No procede ir a detallar aquí el palmarés de la californiana Billie Jean King -nacida Moffitt-, sus 30 títulos de Grand Slam (incluidos 18 de dobles y seis individuales en Wimbledon), la admisión definitiva de su homosexualidad (en 1981, después de una demanda civil de su excompañera Marilyn Barnett) o cualquiera de sus memorables batallas con Margaret Court, Chris Evert o Evonne Goolagong.

Cuando tratas de sintetizar lo que King llevó a cabo a través de la ‘Batalla de los Sexos’ con Bobby Riggs -que Billie Jean, BJK, ganó en 1973 por 6-4, 6-3, 6-3, a base de dejadas matadoras- has de sumergirte en otra época. Otro mundo. El mundo de Ted Tinling, el antiguo espía y modisto abiertamente ‘gay’, el mundo de posguerras del Siglo XX donde una tenista o un enlace de jugadores -el propio Tinling- corrían peligro por el mero hecho de »llevar atención al área sexual del jugador», lo que Tinling había hecho con los trajes y braguitas con lacitos-… de Gussie Moran en 1949. El peligro que ni siquiera la luchadora que la propia Billie Jean ha sido durante toda su vida estuvo dispuesta a correr… hasta que la demanda de Barnett sacó a la luz su romance homosexual incluso al mismo tiempo en que BJK aún estaba casada con el abogado Larry King -no confundir con el célebre periodista ‘showman’ de CNN.

Con el nombre completo del vicealmirante de Nelson en Trafalgar, Cuthbert Collingwood ‘Ted’ Tinling firmaba aquellos vestidos de aquella época de posguerra. Y qué trajes. «Ted es el único capaz de hacer sisas en un traje y que te queden bien», decía la propia Moran. ‘Gorgeous Gussie’. Eran modelitos un punto psicodélicos, con un punto de la ‘Barbarella’ de Jane Fonda, algún recuerdo ancestral de Suzanne Lenglen -que fue amiga personal de Tinling en Niza, y lo llevó a Wimbledon: de Tinling fue el traje que vistió Billie Jean en la batallita ante Riggs de 1973 y que hoy se venera como oro en paño en el Museo del International Tennis Hall of Fame, en Newport, Rhode Island. Como suyo fue el traje creado para resaltar la espectacular musculatura de una Martina Navratilova imponente e intimidadora en 1979… en el mismo Wimbledon que 30 años antes, en 1949, había purgado a Tinling como ‘players liaison’ o enlace con los jugadores «por llevar atención al área sexual» de Gussie Moran con aquel traje que incluía braguitas largas. «El traje de Miss Moran ha traído al tenis la vulgaridad y el pecado», acusó el Comité del All England Club, que solo readmitió oficialmente a Tinling en Wimbledon… en 1982, a solo ocho años de la muerte del antiguo espía del Servicio de Inteligencia británico en Argelia y Alemania.

El último vestido que Tinling diseñó especialmente para Wimbledon fue el de Rosie Casals en 1984… aunque -precisamente él- tuvo bastante que ver en el escandaloso ‘bodysuit’ o malla enteriza que Anne White se ajustó en 1985… hasta que el All England se lo vetó, después de una ronda. Tinling también modeló los trajes de novia de Maureen Connolly de Chris Evert, cuando ‘Chrissie’ se casó con John Lloyd.

Sobre la ‘Batalla de los Sexos’ de 1973 en el Houston Astrodome, Billie Jean King, seis veces campeona individual en Wimbledon gracias a sus voleas, su juego de ataque y su persistencia mental, reveló todo esto: «Ganar a un hombre de 55 años no me traía la menor emoción. Lo que me emocionaba era exponer ante el gran público lo que podía ser el tenis femenino. Y en ese sentido, si yo no ganaba el partido, eso habría llevado al tenis femenino a un retroceso como de 50 años, habría sido una ruina no solo para el tenis femenino sino para la misma autoestima de la mujer». Aquel septiembre de 1973, Billie Jean estaba al borde de los 30 años… pero aún iba a alzar un año más la Venus Rosewater Dish, la bandeja de campeona en Wimbledon y otro US Open más en Nueva York, rumbo a un total de 129 títulos en su carrera. Por el triunfo en el ‘show’ de Houston, BJK se embolsó un cheque de 100.000 dólares. Pero, ¿qué fue de Bobby Riggs…?

