El bosque de Sambisa era, hasta hace unas semanas, uno de los sitios más inhóspitos del planeta. El centro de operaciones del bastión más radical de Boko Haram. Sin embargo, desde 2016 el ejército de Nigeria ha recuperado gran parte del bosque y en las últimas semanas decenas de niños acuden a Sambisa con una sola ilusión: jugar el fútbol.
Los jóvenes de Gubio, localidad perteneciente al estado de Borno, han sido organizados por el ejército de Nigeria en 16 equipos para tomar parte en una competición de fútbol en el bosque de Sambisa: el Tukur Buratai Football Tournament. Según declaraba Timothy Antigha, subdirector de relaciones públicas del ejército, al periódico nigeriano Punch, «la idea es hacer que los jóvenes no estén disponibles para la radicalización y el reclutamiento de Boko Haram». Utilizan el fútbol como un entretenimiento para mantener a los niños ocupados y de paso «fomentar la cooperación civil-militar».
El torneo comenzó a disputarse el mes pasado y durará hasta final del año. Además de las ventajas de la práctica deportiva, fomentan entre los jóvenes el compromiso con su equipo y una disciplina en el campo y fuera de él. El fútbol les permite así garantizar que la secta no seguirá abasteciéndose de reclutas voluntarios desocupados. Y para ello el ejército ha apostado por el pasatiempo más popular de Nigeria, el fútbol. De hecho, el próximo verano el país volverá a pararse cada vez que juegue su selección en el Mundial de Rusia.
La elección del fútbol no es casual. Boko Haram siempre se ha opuesto a la educación de los jóvenes bajo los valores occidentales y se ha significado especialmente en contra del fútbol. De hecho, el grupo ha atacado varios centros de fútbol local matando a decenas de aficionados que estaban viendo por televisión partidos de la liga europea.
En los dos últimos años el ejército ha ido ganando terreno en su lucha contra la secta terrorista Boko Haram, localizada en el noreste de Nigeria. En ese tiempo ha logrado recuperar franjas de territorio ocupadas por la secta y rescatar a miles de secuestrados. Además de expulsar a los terroristas de su centro de operaciones en el bosque de Sambisa.
Este torneo de fútbol también servirá al Ejército para ganarse a una población que aún les mira con recelo. En junio de 2015 un informe de Amnistía Internacional denunciaba que los militares habían «ejecutado extrajudicialmente» a más de 1.200 personas y «arrestado arbitrariamente» al menos a 20.000 personas, la mayoría hombres y niños. El fútbol se convierte, en este caso, en una herramienta para luchar contra el terrorismo.