Rafa Nadal saltaba a la pista del O2 de Londres rodeado de luces y dudas. ¿Aguantaría su rodilla el primer asalto frente a David Goffin? “Si estoy en Londres es para ganar”, confirmaba el pasado jueves el propio Rafa en rueda de prensa. En su debut en el Masters de Londres le esperaba un David Goffin que ha jugado infiltrado últimamente y que, a priori, debería tener la cabeza más puesta en la final de Copa Davis que se avecina, que en esta Copa de Maestros. Sin embargo, se cumplieron los peores augurios y la rodilla de Nadal no resistió. Rafa hizo lo posible por competir, primero, y por ganar, después, pero al final del partido anunció su retirada. Pablo Carreño ocupará su lugar.
Goffin entró en el partido golpeando la pelota de una manera muy limpia, rompiendo el servicio del mallorquín, mientras Nadal aún estaba calentando. No le funcionaba bien el swing, los brazos no se estiraban, estaba agarrotado y solo los errores no forzados de Goffin evitaron que el primer set se resolviese antes de lo esperado. Recuperó Rafa el break en el 4-2 y entonces se agarró a la pista hasta llevar el primer set al tiebreak. Sin embargo, demasiado acelerado en el revés cortado, un Rafa Nadal apático y fallón entregaba la primera manga al belga (6-7) con una nueva concatenación de errores y un largo camino por recorrer hasta encontrar un buen nivel.
En el inicio del segundo set volvimos a ver a un Rafa Nadal lento en movimientos, sobre todo en el saque, cuando aterrizaba sobre su lastimada rodilla derecha. Goffin se metía en la pista y le castigaba con restos ganadores. El de Rocourt, que no le había hecho todavía ningún set a Rafa, lo ponía contra las cuerdas ejecutando bien su drive y con velocidad en las piernas. Espoleado por la falta de contundencia de Goffin en los momentos decisivos, Rafa, cojeando, volvió a alargar el segundo set hasta otro tiebreak. Y apareció la épica y la silueta de todo un número uno sobre el antiguo Millennium Dome. El segundo set caía del lado de Nadal recordando alguno de sus mejores golpes, apoyando bien los pies en el suelo y salvando cuatro bolas de partido.
En el tercero ya no pudo más. El orgullo no le bastaba para vencer a Goffin y a su rodilla, demasiados enemigos sobre la pista. El belga sabía que jugaba con ventaja y no lo desaprovechó. Tal vez en otra situación hubiera sentido miedo, pero no ante un rival cojo. Los últimos juegos fueron dolorosos y entendimos que estábamos ante el último partido de Rafa Nadal esta temporada. El sentido común aconseja descansar y creo que tanto Djokovic como Murray le recomendarán lo mismo.