Como los buenos libros, a David Silva conviene releerlo. Les aconsejo volverlo a ver en el City de Pep Guardiola, con mando en plaza y el ‘savoir faire’ de la madurez. De Bruyne lo ha dicho hace poco: “No entiendo por qué no se habla más de Silva, es el mejor futbolista con el que he jugado”. Será porque no da el perfil mediático, será porque siempre fue discreto o por lo que ustedes elijan, pero es verdad que poco se habla de este genio canario, que monta un show de fútbol arte en cada partido. Suerte que juega para España. Afortunado Lopetegui que cuenta con este ‘pequeño Messi’ para impulsar a La Roja como candidata a ganar el Mundial de Rusia.
No quisiera exagerar por el impacto del soberbio partido que dejó Silva este fin de semana frente al Arsenal. Se trata de poner en su valor a un futbolista genialoide a quien no siempre las cosas le fueron bien. Quizás por su 1,72 a algún ojeador le pareció incompleto para ser estrella. Saltó por el Valencia, Eibar, Celta y de vuelta al Valencia para que el Manchester City creyera en él allá por 2010. Va a cerrar ocho temporadas de citizen y a punto de cumplir 32 años está en sus máximos. Hoy este muchacho de Arguineguín es un tipo duro con el balón, astuto, mandón, inteligente y creativo, además de mano derecha de un entrenador que no se conforma con cualquier cosa, llamado Guardiola. Para resumir, tiene al Etihad Stadium a sus pies. Casi nada.
Silva encaja de maravilla en la Selección, aportando al menos dos virtudes impagables: magia traída desde la cuna canaria y energía adquirida en la Premier. Lopetegui haría bien en darle poder a este pequeño gigante en la dinámica del equipo. Sabe codearse con figuras, sabe alimentar de balones al entorno, toma decisiones donde hay que estar lúcido y se permite la rúbrica de marcar goles.
Ocho temporadas de éxito en el fútbol inglés no están al alcance de cualquier extranjero. Es posible que, salvo que me rectifiquen estadísticos sesudos, haya pocos jugadores españoles con el bagaje de David Silva. Ya nadie se acuerda, ni siquiera él, de que un día alguien desaconsejó su fichaje en el Bernabéu. “Me alegro de no haber fichado por el Madrid”, dijo hace unos meses en ABC. Su vida tomó un rumbo inesperado camino de la Premier y allí supo crecer como un gran futbolista que es orgullo del fútbol patrio en las Islas. “Hay que hablar más de Silva”, lo dice De Bruyne y yo firmo debajo.