Comienzo así, casi como un cuento, con ECHO DE MENOS… ¿Qué echo en falta? Aquellos derbis de verdad en los que la prensa calentaba el ambiente en AS, Marca, Mundo Deportivo, Sport… Las televisiones iban a los entrenamientos y los partidos comenzaban 72 horas antes del salto inicial. Esos Barça-Real Madrid eléctricos, aquellos Joventut-Barça en los que había igualdad o los muy castizos Real Madrid-Estudiantes con una Demencia en la grada dándolo todo.
Echo de menos las chispas de Audie Norris y Fernando Martin, el respeto que se tenían y la lucha por cada centímetro… Epi contra Jordi Villacampa, demostrando quién era el mejor, Pinone haciendo de Pinoso y Azofra defendiendo a un Antúnez vociferado desde la grada por su ex-afición… Los vuelos de Ricky Winslow, contestados de inmediato por otro de Quique Villalobos. Todo aquello pasó.
El baloncesto ACB se ha desnaturalizado, no hay referencias, ni héroes en los equipos. Sólo Llull, destellos de Navarro y del Chapu Noccioni. Y poco más. Invasión de extranjeros, Bosmans o nacionalizados de tres al cuarto. Añoro a aquellos medios de comunicación que seguían a los equipos por Europa, con horarios de televisión ¡EN ABIERTO!
¿Motivos? Seguramente la marcha de nuestra armada a la galaxia NBA, la falta de dinero post Juegos 92, el incremento de precios de buenos jugadores con la llegada de mercados como los de Turquía o Grecia… Sólo hace falta ver cómo ha quedado la gran LEGA italiana y su selección tras dominar una parte de Europa durante décadas. Añoro aquellas tardes épicas de Copa de Europa, en la que conocías a los jugadores, porque lucían la misma camiseta durante años y eran equipos, no reuniones de jugadores que vestían una misma equipación.
Añoro todo eso y añoro los campos llenos. La gente joven que quería ser Solozábal, Martín o Villacampa, no ser Curry, Lebron o James. La NBA estaba a años luz de nosotros. Ahora nos hemos acercado a los americanos como Selección. La paradoja es que nos hemos distanciado a años luz de como éramos antes, y no creo que para bien.
Será que ya no es mi baloncesto y me he vuelto mayor, que no viejo.
Ya somos dos. Enhorabuena por el artículo.
Muchas gracias Leo!