Anoche se entregaron en Sevilla los premios Ondas, esos premios tan astutamente creados por el grupo Prisa en su día para darse autombombo y también, por qué no decirlo, para premiar a algunos colegas en el pomposo nombre de la pluralidad y el periodismo. Se fundaron cuando se decía que todos los periodistas querían trabajar en El País. Hoy, sin embargo, con Antonio Caño al aparato y Juan Luis Cebrián retorciendo torticeramente su portada, El País ha aparcado su dignidad progresista para practicar un liberalismo ‘soroyizante que le hace perder lectores y credibilidad entre el gremio periodismo a un ritmo más propio del Ibex 35.

El caso es que en la gala de este año ha sido premiado un auténtico Tocapelotas, con mayúsculas. Uno de esos periodistas que no tendría hueco en El País de Caño. Su nombre es Xabier Fortes López. Este gallego lleva 28 años trabajando en Televisión Española, esencialmente en el centro regional de Galicia. Allí se esmera por contar las buenaventuranzas de su maltrecha Galicia y a denunciar con estoica paciencia los atropellos a los que es sometida por los políticos.

Conozco a Xabier desde hace 15 años. De hecho, le contraté como colaborador de AS para cubrir la información de su querida Pontevedra en una decisión que entonces molestó a mis jefes y ahora resulta que se dan codazos por colgarse la medalla de su fichaje para la hoja deportiva de Prisa. Teníamos en Pontevedra un redactor perezoso que colocaba en el AS la información con la que la gente de la ciudad había envuelto el pescado el día anterior con el periódico en su pueblo. Y un día, cansado de leer en el Diario de Pontevedra lo que sería noticia en AS 24 horas después, prescindí del perpetrante y me puse a buscar sustituto.

Xoan Barro, otro buen amigo y una leyenda viva del periodismo gallego y nacional, tanto da, me recomendó que llamase a Xabi, al que conocía. Y así hice. «Xabi, me pasa esto, ¿conoces a alguien que me pueda tener vigilada Pontevedra?», le pregunté. «Claro, ho… Yo mismo», respondió con naturalidad. Allí arrancó una amistad que se fraguó a golpe de teléfono, JBs en Santiago y columnas de opinión incómodas que siempre traían el bonustrack de alguna llamada del ‘homenajeado’ en cuestión por Fortes. Conocí, gracias a aquellos ajustes de cuentas de Xabi, a mucha gente peculiar y desarrollé una paciencia infinita de la que hoy abusan mis hijos.

Xabi tuvo su momento de gloria en Madrid cuando le dieron la oportunidad de presentar el programa de la noche en el 24 horas, el canal temático. Los que le conocíamos no le augurábamos larga vida en aquello porque nunca fue pesebrero servil, pese a su carácter de bonachón afable. Se topó con la intelligentsia casposa de Torrespaña y sus informaciones e invitados comenzaron a escocer desde muy temprano en según qué despachos. «¿Cómo te tratan los leones de la Moncloa, Xabi?», le preguntaba cada semana cuando hablábamos. «No comen carne gallega. A disfrutar mientras dure, meu amigo», me respondía socarronamente. Fortes fue una apuesta de Luis Fernández y Fran Llorente, probablemente en la etapa más ‘potable’ de la últimos tiempos en TVE. Pero, como sospechábamos, Xabi no duró mucho porque los Sergios Martín de turno ya andaban labrándose el futuro con su periodismo genuflexo donde Xabier había echado gasolina.

Fortes regresó a Pontevedra, aunque en realidad nunca se fue de Madrid. Se reinventó en una suerte de personaje a caballo entre Robin Hood y Pepito Grillo. Comenzó a denunciar la manipulación sovietizada del ente por parte del poder político y su figura se ganó tanta impopularidad dentro de la casa como respeto fuera de ella. Los que le conocemos sabemos que él nunca buscó reconocimiento. Lo suyo es más cartesiano. Cuando Xabi piensa que algo está mal, es jodido convencerle de lo contrario. Y después de meter el caballo de Troya en Torrespaña, decidió seguir vigilando los desmanes de las altas esferas

Aún hoy pelea junto a sus compañeros del Consejo de Informativos de Televisión Española cada día porque es un hombre de principios y porque no se perdonaría que Xabi, Dani y Mario (sus hijos) le echasen en cara que tiró la toalla. Para tirar la toalla hay que saber dónde la has puesto y me temo que Xabier, como servidor, es de los que no sabe dónde deja las cosas. ¡Menos mal que está su querida María! Entusiasta, paciente, terco, didáctico, profesional, cabezota, gallego cuando hay que serlo, pontevedrés las 24 horas del día, barcelonista y apóstol del hai que roelo, este tipo cargado de retranca es, sobre todo, un pedazo de periodista y un auténtico tocapelotas. Y yo brindo porque lo siga siendo por muchos años. Felicidades Xabier y viva Pontevedra, esta vez con razón. Noraboa amigo. Nos debemos un JB.

2 Comentarios

  1. Los premios Ondas no se fundaron por el grupo Prisa, sino por Radio Barcelona en 1953, mucho antes de que existiera El País. Que luego se instrumentalizaran, puede ser.

  2. Fermín, en un solo artículo me has confirmado todas las sospechas que tenía y que casi ningún periodista se atreve a poner negro sobre blanco, así debería ser el periodismo!, Gracias.

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