Hacia Belén va una burra, rin, rin, yo me remendaba yo me remendé, yo me eché un remiendo yo me lo quité, cargada de chocolate…”.
“Navidad, Navidad, Dulce Navidad, la alegría de este día hay que celebrar…”.
Sí, ya está aquí. Sí, aunque parezca mentira, ya estamos en Navidad. Los villancicos, las luces psicodélicas de las calles, las cenas de empresa, las quedadas con amigos que ves de año en año; las reuniones familiares entrañables, y también las de “la tregua por Navidad”, los buenos deseos de tus vecinos al encontrarte en el ascensor, los amigos invisibles y, sobre todo, la publicidad navideña.
La publicidad en Navidad es ya una de esas cosas que, aunque parezcan intrascendentes en tu vida, se convierten en uno de los grandes temas de debate en tu día a día y uno de los momentos televisivos más esperados por todos los miembros de la familia ante el estreno de campañas como la de Loterías, Coca-Cola o Campofrío.
La publicidad en esta época se multiplica por mil, el incremento de inversión en cualquier medio de comunicación es asfixiante. Es el gran momento de consumo del año, todo vale, y aunque tus ahorros se encuentren en estado lamentable, es momento de consumir y no mirar atrás.
Llega la guerra Papá Noel vs Reyes Magos. Batalla que se produce en nuestro país entre el esfuerzo de respetar las viajes tradiciones o sucumbir a la globalización. Guerra que, aviso, no gana ninguno de los dos, ya que las grandes beneficiadas son las marcas. Cada vez es más habitual que en un alto porcentaje de las casas llegue tanto el adorable hombre de rojo como a los tres Reyes Magos llegados de Oriente.
La Navidad es una gran oportunidad para las empresas, una época del año increíblemente rentable que para algunas marcas que puede llegar a representar el 40% de sus ventas anuales.
Cantar, reír, ilusionar y sobre todo emocionar. La publicidad en Navidad tiene que emocionar para convencer, así de fácil, y a la vez, así de difícil. Tiene que conectar con los sentimientos más profundos de las personas, somos tremendamente predecibles en esta época del año. Necesitamos amor, nos puede la nostalgia, necesitamos a la familia, rebosamos solidaridad, el compromiso es máximo con todo lo que pasa a nuestro alrededor y nos convertimos en personas cercanas, y a veces, hasta simpáticas.
Yo soy muy fan de esta época, reconozco que soy de los que se ponen esos jerséis tan feos con motivos navideños y, siempre que me dejan, me pongo delante del televisor y consumo toda la publicidad que puedo. Soy fan del anuncio de El Almendro, que vuelve a casa por Navidad. Un clásico de la publicidad navideña que nació en 1983 y que habla sobre la unión las familias cuando están lejos. Todo ello, para luego llegar a casa y atiborrarse de turrón.
Soy muy fan de los anuncios de Loterías, pero ojo, no este año, tengo que decirlo: ¡Qué es eso de Daniel y Danielle! No lo entiendo, un alienígena que se reencarna en la modelo de una valla publicitaria y se enamora de un chico que está comprando lotería. No sé, no me llega, no me dice nada. Soy más fan del anuncio de 1998, del mítico calvo, ese personaje que era un símbolo de la esperanza navideña. O también del “Bar de Manolo”, donde media España lloró junto a Antonio pensando que también tenían alrededor amigos así. Y hasta del conmovedor Justino, ese personaje solitario que hace la vida feliz a la gente.
Soy entusiasta de los anuncios de Campofrío. Campañas de publicidad siempre positivas llenas de menajes de unidad, solidaridad y mucho humor…, y todo ello para vender embutidos, unos genios ¿no? Deseando ver lo que nos tienen preparado este año.
Soy muy fan de los anuncios de Coca-Cola, la marca de la felicidad que en estas fechas lanza mensajes de familia y alegría proponiendo hacer felices a quienes los rodean con mensajes positivos y llenos de esperanza. Este año destacan con una maravillosa campaña en la que nos cuenta que los españoles somos cercanos y todavía más en Navidad, que tenemos muchas cosas en común y estamos más cerca de lo que parece los unos de los otros. Brindemos por ello, con Coca-Cola, claro.
Y sobre todo este año, soy muy fan del anuncio de Famosa. Me sorprende el giro que han dado esta Navidad. El anuncio de estos juguetes es una de las piezas publicitarias por excelencia, todos somos capaces de canturrear la canción de este anuncio que apareció por primera vez en 1970 logrando conectar desde ese momento Navidad tras Navidad con niños y padres. Pues bien, este año han reinterpretado el icónico villancico de ‘Las muñecas de Famosa’ con un mensaje #JuegaConEllos, en el que anima a los padres a jugar con sus hijos ante la llegada de la temida adolescencia, y con ello, el olvido por los juguetes.
El ambiente navideño empieza hacer efecto, la publicidad llega a todos lados con ganas de emocionar y convencer que debemos ser felices, abrazarnos, ser positivos, querer a los unos y a los otros… pero sobre todo convencer de que compres sus productos, yo por lo pronto ya tengo mi décimo de lotería (a pesar de Daniel y Danielle), he comprado turrón, un buen jamón, algo de Coca-Cola, y las muñecas de famosa las esperamos en Reyes, o quizá, Papá Noel.