Dijo Federico Luis Jahn, educador alemán, que el secreto de vivir en paz con todos consiste en el arte de comprender a cada uno según su individualidad. Y el Barcelona ejecuta tal mandamiento de principio a fin. En el primer «Clásico» de la Liga Iberdrola (a pesar de que actualmente el enfrentamiento entre el Barcelona y el Atlético de Madrid se tilda de igual manera por su solera) el equipo culé volvió a demostrar que empieza a aburrirse en el campeonato doméstico. Que sus jugadoras, individualmente, le sacan varias leguas a sus semejantes. Tan sólo el Atleti las puede igualar, y de hecho, lo hizo. Y también parece que continuará invicto hasta que una fuerza superior (algún equipo de la élite europea, véase francés o alemán) le mida las opciones que puede tener para pelear por la Champions.
De momento, el Barça es una perfecta novela coral. Y en el Clásico no fue menos. Antes de que se cumpliese el minuto 5, Lieke Martens, la más lista de la clase, ya había aprovechado un fallo defensivo de las madrileñas para subir el 1-0 al marcador y ponerle la hazaña más complicada todavía a un Madrid demasiado endeble. Bárbara Latorre agradeció otra salida en falso de Ulloa y puso el 2-0. Con el campo totalmente inclinado hacia la portería de la guardameta madrileña, al Madrid CFF solo le quedaba sacar el paraguas. Tanto Martens como Latorre alcanzaban la línea de fondo con grosera facilidad y fue tras otro pase atrás de la maña cuando Andonova pescó en el caos que fue el área del Madrid CFF durante todo el partido y marcó el 3-0. Por cierto, otro encuentro en el que Sandra Paños fue una mera espectadora, y ya van dos seguidos.
El segundo tiempo corroboró que Lieke Martens es distinta. No sabemos cuánto tiempo podrá el Barça retener a semejante talento dentro de las fronteras de nuestro país, pero disfrutémosla mientras la tengamos. La holandesa, que no pudo marcar el pasado miércoles en la goleada al Gintra, se sacó la espina a lo grande. El Madrid CFF no pudo retenerla, ni siquiera debilitarla, ni toserla. Encaró hasta la saciedad y se no se cansó de pisar la línea de fondo para buscar el gol de manera directa, o a través de una asistencia al punto de penalti. Lo del «The Best» empieza a estar más que justificado viendo lo visto desde el pasado mes de junio.
Bárbara Latorre también asumió las mismas capacidades en la banda contraria y fue una auténtica pesadilla para la defensa blanca. Poco se puede analizar del Madrid en este Clásico. Ha bailado con las más feas en las dos últimas jornadas (Atleti y Barça) y sus aspiraciones para meterse en Copa al final de temporada dependerán de una pronta recuperación de entusiasmo y juego. Tres goles más de Bárbara (que firmaba el póker) y uno de Duggan maquillaron la goleada (7-0). El Barcelona ganó el partido en la primera parte, se divirtió en la segunda y seguirá solventando sus partidos fácilmente hasta que un día se tome un respiro u ocurra un milagro.