Dentro de tres o cuatro años el Real Madrid tendrá un equipo con el que será muy fácil identificarse y luego me extenderé en el concepto de identificación. Isco (25), Casemiro (25), Carvajal (25) y Varane (24) serán veteranos sin haber cumplido los treinta años y a su alrededor habrán madurado futbolistas como Asensio (21), Ceballos (21), Marcos Llorente (22), Vallejo (20) o Theo (20). Kroos (27) todavía estará en buen uso, Kepa (23) seguirá siendo un guardameta jovencísimo y, si los planes no se tuercen, los goles sean responsabilidad de un delantero brasileño llamado Vinicius (17), niño en estos momentos y muchacho para entonces.
Pido disculpas por haber llenado el primer párrafo de números y paréntesis, pero creo que es importante hacer notar la distancia, más bien escasa, que separa el futuro del presente. No falta tanto para que los relevos se confirmen. Antes, eso sí, habrá que completar una transición, no sé en qué medida traumática, que incluirá, entre otras, las despedidas de Cristiano (32), Benzema (29) o Modric (32).
Si digo que resultará muy fácil identificarse con ese Real Madrid del futuro es porque hay equipos que, además de una admiración competitiva directamente relacionada con los títulos, son capaces de generar una vinculación sentimental conectada con el estilo. Un grupo liderado por Isco y secundado por futbolistas a los que habremos visto crecer supone una novedad reconfortante, por cuanto exige de planificación y paciencia.
Por eso no quisiera a Neymar en el Real Madrid. Porque después de una época marcada por el vedetismo de un jugador apetece cambiar de personalidad. Porque la transición sería inviable. Porque encuentro algo enfermiza la obsesión, pensé que ya superada, por arrebatarle piezas al enemigo, por el coleccionismo de lujo. Porque el precio es obsceno y porque el Madrid no debería premiar deslealtades tan repetidas. Porque el vestuario se vería afectado y el entorno también. Y, sobre todo, porque no hace falta. El campeón viste de blanco y tanto las piruetas como los despilfarros deberían corresponder a los otros.
Estoy muy de acuerdo con la opinión, de Juanma Trueba, no debo ni tengo mas que decir.