Cuando me sienta invencible, pararé. No me siento invencible todavía. Tengo que continuar. Tengo que dejar una marca en mi deporte”, decía Teddy Riner en 2011 después de ganar su quinto título Mundial. Pero acaba de ganar el décimo, el pasado 11 de noviembre en Marrakech al superar en la final de la categoría de más de cien kilos al belga Toma Nikiforov y no piensa parar de momento. Riner fue el más joven campeón del mundo de la historia en 2010 con 18 años. Desde entonces ha conseguido al menos un gran campeonato por año. Diez veces campeón del mundo, dos oros olímpicos, siete años imbatido y 144 victorias consecutivas. Su última derrota llegó el 23 de septiembre de 2010 ante el japonés Daiki Kamikawa, que después sería campeón del mundo. Sus números son tan rotundos como el físico de 2,04 de altura y 135 kilos cuando está en forma.
El detalle de su peso cuando está en forma no es intrascendente. Después de ganar el oro olímpico en los Juegos de Río se dejó ir. Estuvo más de un año sin competir y tuvo que perder 25 kilos para ganar el pasado mes de septiembre su noveno campeonato del mundo, al que llegó desde abajo, teniendo que disputar más combates de lo acostumbrado porque, a causa de su inactividad, no era cabeza de serie.
Riner, nacido en Guadalupe en 1989, es una estrella del deporte francés. El diario ‘L’Equipe’ lo eligió el año pasado como «Campeón de campeones», una especie de deportista francés del año, por delante de Antoine Griezmann, que había sido máximo goleador y mejor jugador de la Eurocopa disputada en su país. La relevancia mediática del campeón del mundo provocó incluso que el PSG reabriera su sección de judo sólo para poder ficharlo.
Es, además, un personaje especial. Entre sus pasiones están los coches y la velocidad, todos los deportes que tengan que ver con ella, le gusta comer cuando está fuera de competición, pero no descuida su preparación. De ello se encarga su entrenador, Franck Chambilly, que se ocupa de él desde que era cadete. «Un deportista siempre debe escuchar lo que le dice su entrenador», asegura. Y añade: «Confío plenamente en Franck. Es la única persona a la que dejo mi botella de agua en competición, por ejemplo. Es como mi segundo padre». Es tal la confianza entre ellos que Riner llegó a asegurar a L’Equipe que si Chambilly se hubiera retirado después de los Juegos de Río, él también hubiera abandonado. Chambilly también fue judoka, medalla de bronce en los Europeos de 1994 y 1996, pero en categoría de menos de 60 kilos. Juntos componen una figura curiosa.
Chambilly es una de las claves del éxito de Riner, aunque no es la única. Se ejercita durante cuatro o cinco horas al día de lunes a viernes y su entrenamiento es una mezcla de trabajo físico, psicológico y de combate. El trabajo psicológico es fundamental para él, trabaja con la misma psicóloga desde que tenía 15 años.
Para no caer en la rutina, Riner combina el entrenamiento específico de judo y las pesas en el gimnasio con otros deportes, como el fútbol, el tenis o el baloncesto. Algo que lleva haciendo desde niño. Fue un deportista multidisciplinar desde que a los cinco años descubrió el judo gracias a que su hermano se apuntó a clases hasta que en la adolescencia decidió que su futuro estaba sobre el tatami. En la primavera pasada incluso llegó a probar el entrenamiento militar en unas maniobras con la legión extranjera.
Los intereses de Riner van más allá del deporte. Es un empresario de éxito, que invierte en energías renovables, en comunicación y márketing, además de en la empresa que gestiona su imagen. Es, además, embajador de Unicef y sus ingresos por publicidad son elevados –ha firmado con Under Armour un contrato por más de un millón de euros-, pero el dinero no lo es todo para él. «Un gran cheque no es suficiente. Rechacé un millón de euros de una marca coreana y grandes sumas de una plataforma petrolífera», ha confesado.
A pesar de sus éxitos no ha perdido la humildad. «Es un triunfo de muchos componentes: mi entrenador; mis padres, que me inculcaron el respeto, la modestia y la disciplina; los buenos amigos y la entrega al deporte», ha comentado en alguna ocasión. Y aunque su físico podía emparentarlo con Muhammad Ali, sus referencias son mucho más cercanas. «He ganado el décimo y eso me lleva al Panteón de los más grandes, como Rafa Nadal o el Real Madrid», confesó después de ganar el Mundial en Marrakech. Con el tenista español jugó una exhibición el año pasado en Roland Garros y confesó que era su tenista favorito. También se ha declarado admirador del Real Madrid en alguna ocasión. Pero a los 28 años su ambición no se frena. Igual que no se frenó al convertirse en el primer judoka en ganar cinco campeonatos del mundo. Ahora su objetivo es el oro en los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020 para poder igualar al japonés Tadahiro Nomura, el único que ha ganado tres oros olímpicos. Riner ganó en Londres 2012 y en Río 2016, pero se le escapó en Pekín 2008, donde tuvo que conformarse con el bronce. Quizá después de Tokio se anime para continuar hasta París 2024. Tendría 35 años y sería el momento ideal para poner fin a una carrera perfecta.
Palmarés
Campeonato de Europa
2007 (Belgrado) Oro en +100 kg
2011 (Estambul) Oro en +100 kg
2013 (Budapest) Oro en +100 kg
2014 (Montpellier) Oro en +100 kg
2016 (Kazan) Oro en +100 kg
Campeonato del mundo
2007 Río de Janeiro Oro en +100 kg
2008 Levallois Perret Oro en Categoría Abierta
2009 (Rotterdam) Oro en +100 kg
2010 (Tokio) Oro en +100 kg
2010 (Tokio) Plata en Categoría Abierta
2011 (París) Oro en +100 kg
2013 (Río de Janeiro) Oro en +100 kg
2014 (Cheliabinsk) Oro en +100 kg
2015 (Astana) Oro en +100 kg
2017 (Budapest) Oro en +100 kg
2017 (Marrakech) Oro en Categoría Abierta
Juegos Olímpicos
2008 (Pekín) Bronce en Categoría Abierta
2012 (Londres) Oro en +100 kg
2016 (Río de Janeiro) Oro en +100 kg