Los aficionados más puristas en el Reino Unido y Oceanía ya velan armas ante la llegada de una de las más cruentas rivalidades deportivas. The Ahses, la competición bienal de cricket que disputan Inglaterra y Australia ya está aquí. Para los no iniciados en este deporte, se trata de una especie de Ryder Cup. Se disputa cada dos años, de manera alternativa en Australia y en Inglaterra enfrentando a las dos superpotencias occidentales del cricket. Históricamente es quizás la mayor competición de este deporte que mueve masas en el subcontinente indio (India, Pakistán, Bangladesh) o en el Reino Unido y Oceanía, pero que a muchos de ustedes les sonará a chino.
Esta edición 2017 de The Ashes dará comienzo el 23 de noviembre en Brisbane y finalizará el 8 de enero de 2018 en Sydney. No, no me he equivocado, tenemos Ashes hasta el año nuevo. Ambos equipos disputarán cinco partidos. A los citados de Brisbane (23-27 de Noviembre) y Sydney (4-8 de enero de 2018) se suman Adelaida (2-6 de diciembre), Perth (14-18 de diciembre) y Melbourne (26-30 de diciembre). No, tampoco hay ninguna errata en las fechas. Los partidos de cricket en The Ashes usan el formato tradicional llamado Test Cricket, que dura cinco días por partido. Ambos equipos tienen que batear y bolear dos veces durante el partido, hasta conseguir eliminar diez jugadores del rival. Cada día el juego empieza a eso de las 10 de la mañana y no acaba hasta bien entrada la tarde, a eso de las seis cuando la luz escasea. Entre medias, eso sí, hay un parón para comer y otro para merendar, o para tomar el té como les gusta decir en el argot del cricket.
Por si alguien se lo está preguntando, no todos los partidos de cricket duran cinco días. Para adaptarlo a la vida moderna han surgido dos formatos más cortos. Uno, el de partido de un día entero desde la mañana a la tarde. Otro, más reciente y despreciado por los puristas pero amado por los más jóvenes y las firmas comerciales, es el llamado T20 en el que cada equipo solo batea y bolea por un período corto de tiempo. Los partidos no son tan largos, suelen durar unas cuatro horas.
Pero volvamos a The Ashes. Los ingleses son los actuales campeones. Derrotaron 3-2 en 2015 a unos australianos que se consideraban favoritos, hiriendo de manera muy profunda el orgullo del país en una de sus competiciones fetiche. El torneo de 2017 representa la 70ª edición de la competición, y la rivalidad no podría estar más igualada. De las 69 ediciones disputadas, Inglaterra ha ganado en 32, Australia otras tantas y se han producido cinco empates. Porque sí, quizás una de las reglas más sorprendentes del cricket es que un partido puede acabar, tras cinco días de juego, en empate. De hecho es bastante habitual que se dé ese resultado. En cricket para ganar un partido de cinco días un equipo ha de eliminar a los diez jugadores del rival dos veces. Si no lo consigue, aunque haya marcado más carreras, la contienda acaba en tablas.
The Ashes, como el cricket, aúna tradición, rivalidad deportiva e importancia económica. Los orígenes del torneo datan de 1882. Tras una humillante derrota ante Australia en el The Oval londinense, el periódico local The Sporting Times publicó un obituario del cricket inglés, diciendo que su cuerpo será “cremado y las cenizas se desplazarán a Australia”. Cuando Inglaterra viajó a Australia para volver a enfrentarse a los oceánicos tras la humillación de Londres, el capitán británico prometió que su equipo iba dispuesto a “recuperar esas cenizas”.
Dicho y hecho, tras derrotar a los australianos en su propia casa, el capitán inglés Ivo Bligh recibió como trofeo una pequeña jarrita de terracota, de unos 12 centímetros de altura, que metafóricamente contenía las cenizas del cricket australiano, si bien sólo eran las cenizas producidas al quemar una pelota de cricket. Desde aquel entonces The Ashes ha sido sinónimo de la confrontación de cricket entre Inglaterra y Australia. Con el tiempo el torneo se fue estructurando y profesionalizando, como el deporte, y a día de hoy es una de las competiciones deportivas más seguidas en ambos países. Como recuerdo de aquellos inicios, el trofeo que levanta el campeón de cada edición es una reproducción de la pequeña jarrita que contiene las cenizas. Dada su fragilidad, el original se encuentra de manera permanente en Londres. Puede verse en Lord’s Cricket Ground, la catedral de este deporte en la capital británica.
