El fútbol es un fenómeno social. Consecuentemente no es impermeable a todo lo que influye en la sociedad: modas, tendencias, tecnología, etc…
De unos años a esta parte ha surgido como una panacea que garantiza supuestamente éxitos deportivos a todo aquel que lo ponga en práctica el llamado «entrenamiento integrado». Es decir, dominar los gestos energéticos en las situaciones del juego. Esta es la definición que aportan los que lo desarrollan y además no admiten ninguna alternativa. Digamos que sería ¨esto o el caos¨.
Es su “bálsamo de Fierabrás” que lo cura todo. Esta pócima mágica se componía de cuatro ingredientes: aceite, sal, vino y romero. Los inventores de esta nueva pócima se conforman con un ingrediente: El BALÓN. En torno a él está el milagro. Y entonces gritan entusiasmados: “Eureka” (lo encontré).
Por lo visto, se acabaron todas las dudas. Si el jugador en sus prácticas diarias está permanentemente en contacto con el balón entonces mejorará todas las acciones fundamentales del fútbol. Técnicas, físicas, tácticas, psicológicas, competitivas… Y llegará a la excelencia. Se pondrá en práctica en todas las escuelas de fútbol. Ya no habrá ingenieros, médicos, arquitectos… Todos seremos jugadores de fútbol.
Dicho esto vamos a poner un palo en las ruedas de este carro antes de que sus fanáticos cojan tanta velocidad que puedan tener un accidente. Vamos a la definición básica: se trata de dominar gestos en las situaciones de juego. Pero si el jugador está en contacto con el balón entre 2 y 3 minutos ¿en los 87 restantes que hace el jugador? Acciones “físicas” sin balón: corre, salta, gira, frena, etc.
¿Y esto como se mejora? ¿Como se desarrolla? Aplicando sistemas “específicos” de entrenamiento de Potencia Aeróbica, Fuerza Explosiva y Velocidad. Capacidades condicionales imprescindibles para el óptimo rendimiento del jugador, todas ellas heredadas del auténtico deporte rey: el Atletismo.
Si el jugador en los entrenamientos está en contacto con el balón, tiene que adaptarse a él y es imposible que alcance los picos de “alta intensidad” que requiere la competición. Recordemos la frase del gran Luis Aragonés: Se juega como se entrena. El resto es pura literatura. A Pep Guardiola y a sus seguidores, como profetas, les queda un largo camino. En el fútbol está todo “inventado”.