En el marco de la celebración del Festival La Cabina, charlamos con Lluís Quílez (Barcelona, 1978) director de Graffiti, uno de los platos fuertes del festival de cine que se celebra en Valencia hasta el 25 de noviembre. Nominado en los Premios Goya como mejor cortometraje de ficción y preseleccionado para los Oscar, el corto es una emocionante historia de amor en tiempos apocalípticos.
– Bienvenido a A la Contra, Lluís. Empezamos fuerte, ¿hay futuro para las nuevas generaciones de guionistas y directores en España?
Seguro que sí. El cine está más vivo que nunca. Es cierto que la crisis golpeó fuerte al cine, así como la piratería y la subida del IVA cultural, pero la industria se esta adaptando y encontrando soluciones. Estoy seguro que las nuevas generaciones van a saber abrirse camino dentro de la industria y generar contenidos que conecten con el público.
– ¿Qué tendencia se está imponiendo en el cine español?
Parece que se ha polarizado la producción: películas grandes con el apoyo de las televisones que están teniendo buenos resultados en taquilla y por otro lado películas pequeñas independientes que encuentran su lugar en los festivales.
– ¿En España se apuesta económicamente por el cine?
Se podría apostar mucho más. España es un país con unas condiciones perfectas para hacer películas y para atraer a otros países a que vengan a rodar aquí: tenemos buenas localizaciones, excelentes técnicos y precios competitivos. Lo único que nos falta es que desde las instituciones se crea más en el cine español y se acabe de apoyar a nuestra industria para favorecer a la producción.
– Queremos alguna pequeña exclusiva, ¿actualmente en qué proyecto te encuentras?
La próxima semana estreno nuevo cortometraje titulado “72%” en el festival de cine de Gijón. Además estoy preparando un largo para el 2018.
– Graffiti será una de las apuestas más importantes en el Festival La Cabina de Valencia. ¿Cómo se te ocurrió la idea para esta película?
Tenía ganas de contar una historia de amor desde una óptica diferente y que a la vez hiciera referencia a la comunicación con mensajes cortos que es algo que esta muy presente en las relaciones de hoy en día.
– ¿La podemos definir como una historia de amor?
Absolutamente. Una historia de amor ambientada en un entorno post-apocalíptico cuando ya ha acabado cualquier esperanza para la humanidad.
– Hay pocos escenarios tan apocalípticos en el planeta como Chernobyl…¿Cómo fue rodar allí?
Fue un sueño hecho realidad. El lugar es espectacular. Pongas donde pongas la cámara aparece un plano bonito. La luz natural es fantástica también. Rodar allí fue duro ya que las condiciones meteorológicas eran bastante adversas. Estábamos a -15 grados la mayor parte del día y teníamos que seguir una serie de normas para evitar los peligros de la radiación. Pese a todo creo que fue una experiencia magnifica para todos los que formamos parte de esta aventura.
– ¿Hay algo de Edgar en Lluís?
Edgar es un idealista y yo me siento identificado con eso. Supongo que todos los que nos dedicamos al cine, o al arte en general es porque lo somos. En todas las historias que escribo hay algo mío y Graffiti es sin duda mi corto más personal.
– ¿Qué esperabas transmitir con un personaje como el de Anna?
Anna es la ilusión, es la esperanza, la fe en el amor.
– ¿Qué papel jugó tu coguionista, Javier Gullón, en esta historia?
Javi fue clave en la gestación de Graffiti. Básicamente le conté mi idea y en muy poco tiempo nos entendimos y co-escribimos el guión. Él tiene un talento increíble. Fui a rodar la primera versión de guión. Apenas hubo ajustes.
– ¿Qué se siente cuando te prenominan a un Oscar?
Siempre es muy bonito cuando sea donde sea reconozcan tu trabajo. Por suerte Graffiti ha tenido una buena acogida tanto en España como a nivel internacional. 45 premios entre los que se incluye un Melies, Forqué y nominaciones a Goya, Gaudi etc…
– En el extranjero, el corto español parece estar muy bien valorado. ¿Qué hace falta para darles más visibilidad?
Llevamos más de 15 años haciendo cortos que tienen éxito en todo el mundo. El nivel del corto español es muy alto. Tal vez falta darlos a conocer al gran público y que más plataformas y canales de exhibición apuesten por darles visibilidad y por comprarlos.