Casey Stoney, Robbie Rogers y Justin Fashanu tienen varias cosas en común. El fútbol ha sido su pasión desde pequeños, han jugado de forma profesional a un alto nivel en Inglaterra, y han tenido el honor de representar a su país con la selección nacional de fútbol en alguna categoría en torneos internacionales. Stoney, Rogers y Fashanu han sido futbolistas de alto nivel, pero su historia personal y deportiva ha sido, por desgracia, muy diferente y marcada por otra característica que comparten. Los tres se identifican como futbolistas no heterosexuales y decidieron o se vieron forzados a salir del armario. Casey Stoney y Robbie Rogers pueden contar un final feliz de su historia. Ambos están a día de hoy felizmente emparejados. Stoney es titular en el Liverpool, ha llegado a las 129 internacionalidades con Inglaterra, de la que ha sido capitana. Rogers, tras su difícil paso por el fútbol inglés, volvió a jugar al fútbol con los LA Galaxy en la Major League Soccer estadounidense hasta 2016, cuando se retiró. Hace poco más de un año se convirtió en padre por gestación subrogada junto a su pareja, el productor televisivo (series como Arrow y The Flash), Greg Berlanti.
La historia de Justin Fashanu, por desgracia, no tiene un final feliz. Fashanu, el primer futbolista profesional en salir del armario en Inglaterra, acabó suicidándose. Se ahorcó en el garaje de su casa londinense en 1998. Fashanu fue una joven promesa del fútbol inglés. Su traspaso del Norwich City al Nottingham Forest por un millón de libras lo convirtió en objeto de seguimiento de la prensa. Brian Clough tuvo comportamientos particularmente homófobos con Fashanu. Él mismo lo reconoció en su autobiografía, jactándose de comentarios especialmente desagradables que dirigió a Fashanu ante los rumores de que frecuentaba bares de ambiente en Nottingham. Desde aquél entonces la carrera de Fashanu entró en barrena. Nunca se recuperó. Optó por emigrar a los Estados Unidos y pasó por numerosos equipos a ambos lados del Atlántico. En 1990 salió del armario en una entrevista concedida al diario sensacionalista The Sun. Por aquél entonces su homosexualidad era un secreto a voces, y muchas aficiones rivales lo convirtieron en diana de su homofobia. Curiosamente, como si se hubiera quitado una losa de encima tras salir del armario, Fashanu disfrutó sus mejores temporadas en el modesto Torquay United entre 1991 y 1993. Disputó 45 partidos y marcó 15 goles. Cuando acabó su periplo en la costa sur inglesa, deambuló por el mundo: Escocia, Suecia, Nueva Zelanda incluso. Finalmente volvió a los Estados Unidos, a Maryland. Allí fue detenido, acusado de acoso sexual por un muchacho de 17 años. Antes de que empezase el juicio Fashanu regresó a Londres. Fue entonces cuando se ahorcó en el garaje de su casa. Dejó una nota en la que se declaraba inocente del delito del que se le acusaba y explicó que había decidido quitarse la vida porque no veía opciones de tener un juicio justo.
Justin Fashanu es, a día de hoy, el único futbolista masculino abiertamente gay que ha salido del armario en Inglaterra mientras aún jugaba. Robbie Rogers sólo hizo pública su homosexualidad tras anunciar que dejaba el fútbol, si bien luego decidió volver a calzarse las botas tras recibir una oleada de reacciones positivas al texto que publicó en su blog reconociéndose como hombre gay. En su autobiografía, Coming Out to Play, Rogers relata el tormento que sufrió en los vestuarios del Leeds United y del Stevenage ante los constantes comentarios machistas y homófobos de sus compañeros mientras él seguía en el armario. Es un libro escrito con el alma en el que volcó todos sus sentimientos. El relato de Rogers no es fácil de digerir. Pinta un panorama de constante homofobia en los vestuarios de los equipos de fútbol y en las gradas de muchos estadios.
Por fortuna, poco a poco se van viendo historias más positivas. Una es, por supuesto, la de Casey Stoney. La defensa central del Liverpool y de la selección inglesa ha desarrollado su carrera futbolística llegando a la cumbre. Sin embargo, sólo hizo pública su homosexualidad en 2014, a los 32 años de edad y ya en la recta final de su excelente carrera profesional. Quizás no sea casualidad que Stoney decidiera dar el paso cuando había llegado al Arsenal. El club londinense ha sido tradicionalmente uno de los mayores aliados de la causa arcoíris contra la homofobia en el fútbol. Los jugadores del primer equipo llevan ya años apoyando la campaña Rainbow Laces (cordones arcoíris), organizada por la ONG Stonewall para luchar contra la homofobia. El Arsenal, como club, lleva también años apoyando de manera institucional a su peña de seguidores LGTB+ (Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales y otras expresiones de orientación sexual), los GayGooners, cuya pancarta puede verse en el Emirates Stadium. Otro club del norte de Londres, el Tottenham Hotspur, ha sido tradicionalmente otro gran apoyo de la causa y de su peña de seguidores LGTB+, los Proud Lilywhites.
