemos más de 100 niños), que es el Forus-medacbasket y al que hemos ascendido a Liga EBA… También estuve en verano en la Academia de la ACB en Las Palmas con Aíto y Pablo Laso. Allí entrené. Como sabe, visité a la Selección de Scariolo en Benahavis… el viaje ha sido largo. No ha terminado, claro.
– No ha terminado, ¿eh?
– Desde que empecé a entrenar en 1984, en Maristas, desde que nos veíamos por Melilla.. pues sí que ha sido largo. Han habido una presión y un cumplimiento de una exigencia. Ahora hay que resumir el bagaje del largo viaje. Hoy nos toca casar con un mundo complicado que lo mira todo con luces cortas, que no vive con las luces largas. Ahora, en mi caso, toda esa presión no puede estar exenta de serenidad. Mi disposición siempre han sido las luces largas y todo lo que hago ahora… intento transmitirlo bajo el prisma de la serenidad, que es el gran bagaje después de estos treintaitantos años. Tengo todo eso que digo de mi vida, mi Fundación, esa serenidad, manejo adecuadamente mi situación económica… a partir de ahí, si todo eso lo ve bien alguien que esté interesado y cree que se puede transmitir con luces largas, pues aquí estaremos.
– El pasado verano, el Betis estuvo interesado en incorporarle a su staff de baloncesto ACB, ¿no es así?
– Fue así. Me reuní con Ramón Alarcón y Fernando Moral (Director General del Betis y Presidente de su sección de baloncesto), la idea era que ocupara un cargo de dirección en los despachos, no era para entrenar al equipo. Yo estaba aún dándome la quimioterapia, pero me reuní sin problemas. Me hacía ilusión. Iba dispuesto por todas las vivencias que he tenido en Sevilla (subcampeón de Liga y Copa con Caja San Fernando- CB Sevilla en 1999). No tenía problemas de concepto, estaba dispuesto… y ahí se quedó todo, ya no vinieron más. Después se vio que ellos pensaron que no. Lo entiendo, el Betis estaba ahí en una situación compleja en baloncesto, se debatía entre ACB y LEB. Yo, como digo, no vivo en la necesidad. Mantengo mi capacidad de poder elegir. Ningún problema. Luces largas, no cortas.
– Cambiamos. Yo quería hablar con Javier Imbroda de lo que significó para él su experiencia vital con la Lituania de 1992 en los Juegos de Barcelona y cómo le formó todo aquello.
– (Emocionado) Lituania en el 92… era el renacimiento de una nación, era todo una emoción… hay que distinguir dos partes. Una, la recuperación de esa nación después de una larga etapa de sometimiento terrible a la Unión Soviética. Eso, esa ilusión ya lo hacía todo atractivo. ‘Aquí estamos, existimos’, eso era lo que ellos querían decirle al mundo y que el mundo descubriera. Y número dos, la situación sin medios a la que nos enfrentamos en la Selección, a la que yo llegué (como ayudante del entrenador-jefe, Garastas y junto a Donnie Nelson), gracias a Sabonis y Homicius, a los que conocía porque se habían comprado pisos en Torremolinos. Fue Homicius quien me lo propuso. Bueno, pues cuando empezamos, en marzo de 1992, los jugadores, figuras mundiales como Sabonis y Marčiulionis me pedían perdón porque tenían que llevarse los balones desde sus casas y nos entrenábamos en campos con aros doblados y sin redes. Pedían disculpas, pero es que la Federación no tenía nada. Pero era como un sueño formar parte de todo aquello. Y…
– Y…
– Y ahí fue cuando creo que Saras Marčiulionis empezó a llamarme Javieras. Saras me preguntaba cómo era que el baloncesto español siempre tenía los mismos problemas. La única respuesta que yo podía dar es que técnicamente eran buenos, pero a nivel mental ya no era lo mismo. Creo que eso ha cambiado hoy. Fue una enorme enseñanza, algo inigualable como aprendizaje. Y ganamos el bronce a los rusos, al Equipo Unificado. Pero es que era casi imposible perder con aquellos jugadores… y con aquel Sabonis que entonces era un jugador único. Dominante, extraordinario. Fíjese que hasta hubo quienes fueron al podio a recoger la medalla de bronce en chanclas.
