Karim Benzema ha cumplido 30 años (Lyon, 1987) y ocho de ellos los ha pasado como protagonista de un debate sin aparente solución. ¿Es el delantero adecuado para el Real Madrid? No habrá argumento para convencer a los detractores de que Benzema no aporta los goles que debería alguien que lleva el 9 en su camiseta. Y no habrá razón que haga cambiar de opinión a quienes defienden que su importancia para el equipo va más allá de los goles marcados, que son muchos.
El mejor elogio que se puede decir de Karim Benzema es que sabe jugar al fútbol, algo que no se puede asegurar de todos los futbolistas. Conoce el juego, sabe interpretarlo, entiende cuáles son las variantes adecuadas para cada situación, sabe moverse por diferentes posiciones de ataque y en todas ellas se maneja con soltura y solvencia. Sabe asociarse con sus compañeros, no reclama más protagonismo del que le corresponde y gracias a él Cristiano Ronaldo ha tenido una vida más sencilla en los últimos años. Y si Cristiano está cómodo, marca goles, y si Cristiano marca goles, el Real Madrid es feliz.
El principal problema de Benzema es que lleva el número 9 en su camiseta, dorsal que tradicionalmente, antes de que el marketing devorara los sentimientos, llevaban los delanteros centro de los equipos. Pero Benzema no es el delantero centro del Madrid, si por delantero centro entendemos al designado para marcar los goles. Desde que llegó al Bernabéu, ese papel le ha correspondido a Cristiano, más allá de que su posición teórica de inicio estuviera más cerca de una banda.
Esta temporada, el nivel de la crítica a Benzema ha aumentado y viene heredada en gran parte por la sequía que ha sufrido Cristiano en Liga. La teoría era que los goles que no marcaba Cristiano los tenía que marcar Benzema. Cuando el portugués ha mantenido su nivel, parecía que nadie echaba de menos los goles que ahora se le exigían al francés.
Hay aspectos que las estadísticas no podrán medir nunca, como es su influencia en el juego, su capacidad para conseguir que sus compañeros jueguen más cómodos. Y Benzema lo consigue.
Pero si vamos a las estadísticas, Benzema, el séptimo goleador en la historia del Real Madrid, tampoco sale mal parado si lo comparamos, por ejemplo, con Hugo Sánchez, Raúl y Ruud Van Nistelrooy, tres de los goleadores más voraces que han pasado por el Madrid. Si nos vamos a las cifras globales de su carrera, Benzema marca un gol cada 141 minutos. Hugo Sánchez, durante su trayectoria en Europa, logró un tanto cada 140 minutos, mientras que Raúl marcaba cada 196 minutos. El rey en esta estadística de una trayectoria global de una carrera es Van Nistelrooy, que sólo necesitaba 125 minutos para marcar.
Si nos centramos en sus números en la Liga, Benzema marca cada 136 minutos, Hugo Sánchez cada 133, Van Nistelrooy cada 134 y Raúl cada 193. En la Liga de Campeones, Benzema anota cada 129 minutos, Hugo lo hacía cada 146 y Raúl cada 169. Aquí vuelve a mandar Van Nistelrooy, con un gol cada 109 minutos.
A LA CONTRA. Por Marcos Basadre
Hoy cumple 30 años Karim Benzema, el delantero convertido en gato por José Mourinho. Llegó al Real Madrid en 2009 —mira que ha llovido—; está aquí, pero muchos madridistas aún le seguimos esperando. Al final va a ser cierto que los gatos tienen siete vidas.
Sus defensores argumentan siempre que es un delantero diferente, que aporta mucho al equipo, que Cristiano Ronaldo se ha beneficiado de su juego. Acuérdate de la jugada contra el Atleti, te dicen, cuando, arrinconado en una esquina del Calderón, de espaldas, baila sobre tres jugadores rojiblancos y da el pase del gol de Isco.
A servidor le ha engañado pocas veces, aunque confieso que alguna sí he caído. Basta con preguntar a un aficionado del FC Barcelona por Karim, son todo halagos: «Si no lo queréis, mandadlo a Barcelona». No hay más preguntas, señoría.
Los que hemos crecido viendo a Hugo Sánchez, a Zamorano, a Ronaldo (el gordito), a Van Nistelrooy… ya no podemos más. Estamos cansados de esperar la conversión del siamés en doberman, algo que por otra parte nunca ha sucedido: normalmente, si naces gato mueres gato.
Tiene su mérito, eso es cierto y no se le puede negar, mantenerse tanto tiempo en el Madrid marcando pocos goles y fallando muchos. Siendo el 9, tenía que hacer 30 goles por temporada como poco. Los que lo defienden dicen que «sabe jugar al futbol», y yo no lo puedo negar, pero donde él juega lo que sirve es meter la pelotita entre los tres palos. Otra cosa es que Zidane decida ponerlo un día en el medio centro al lado de Casemiro; igual nos sorprendía a todos y llega a ser Balón de Oro, pero de delantero centro, de nueve, ya nos ha quedado claro que no lo va a conseguir.
Benzema lleva ya ocho años siendo el 9 del Madrid. ¡Ocho años! Llegó siendo un chaval de 22 y ahora tenemos a un hombre de 30, pero seguimos esperando a un delantero centro que nos levante del asiento cuando el balón va por el aire sabiendo que la va a cazar y la va a poner a dormir en la red; alguien que recoja un rechace y sepamos que va a estar en el sitio adecuado para enchufarla; que provoque un penalti; que se faje y pelee por un espacio; que las meta con la rodilla, con la cara, con la oreja si hace falta. Eso es un 9 del Real Madrid.
Hagan un rápido ejercicio de memoria y sean ustedes tan amables de recordarme tres goles fundamentales suyos en algún título de los conseguidos en esos años. Alguna actuación memorable, de esas que se recuerdan durante años en las cenas familiares y de empresa… No busquen, queridos. No la hay, no existe. Simplemente ha sobrevivido porque Benzema tiene siete vidas.
A pesar de todo, felicidades Don Gato.