En Inglaterra la retransmisión televisiva de The Ashes corresponderá al canal de pago BT Sport, lo que ha causado un amplio debate. Usando términos conocidos en España, para muchos ingleses The Ashes debería ser un acontecimiento “de interés general”. Sin embargo el gobierno británico no lo incluye en la lista de eventos deportivos protegidos, aquellos que deben retransmitirse en abierto en virtud de la directiva europea de televisión sin fronteras. Así pues, será una vez más el canal de radio de la BBC, con su afamado narrador de cricket Jonathan Agnew quien lleve los lances del juego a la mayoría de ingleses. BBC Radio 5 live sports extra retransmitirá, de manera íntegra, los cinco partidos de principio a fin. Por suerte para Agnew, el equipo desplazado a Australia por la BBC es amplio, y no tendrá que estar él al pie del cañón todo el tiempo en los cinco partidos de cinco días cada uno.
En lo deportivo, es complicado elegir un favorito. Los especialistas parecen inclinarse por Australia, pero el equipo inglés de partidos a cinco días ha jugado muy bien en los últimos meses. Además, Inglaterra viajará a Australia sin Ben Stokes, de 26 años, uno de sus mejores jugadores y co-capitán del equipo. Los seleccionadores y la federación inglesa de cricket decidieron dejar a Stokes fuera del equipo después de que se viese envuelto en una pelea a la salida de una discoteca en Bristol. Las casas de apuestas parecen coincidir. La victoria australiana se paga actualmente 2 a 5 (0,4 a 1) mientras que la inglesa se paga 3 a 1.
Para los no iniciados el cricket es un deporte, cuando menos, complicado. Por no decir imposible de entender. Sus aspectos básicos son sencillos. Se enfrentan dos equipos de 10 jugadores. Uno batea mientras que el otro bolea. En el centro del estadio hay un rectángulo de arena, en cuyos extremos cortos se sitúan tres estacas (wicket, se llama en inglés). Delante de esas estacan se sitúa el bateador. Simplificando mucho, el objetivo del boleador es lanzar la pelota lo mejor posible para golpear esas estacas. El objetivo del bateador es evitarlo y, si puede, mandar la pelota lo más lejos posible para así ir anotando carreras. Si consigue que la pelota llegue a las gradas (como un home run en béisbol), se anota seis carreras. Si saca la bola fuera de los límites del campo pero no llega a la grada, se anota cuatro puntos. El boleador eliminará al bateador si consigue golpear los palos con la pelota o si tras batear un compañero agarra la pelota al vuelo. Así pues, el objetivo del bateador es marcar cuantas más carreras pueda antes de ser eliminado. Y el de los boleadores es eliminar a 10 bateadores del equipo contrario cuanto antes. Para ganar el partido un equipo debe de marcar más carreras que el oponente pero además también eliminar por dos veces a los 10 bateadores rivales.
La importancia de The Ashes va más allá de lo deportivo y lo cultural. Es uno de los sustentos económicos del cricket profesional en el Reino Unido. El dinero que recauda por su retransmisión la federación inglesa sostiene el torneo local de cricket a cinco días, el de toda la vida. Acuciado por las ligas comerciales de cricket corto en Australia e Inglaterra, pero sobre todo la de la India, el formato de cinco días languidece. Es un formato para puristas. Su público es mayor porque es muy difícil de condensar para uso en la web, las redes sociales o Youtube. Es un formato para élites con dinero y con mucho tiempo libre. El cricket corto es el futuro porque atrae más dinero que competiciones como The Ashes. La popularidad del formato corto de cuatro horas ha revitalizado al cricket en muchos de sus mercados principales, sobre todo en India, Pakistán, Bangladesh y las West Indies. Como deporte es poco conocido en la Europa occidental, pero tiene un nivel de seguimiento muy alto en el Reino Unido y las antiguas colonias del imperio. Para muchos en Inglaterra, sin embargo, los nuevos formatos son un sacrilegio que se han sacado de la manga en India y Australia para desbancar con dinero el poder tradicional que Inglaterra ha sostenido en el cricket. Sí, parece que muchos en Inglaterra también están en contra del cricket moderno. ¿Les suena?
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