En el palmarés de grandes exitos de Riggs, nacido Robert Larimore Riggs, aparecían tres títulos de Grand Slam (Wimbledon, 1939; EE UU en 1939 y 41) y otras dos finales en Roland Garros y Nueva York. Riggs había hecho dinero como promotor de ligas y eventos profesionales: de ahí que, tras el resultado final dela ‘Batalla de los Sexos’ con B. J. King, siempre se cernió la duda de una presunta ola de apuestas en contra del triunfo de King… que Riggs, consumado apostante y jugador, y tal vez endeudado con mafias de juego, habría sabido manejar hábilmente en favor de sus propias ganancias. La ESPN alentó la historia… que Don Budge, viejo amigo de Riggs, no desmintió. En 1988, Riggs fue diagnosticado con un tumor de próstata que se lo llevó a la tumba en 1995, en California. Hasta sus últimos días, Bobby estuvo en contacto telefónico con BJK, ya una entrañable vieja amiga. Billie Jean quiso visitar a Bobby, pero este, ya en estado terminal, no se lo permitió. «I love you». Esas fueron las últimas palabras que Billie Jean King dedicó (según ella misma) a Bobby Riggs, en llamada telefónica, la noche del 24 de octubre de 1995, un día antes de la muerte de su querido rival en aquel telegénico combate de Houston.

En 1992 hubo una secuela de la ‘Batalla de los Sexos’, en Las Vegas, entre Jimmy Connors y Martina Navratilova, que Connors dominó por 7-5 y 6-2 pese a arrancar con normas favorables a Martina: quien sí podía tirar al pasillo de dobles mientras que a Jimmy solo se le concedía un solo saque en cada punto al servicio. Murieron Tinling, Riggs y, en enero de 2013, también Gussie -o ‘Gussy’- Moran, que llegó a rodar películas en Los Ángeles tras el escandalazo de 1949 en Wimbledon. Pero Billie Jean, que también ganó ocho Copas Federación con EE UU como capitana y jugadora, siguió vivita y coleando junto al amor de su vida, Ilana Kloss -la mujer por la que rompió su matrimonio con Larry King-, ya como Embajadora Extraordinaria del WTA Tour y condecorada por el Presidente Obama (‘Medalla de la Libertad’). Todo, después de que en 2006, el Centro Nacional de Tenis de la USTA, en Flushing Meadows, pasara a llamarse ‘Billie Jean King National Tennis Center’. Hoy, BJK aún nos hace pensar con reflexiones como estas…

«En América, los jugadores de tenis no son nadie. Si estás en el tenis eres como una mezcla entre un vagabundo y un visitante no deseado, no se te respeta, no se te tolera. En Europa eres alguien importante. Manuel Santana fue condecorado por Franco y Nadal es reconocido por los Reyes de España. En Inglaterra se te respeta como a un artista y, al igual que en España, la Reina dirige los aplausos. ¿Cuántas veces hemos ido a la Casa Blanca yo o algún otro campeón de Wimbledon o el US Open? Trabajas toda tu vida para ganar un título de Grand Slam y todo lo que la gente te dice es: ‘Maravilloso, ahora ¿qué vas a hacer con tu vida? Eso no se lo dirían a Mickey Mantle (mito del béisbol estadounidense). Paras a una docena en la calle y les preguntas quién es Roy Emerson. Se quedarán sin respuesta, pero sí saben quién es el tercer suplente en la rotación de ‘guards’ de los Rams».

En la Terraza de Jugadores de  Wimbledon, en 2013, quien suscribe se acercó a Billie Jean King para una entrevistilla de combate en un Campeonato que se había quedado sin Rafa Nadal y con el que Garbiñe Muguruza apenas soñaba en esos días. Y esta fue una de las respuestas que obtuvo quien suscribe cuando preguntó a la gran guerrera por el tenis femenino español…: «¿Cómo quiere que lo vea? ¿Qué quiere decir? ¿Usted por qué ha viajado a Wimbledon? … El tenis femenino español, como el de cualquier otro país, necesita invertir tiempo, gastar dinero y esfuer­zos. Que se promueva y se cuide con verdadero entusiasmo. No veo que, en general, en España se cuide lo suficiente. Uste­des, los enviados especiales­ españoles, van ahora tras el tenis masculino, porque ahí se han hecho esos esfuerzos: eso se muestra en jugadores como Nadal, Ferrer, Verdasco. Ese es el mismo esfuerzo que se necesitaría para que hubiese una explosión en chicas. Hay que cuidarlas. Ahora hay una Eurocopa femenina de fútbol. ¿Tiene España un equipo ahí? ¿Cuántos enviados lo siguen….?»…»Yo también jugué a fútbol en la Universidad de California State, en Los Ángeles (BJK también jugó a hockey). Hay que cuidarlas a todas: a ellas y a las tenistas. Cuando lo hagan, venga y hablamos otra vez».

Así hablaba Billie Jean King en 2013. Y uno tuvo que recordar, casi sin saber por qué, aquellas palabras que Teddy Tinling dedicó en 1987, en Wimbledon, a una Martina Navratilova en el inicio de su decadencia y de la que Tinling siempre fue un absoluto, irresistible ‘fan’: «Estamos viviendo la puesta de un sol, estamos viviendo un crepúsculo. Todos los crepúsculos son bellos. La gente viaja alrededor del mundo para verlos. Y solo por eso, por vivir este crepúsculo, ya vale la pena estar aquí en Wimbledon». Así despedía Cuthbert Collingwood ‘Ted’ Tinling su misma época, que fue la de Martina y de Billie Jean King: época y épica de luchadores.

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