He de reconocerlo, probablemente después de Manolo el del Bombo, soy el mayor aficionado a la Selección. Me da cierto pudor reconocerlo, pero sufro hasta en los amistosos, sufro con la Selección femenina y hasta sufro con la Sub-21. Es irracional, lo sé, es un sufrimiento innecesario, sólo es un deporte, no me lo debería tomar tan en serio.
Es algo que llevo muy dentro, y no porque tenga el sentimiento nacional más acuciado que nadie. Tampoco es porque la primera camiseta que me regalaron fue la de Arconada del Mundial 82. Ni porque me pueda la nostalgia al recordar ese 12-1 contra Malta gritando con mis padres y hermanos. Ni porque el rojo sea mi color favorito.
Para mí ver un partido de la Selección Española es ver más que un partido de fútbol. Cuando me pongo enfrente del televisor veo a personas comprometidas, ilusionadas, apasionadas y honestas. Estrellas que trabajan para que los verdaderos protagonistas de todo esto, los jugadores y el cuerpo técnico, puedan hacer su trabajo sin problema alguno. ¿Alguien se ha preguntado alguna vez qué hacen todas esas personas que van con la Selección Española y son caras absolutamente desconocidas?
Son personas que trabajan, y mucho, para que el campo esté en perfectas condiciones y los jugadores tengan todo el material necesario, gente que cuida de que la prensa pueda hacer su trabajo, que se preocupa por la seguridad, la comunicación, las redes sociales, el marketing… y por supuesto, de las marcas que están en el programa de patrocinio de la selección.
Yo he tenido la gran suerte de haber compartido diez años con ellos, trabajando para una gran marca, Pelayo, y formar parte de un magnífico programa de patrocinio con un buen número de marcas a lo largo de todos estos años. Son personas que trabajan, y mucho, alrededor de nuestra Selección; rodajes y sesiones de fotos interminables, entrevistas, acciones en la calle animando a la afición, haga un sol abrasador o una lluvia torrencial, promociones, gestión de invitados, cientos de reuniones y un largo etcétera de cuestiones. Así es el día a día de estas personas.
El programa de patrocinio de la Selección Española es para mí uno de los mejores de este país. Es un activo que bien gestionado da una visibilidad extraordinaria a las marcas. La Selección sigue generando audiencias millonarias, y no solo cuando juega grandes competiciones tipo Eurocopa o Mundial. Un partido amistoso como el del pasado sábado registró casi cuatro millones de espectadores, un gran dato difícil de conseguir hoy en día.
La selección también ayuda a las empresas a generar valores positivos hacia sus productos o servicios. Valores como el esfuerzo, el compromiso, la ambición, el trabajo en equipo… son vitales a la hora de acercarse a la realidad empresarial.
La Selección es el equipo de todos, juega por toda España y, aunque Málaga ha sido su último destino, durante estos últimos años ha pasado prácticamente por todos los rincones de este país.
La Selección te da la oportunidad de trabajar con grandes estrellas, Iniesta, Sergio Ramos, Silva, De Gea, Morata… jugadores de difícil acceso. Grandes estrellas que al llegar a la Selección se incorporan a una dinámica de trabajo ilusionados y motivados por formar parte de este equipo reservado para muy pocos, todo un lujo para cualquier marca que esté cerca, una gran oportunidad de activación.
Hoy en día las marcas que están con la Selección son Adidas, que lleva la friolera de 35 años vistiendo a la Selección (con o sin morado, polémica para mí absurda) y que estará, al menos, hasta el 2026. Cruzcampo es una cervecera que apoya a la Selección como sólo en el Sur de España saben hacerlo. Movistar es una de las grandes marcas de este país y una de las que mejor activan patrocinios. Un ejemplo a seguir. Pelayo, que me toca muy de cerca, es una empresa diferente, comprometida y apasionada al máximo con este patrocinio y que lleva desde 2008 asegurando a la Selección. Air Europa es la compañía aérea que traslada a la Selección en sus viajes y LG, la marca coreana que invita a los aficionados a disfrutar de su tecnología… Sanitas cuida de la salud de la Selección, Emidio Tucci viste a nuestros a nuestros jugadores y GLS es una empresa de mensajería que se encarga de que el material de la Selección llegue a su destino.
Detrás de todas estas marcas existe mucha gente que trabaja también para propiciar grandes momentos deportivos: ese gol de Torres en Viena, Casillas y sus paradas, ese minuto 116 de Sudáfrica, esa extraordinaria final de Kiev, esos jugadores de la sub-21 que nos hacían soñar con lo que hoy estamos viendo, ese #SoñarenGrande que puso a la femenina en boca de todos y un largo etcétera. Muchos grandes recuerdos que también pertenecen a esa otra Selección… la que me hace sufrir.