Si te acostumbras a vivir en un ático con vistas al paraíso, caer a un sótano oscuro, sin ventilación y con humedades, suele ser traumático. No es fácil de asumir pasar de vivir en la opulencia y hasta casi en el despilfarro a tener que contar los euros para poder llegar a fin de mes. Algo parecido a esto le sucedió al Valencia, que de codearse con los grandes de Europa y jugar finales de Liga de Campeones pasó, tras un importante proceso de degradación deportiva e institucional, a mirar hacia abajo en la clasificación para procurar no hundirse del todo.
Pero en sólo unos meses, el Valencia ha puesto todo del revés y ha transformado la depresión en felicidad. De no querer mirarse al espejo ha pasado a gustarse de nuevo cuando se ve.
Para obrar este cambio ha sido determinante la presencia de Mateo Alemany y Marcelino García Toral. Alemany es el director general del club desde marzo 2017 y Marcelino el entrenador que fichó para que reconstruyera el equipo.
Quizá la estabilidad de la entidad ha llegado porque los resultados son buenos o quizá los resultados son buenos porque la entidad es ahora más estable. O quizá todo esté relacionado y una cosa sin la otra no sería viable.
Lo cierto es que a estas alturas de temporada (11 jornadas), el Valencia suma 17 puntos más que hace un año. De ser 15º ha pasado a ser 2º, sólo superado por el Barcelona. Entre Zaza (9) y Rodrigo (8) llevan más goles que los marcados por todo el equipo una campaña atrás. Los 15 tantos logrados y 21 encajados hace 12 meses se han convertido en 30 anotados y 11 recibidos. El balance entre defensa y ataque resulta difícil de afinar. Y es que las cifras que ya exhiben los delanteros mejoran a las de toda la temporada anterior. Santi Mina, Munir y Zaza fueron los máximos goleadores de todo el curso, con seis tantos. Rodrigo se quedó en cinco.
Las siete derrotas sufridas en las primeras 11 jornadas de la 2016/17 se han transformado en ocho victorias, las últimas siete de manera consecutiva, y ninguna derrota. Y los tres empates fueron en el Bernabéu ante el Real Madrid, en Mestalla contra el Atlético y en la visita al Levante en el derbi de la ciudad. No está nada mal para empezar.
Entre el club y Marcelino limpiaron el vestuario y sólo ficharon los futbolistas que de verdad querían fichar y necesitaba el equipo. Se acabó lo de contratar jugadores de relleno a precio de estrella.
Salieron Enzo Pérez, Nani, Diego Alves, Negredo, Abdennour, Mangala, Cancelo, Orellana, Munir, Medrán o Mario Suárez. Llegaron Neto, Kondogbia, Guedes, Gabriel, Murillo o Andreas Pereira. Y se empieza a consolidar como un jugador más que interesante Carlos Soler. De los que se fueron, nadie se acuerda. La mayoría de los que han llegado están haciendo mejor al equipo. Y los que han resistido al cambio, como Parejo, están recibiendo los aplausos que se les negó antaño.
El resultado de todo es un conjunto sólido en defensa y que asusta cuando avanza hacia la portería rival. La frágil mentalidad de no hace mucho nada tiene que ver con la confianza que muestran ahora de poder alcanzar lo que se propongan.
La obra de Marcelino y Alemany empieza a tomar forma. La duda es saber si serán capaces de seguir por el camino marcado o se saldrán en las primeras curvas complicadas. También pudiera ser que en el camino del Valencia no hubiera curvas esta temporada.