El Atlético se despidió de la Liga de Campeones en Londres, pero donde en realidad comenzó a abandonar esta competición fue en el doble duelo con el Qarabag, un equipo tan entusiasta como limitado de fútbol y que cayó en Roma y no pudo cumplir con la otra parte del milagro que necesitaba el Atleti.
El 1-1 logrado contra el Chelsea en Stamford Bridge provocó que todavía duelan más los cuatro puntos que se dejó el equipo de Simeone en el doble duelo con los azeríes. Los dos únicos puntos que sumó el Qarabag en esta fase de grupos se los quitó al Atlético, cuyo siguiente destino es la Europa League. El dolor de la eliminación se disipará con el tiempo y las sombras que ahora oscurecen el camino darán paso a la ilusión de verse como uno de los candidatos a ganar el segundo torneo europeo.
Apostó Simeone por Fernando Torres como pareja de Griezmann en ataque y un centro del campo formado por Thomas, Saúl, Gabi y Koke. A los cuatro les amargó la noche Kanté. Logró el Atlético llegar en pie al descanso, con el marcador sin moverse, gracias en buena medida a Oblak, que lució guantes ante los remates ingleses. En ataque apenas dejaron nada los rojiblancos, agazapados atrás, como es costumbre, esperando su momento.
Y ese momento llegó en el segundo tiempo, cuando Fernando Torres prolongó un córner y Saúl cabeceó para batir a Courtois. Con media hora por delante el Atlético se encontró con el dilema habitual, buscar el segundo o intentar protegerse del empate. La solución fue la habitual, acercarse lo máximo posible a Oblak, que ganó en protagonismo a la misma velocidad que el Chelsea, liderado por un enorme Hazard y por un inspirado Cesc, comenzó una avalancha que si no se llevó por delante al Atlético fue por la capacidad de Oblak para quitarse de encima todos los balones que le llegaron. Todos menos uno, el que desviado por Savic acabó por equilibrar el resultado.
El partido continuó siendo del Chelsea, que buscó la victoria para asegurarse el primer puesto del grupo. Si no lo consiguió, más que por la resistencia del Atlético fue por la torpeza en el remate de Morata y Willian. El primero malgastó un mano a mano que desvió Oblak. El segundo remató por encima del larguero cuando tenía toda la portería para él.
Ese fue el único milagro que se produjo en Londres, que el Chelsea no ganara al Atlético.