Todo listo para el fin de fiesta en Cheste. De nuevo, el circuito valenciano será el que decida el título tras una temporada loca. Marc Márquez afronta el reto tranquilo –ya se jugó el título con éxito en Valencia en 2010 y 2013-, acostumbrado ya a lo que otros llaman presión. Llega con 21 puntos de ventaja sobre Andrea Dovizioso y sabe que le presión es para el italiano. O gana o muere.
“Dovi sólo puede hacer una cosa, ganar y esperar”, insiste el de Cervera frente a la prensa. Se quita del foco incluso. Sabe que si el italiano no gana él podría retirarse y sería campeón del mundo, pero no pretende relajarse. “No quiero caer en la tentación de pensar que todo está hecho, no quiero relajarme ni bajar un punto mi tensión. Quiero ser fiel al estilo que me ha llevado hasta aquí”, insiste Márquez, dueño de seis Grandes Premios esta temporada.
«La mejor manera es seguir con la normalidad. Las mismas entrevistas, los mismos eventos”, abunda el 93. “Esta semana no he hecho moto para evitar riesgos. Si pasaba algo me mataban. Así que tengo más ganas que nunca de subirme a la moto. He intentado estar tranquilo, en casa, pero todo el mundo con quien me encontraba me decía que esto ya está hecho. Evidentemente prefiero estar en mi situación que en la de Dovizioso”, insiste.
No obstante, el quíntuple campeón del mundo no quiere ni oír hablar de calculadoras. “Si acabo por detrás de la undécima plaza –la única posibilidad para que Dovizioso sea campeón si gana la carrera- querrá decir que ha pasado algo raro, que me he caído o algo así, Este campeonato lo puede ganar Dovi, pero lo puedo perder yo. Él sólo tiene una estrategia, ganar y esperar. Tengo suerte de depender de mí mismo”, se congratula Márquez.
No se libró el bueno de Márquez de la pregunta de marras acerca de con qué bandera celebrará el título. Siempre diplomático y correcto ante el insulso debate, el de Cervera lo dejó claro: “La bandera que representa a mi gente es la del 93”.