– Con las irrepetibles camisetas de Grateful Dead, que les financiaba y les había enviado Jerry Garcia, con ese esqueleto: ‘Scully’…
– Y con las chanclas… sí: extraordinario. Me siento afortunado de haberlo vivido. Tanto que quisieron que me quedara para dirigir al Zalgiris, cuando en la Liga lituana solo se admitía a un técnico extranjero. Pero yo ya estaba comprometido con Unicaja, era un nuevo reto y mi vida estaba en España, así que…
– Ahí vienen Unicaja, con aquella Liga que casi gana ese triple que falla Michael Ansley, los subcampeonatos de Sevilla con Andre Turner, el Real Madrid, la Selección con la primera medalla absoluta de los Juniors de Oro (bronce en el Eurobasket de 2001, Estambul), la primera y única victoria sobre EE UU, ya con jugadores de la NBA: tanto…
– También es para sentirse afortunado porque, ¿sabe?; he sido consistente en el éxito y durante muchos años, cuando lo normal es que se tengan altibajos. Fue muy complicada la gestión de la situación con la Selección y el Real Madrid al mismo tiempo. Se ganó aquella medalla de Estambul con unos jugadores de tanto talento, que después se han visto de qué eran capaces y después, en el Mundial 2002, para el quinto puesto, ganamos por primera y única vez hasta ahora a unos EEUU con hombres de la NBA. Salió mal al fin lo del Madrid por muchas circunstancias, pero sobre todo porque encargarse de las dos cosas a la vez resultaba ser una situación única. Insólita. Después ya vinieron Valladolid (Grupo Capitol) y Menorca donde al final ya sí mandaban las situaciones económicas.
– En Sevilla sudaba la gota gorda y tenía a pie de pista esa botella de plástico de Isostar rotulada en un esparadrapo con su nombre: Imbroda.
– Jajaja…¿dónde lo ha visto? ¿Se acuerda? Cada uno teníamos una, para que nadie más metiera los morros.
– ¿No le apetece ser Director Deportivo, ‘General Manager’ o Presidente de algo, como ha sido Phil Jackson en los Knicks, como fue Lolo Sainz, como tantos…?
– Uno es carne de cañón y de banquillos. Nunca dejas de ser entrenador. Nunca eres un exentrenador, siempre estás pensando en lo que se podría hacer ahí abajo, en esa o esta jugada. Ahora se está colocando a muchos jugadores recién retirados como directores deportivos y no es así, para todo tiene que pasar un tiempo. Por ejemplo, Prigioni no podía saltar casi directamente de jugador a entrenador, llevando solo su bagaje individual. Hace falta adquirir una visión más colectiva de las soluciones. Del mismo modo, es difícil que a un entrenador como Jackson le salga bien como presidente de operaciones. Siempre te ves en pista. Esa transición no es fácil. Pero es cierto que tú siempre crees que lo podrías hacer mejor y en fin, ahí estuvo lo del Betis. No sé, también puede haber excepciones.
– Una curiosidad. Como exseleccionador, como todo, ¿qué opina de las famosas Ventanas FIBA?
– Yo he dirigido en Ventanas FIBA, en la otra época, a finales del Siglo XX, cuando iba con Lolo Sainz. Pero ni les veía sentido entonces, que había un acuerdo, ni se lo veo hoy, que no lo hay. Un jugador es de su club y está en su club de septiembre a junio, más o menos. Para la Selección tiene julio, agosto y quizá comienzos de septiembre, también más o menos. Entre medias, en temporada, el jugador no está para la Selección, no tiene la cabeza para eso y si lo hacen ir, va pero de aquella manera, hay riesgo de lesión, etcétera. Juegas un sábado en Vitoria, después apareces en Bielorrusia el miércoles, al otro día en Ucrania… no hay descanso. En fin.
– A España no le ha ido mal, pese a todo.
– Eso es cierto. Ha salido bien porque se ha hablado mucho de tema y al final lo han aprovechado jugadores que previsiblemente no estarán después en la lista definitiva pero que gracias a todo esto sí han podido hacer reivindicación de su talento.
– Han cambiado mucho las circunstancias y la Selección española está casi al completo en la NBA. ¿No echa de menos Javier Imbroda alguna temporada en la NBA?
– Yo sí echo de menos haber entrenado a una Universidad americana en NCAA. La NBA no me gusta. La actual, digo. Ha terminado por concluir en una cosa que va dando pasos atrás. Al menos, lo que transmite está fuera de mis valores. Es una hoguera de vanidades, un compendio de ególatras. Ya conoce esas estadísticas que dicen que el 60% aproximado de los jugadores NBA de ahora están en la ruina a los cuatro o cinco años de dejarlo. Mi NBA es la de los años 80 y 90. Esta no me ilusiona, no forma parte de mi ideario. Reconociendo a sus jugadores de talento: que los hay, claro.
– ¿No pudo cerrar con ningún college de la NCAA, en su momento?
– En 2005 estuve por allí como unos 20 días, viendo los playoffs de la NBA y también contemplando algunas Universidades, planes y programas. Algo se habló. Pero es curioso que en lo que toca a técnicos, allí los fichajes están mucho más restringidos y menos abiertos que en lo tocante a jugadores.
– Un placer, Mr. Imbroda. Ataque donde el cáncer se defenderá con certeza, como diría el amigo Sun-Tzu.
– No se preocupe, nos hemos de seguir viendo…
Como siempre magnifica entrevista
Increíble entrevista!
Gracias!
Un periodista diferente que conocí en Sevilla hace 30 años; en las primeras temporadas del Caja San Fernando. Muy agradecido a cómo me trató y admirador de su estilo con mucha personalidad