El tiempo pasa; no lo parece.
En la Ciudad Deportiva cuentan que Ernesto Valverde mira desde hace días a Andrés Iniesta, su capitán, y no se lo puede creer. “No se ata ni las botas antes de salir a entrenar. Preocupado la verdad es que no le veo”, le dijo a un amigo hace unos días . “Se nota que para él es un partido especial, pero también que lo maneja como lo que es, un jugador especial”, se le ha escuchado al Txingurri. Para Valverde, el entrenador del FC Barcelona, el técnico con más partidos en Primera de cuantos están en nómina, lo de jugar en el Bernabéu, lo de visitar Chamartín representando al Barcelona por vez primer de verdad, no se le hace cuesta arriba pero en realidad, le resulta algo diferente. Pero resulta que cuando mira al vestuario y ve al capitán, cierra la puerta y escapa con sorpresa. “Tío, ¡están tan tranquilos!”, le dijo el miércoles a sus colaboradores, incrédulo.
Ayer le preguntaron al entrenador vasco por el de Fuentealbilla en rueda de prensa y confesó: “Es un jugador especial, diferente, que además le noto mucho más tranquilo que yo de cara a afrontar un partido. Es un seguro y, aparte de la impronta que tiene dentro del vestuario y con las aficiones, es un valor seguro. Lo estamos gestionando este año. Es verdad que está más cerca de la retirada que del comienzo. Sabemos el temor y el respeto que infunde en los rivales y para nosotros tiene mucho valor».
Con Ernesto, parece que haya vuelto el juego de seda. Hace un par de años, le preguntaron al manchengo. “Me he tenido que reinventar”, dijo para justificar su involución en el fútbol de Luis Enrique, cuando el centro del campo del Barcelona dejó de ser la sala de estar para convertirse en el pasillo del equipo. Corría tanto el Barça que no tuvo más remedio Iniesta que subirse a una moto. Perdió la pausa, pero no el sentido el juego. A punto estuvo de perder la taquilla. Acaba de renovar de por vida por el Barcelona. Él eligió una litera en la Masia y él elegirá cuándo y cómo se va del Barça.
El tiempo pasa, muy rápido, y no lo parece,
Por lo pronto, vuelve al Bernabéu. Jugará por 37ª vez contra el Real Madrid, como Messi y como Busquets, igualando a Iker Casillas, Hierro y Raúl. Será el partido número 25 de Liga contra el Real Madrid. No lo parece, pero el tiempo pasa. Está más calvo y más cano, claro, que el día que llegó. Ya ha llovido. Mira atrás y confiesa: “el Bernabéu impresiona”, dice al recordar la tarde del 2005 contra Zidane, Ronaldo y Beckham en la que dijo “¡Hola!”. Aquella noche no tuvo opción el Barça: “Las metieron todas y aprendí que el Madrid necesita muy poco para hacerte mucho daño”. Recuerda que una constante en este tiempo es la de Raúl machacándoles en el área: “Nos mataba siempre”. Y también la de que han ganado muchos partidos en Madrid. “Siempre les peleamos de tú a tú”. Y, por supuesto, la de que fue un rival enorme: “Tengo la sensación de que al haber competido contra equipos como el Real Madrid, al final te haces grande”.
Por eso, a Iniesta, en este penúltimo viaje a la capital, —“no tiene por que ser el último, ya veremos qué pasa”, dijo hace unos días— le pide la experiencia que el Barça sea muy Barça: “O jugamos bien, o sufriremos. Si hay un equipo que siempre nos puede ganar, ese es el Madrid. Así que será un partido igualado y difícil. Solo tengo una cosa clara: contra el Madrid hemos de ser valientes”. Avisa que, como siempre, estamos ante “un partidazo. Espero que bonito y que la gente lo disfrute”. Lo dijo durante la semana en rueda de prensa ante de hablar con A la Contra: “Lo más importante es lo nuestro, lo que vayamos a hacer. Es verdad que cuando preparas este partido, hay tantas luces alrededor, que no te dejan ver el fondo. El fondo es ver nuestras fortalezas, nuestras debilidades y las del rival. Y por encima de todo, potenciar nuestras virtudes”.
Sabe, porque el tiempo pasa y enseña, aunque no lo parezca, que hay un momento de los 90 minutos en el que “el Bernabéu te come, se hace muy grande”, y que en ese momento “o te miras y te dices, ¡eh, que somos el Barça y hemos venido a ganar! o estás perdido. En un momento dado, impone mucho y debes ser fuerte. Contra el Madrid no basta con hacer un buen partido. Te generan mucho”, avisa. Y recuerda: “¡Al Madrid hay que matarle!, escuché decir a Guardiola», confirmando algo que él siempre había pensado. Puede que por eso un día le ganaran por 5-0 o que acabaran 2-6 en el Bernabéu durante el tiempo que mandó Pep. Puede que no haya días más grandes: “Es difícil encontrar una tarde como esa. Fue algo difícil de repetir. Fuimos a por ellos y nos salió todo. Hay partidos en tu vida que no quieres que se acaben y yo viví uno en el Bernabéu. Solo por eso, para mí ese campo es un lugar especial”. Tan especial como el día que se abrazó a Messi cuando Leo era suplente. “Marqué, corrí a celebrarlo y él estaba calentando. Fue una sensación rara. Normalmente, Leo esta en el campo” .
Iniesta también estuvo en el partido del 2005, el día de Ronaldinho: “Fue un espectáculo”. Y en alguno menos recordado como el día que ganaron 3-1 antes de viajar a Japón a jugar la Intercontinental. Dicen que hasta entonces, aquel fue una de las mejores demostraciones de Andrés. Hasta la del año pasado. También hubo malos días. “Con el Madrid puede pasar de todo. Los Clásicos son un mundo en sí mismo”, dice. De hecho, también salió goleado. Pero eso, gracias a que el tiempo pasa muy rápido, a veces ni se acuerda.
Puede que sea por las veces que ha ganado en el Bernabéu, por los muchos títulos que les ha quitado a los aficionados madridistas, por lo que Andrés, Don Andrés, no acepte que en terreno blanco se le trate de manera muy diferente a la del resto de sus compañeros. No tiene la sensación de que le sirva de salvoconducto el gol en Sudáfrica, porque a fin de cuentas, sabe y así lo recuerda, que juega en el Barça. “Al final soy lo que soy… Nunca me sentí mal tratado, siempre note cierto respeto, pero entendería si les caigo mal, yo no tengo nada que reprochar, yo les respeto y entiendo que soy el capitán del Barça con todas las consecuencias”. Nada que recriminarles, pues, a los aficionados: «Son libres de sentir lo que quieran y de expresarse como crean conveniente. Hombre, siempre hay unos limites, pero…”, dice. “Para mí es un placer volver al Bernabéu y tratar de hacerlo muy bien intentando ganar al Madrid”.
Con el de hoy, serán 25 partidos de Andrés Iniesta, en Liga, contra el Madrid, el numero 12 en Chamartín. Hasta ahora, les ha ganado siete veces en la Castellana. Será por todo eso, precisamente por eso también, que el de Fuentealbilla tiene pase de leyenda en la historia del fútbol español.
“Bueno…” dice. Y reconoce. “La verdad es que el tiempo pasa muy rápido”. Excepto cuando Iniesta pide la pelota. Entonces, todo parece quedarse quieto. Incluso en el Bernabéu.