Rainbow Laces fue una campaña lanzada por Stonewall hace ya unos cuantos años. Con mucho empeño por parte de los activistas LGTB+, se ha abierto hueco y ha llegado a institucionalizarse. Primero fue el apoyo del Arsenal y sus jugadores. Luego fue el patrocinio de la casa de apuestas Paddy Power para que la campaña pudiera ser más potente. Hace un par de años la Premier League decidió también patrocinar Rainbow Laces y apoyar en su difusión. Hace unos meses, en lo que supone un avance desconocido en la lucha contra la homofobia en el fútbol, la Premier League firmó un acuerdo para convertirse en socio permanente de Stonewall por tres años.
La lucha contra la homofobia en el fútbol inglés ha ido creciendo. Esta temporada, sin ir más lejos, el Leicester City expulsó de su estadio a una treintena de aficionados que estaba profiriendo gritos e insultos homófobos contra jugadores y aficionados del Brighton&Hove Albion (Brighton una de las ciudades meca de la cultura LGTB+ en Inglaterra). Dice mucho del Leicester City como club que, tras recibir la denuncia de los seguidores visitantes, los acomodadores actuasen sin dilación ni miramientos. Tras una investigación posterior, tres seguidores locales han sido suspendidos por parte del club. No podrán volver a pisar el King Power Stadium por un período de hasta un año.
Este fin de semana, por suerte, el fútbol inglés intentará dejar atrás la época de homofobia que llevó al suicidio a Justin Fashanu. La Premier League, la Football League y la FA han unido fuerzas para que el fin de semana se celebre, de manera institucional y en todas las divisiones, la campaña de cordones arcoíris a lo largo de todo el país. Este fin de semana se verán banderines de córner y brazaletes de capitán arcoíris en todos los estadios. Habrá pancartas institucionales en contra de la homofobia y los jugadores saldrán al campo con camisetas pidiendo respeto para la comunidad LGTB+ en los estadios. La campaña empezó este viernes con una foto arcoíris con jugadores de todas las divisiones y árbitros incluidos. Unidos contra la homofobia, reza el lema. En las redes sociales, los clubes también teñirán de arcoíris sus avatares, como ya ha hecho por ejemplo el Tottenham Hotspur, de la mano de sus capitanes Jenna Schillaci y Hugo Lloris.
El mensaje de las autoridades futbolísticas es claro. No van a tolerar la discriminación por razón de identidad sexual en sus estadios o en sus vestuarios. Es un movimiento que no ha parado de superar barreras. Sin embargo, aún no hay ningún futbolista masculino de alto nivel que haya salido del armario en Inglaterra. De hecho, el presidente de la Federación Inglesa de Fútbol, Greg Clarke, declaró en 2016 que le parecía “imposible” que un futbolista de la Premier League saliera del armario a día de hoy. En un intento por romper el hielo, Greg Clarke prometió confidencialidad total a cualquier futbolista profesional que quisiera hablar con él sobre su condición sexual con vistas a analizar si pudiera hacerse público y, así, contribuir a la visibilidad LGTB+ en el fútbol. El resultado, nadie ha dado el paso adelante, si bien ahora Clarke se declara algo más esperanzado y cree que la situación es más propicia para que ocurra.
Jamie Cleland, profesor de gestión deportiva en la Universidad del Sur de Australia, y experto en el estudio de la homofobia en el fútbol inglés, coincide con Clarke. Tras publicar un estudio sobre la opinión de los aficionados a una hipotética salida del armario de un jugador de su equipo, Cleland es optimista. Según él, los datos indican que sería bien recibido por aficionados locales e incluso por los visitantes. Cleland argumenta que la sociedad y la afición van por delante de los dirigentes y basa su opinión en un estudio reciente de mensajes en foros futbolísticos de internet. Según Cleland, a pesar de encontrar aún discursos tradicionales heteronormativos, la mayoría de los aficionados presenta una opinión mucho más inclusiva que lleva al rechazo expreso de los mensajes homófobos en los foros.
Mientras que en Inglaterra, aunque sea despacio, parece ir mejorando, el contraste en España no puede ser mayor. Rubén López, vocal de deportes de la FELGBT (Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales), explica que desde la asociación LGTB Arcópoli invitaron a clubes españoles a unirse a una versión española de Rainbow Laces. La respuesta fue desigual. Si bien un buen número de clubes colaboraron en Primera y Segunda División, entre los más mediáticos la respuesta es inexistente. López quiere, sin embargo, destacar los esfuerzos positivos de clubes como el Rayo Vallecano o el Eibar. También de futbolistas a nivel individual como Saúl Ñíguez y Raúl Jiménez, quienes se prestaron a vestir los cordones arcoíris cuando Arcópoli se lo propuso. El apoyo institucional, sin embargo, brilla por su ausencia. La Liga de Fútbol Profesional respondió a Arcópoli que la lucha contra la homofobia no es competencia suya, sino de los clubes. El propio presidente, Javier Tebas, indicó personalmente a Rubén López que, para él, no existe homofobia en el fútbol español. Desde las organizaciones LGTB españolas, sin embargo, miran con “envidia” lo que sucede en Inglaterra: “Aquí el tema de la LGTBfobia sigue siendo un tabú total. Se niega que pueda haber futbolistas no heterosexuales y se acepta como algo natural que a Piqué o a Cristiano se les acose al grito de maricón» mientras entrenan o juegan”, remata López.
Aún queda mucho por hacer, pero este fin de semana al menos el fútbol inglés se teñirá de arcoíris. Ojalá cunda el ejemplo.