A Irlanda le interesa lo justo el balón y menos todavía construir juego y con esa forma de interpretar el fútbol viajó hasta Copenhague con la idea de llevarse un empate hasta Dublín, donde el martes 14 se resolverá la eliminatoria para saber quién estará en el Mundial de Rusia 2018. Objetivo cumplido. Dinamarca dispuso del 68% de posesión, pero es una selección que también anda algo justa de fútbol y no supo sacar provecho de ello.
Pese a sus dificultades para componer acciones de cierto mérito, Dinamarca dispuso de dos buenas ocasiones. La primera, al poco de iniciar el encuentro, la malgastó Pione Sisto. Tanto quiso ajustar el disparo el futbolista del Celta que envió el balón fuera. La segunda, cuando el choque ya se consumía, la desbarató el portero Randolph, que despejó un cabezazo de Yussuf Poulsen.
Entre medias, muy poco por parte de Dinamarca y casi nada de Irlanda, que se fue del partido con dos tiros entre los tres palos, pero con su portería a cero. Suficiente motivo para sonreír pensando en la vuelta.