El Girona escarbó en una sensación latente desde hace fechas en el Madrid: hay jugadores desinflados y un entrenador que (disculpen el atrevimiento) sigue siendo lento en la lectura de los partidos. En Montilivi bastó un rival tácticamente agresivo, rápido e infatigable, junto a un técnico listo como es Pablo Machín para diluir del campo al campeón de Liga y de Europa. Algo está pasando en el equipo blanco, quizás sea un problema transitorio, pero el núcleo duro se ha desplomado. Marcelo, Modric, Kroos, Benzema, Cristiano, Ramos, Lucas Vázquez… No dan la talla en su máximo nivel y sólo con el escudo no se gana. Isco, iluminado y en plena forma, no puede con todo. Es triste observar cómo ninguna de sus jugadas progresa. Él se lo guisa y él se lo tiene que comer, como ocurrió el único gol del Madrid.
Pablo Machín hizo todo lo contrario a Zidane: tenía trabajadísimo el partido. Se vio en todos los detalles tácticos, desde la presión arriba, al ahogamiento en la medular, las faltas tácticas, la salida a las espaldas de los centrales blancos, las faltas a balón parado… Todo parecía sorprender a los blancos, que en la primera parte salieron ilesos gracias a dos postes. ¿Qué hizo el Madrid? Confiar en su pegada, como siempre, nada más. Ni movimientos tácticos, ni energía añadida, ni una estrategia alternativa, nada que provocara una reacción frente a la extra motivación del Girona.
Así no puede ganar el Madrid. Nunca. Si los futbolistas están secos, ya sea por fatiga o por falta de bravura, alguien les tiene que remotivar. Algo así como hacía Pablo Machín desde la banda a sus esforzados jugadores. Incluso el gol de Isco pudo ser negativo por su efecto adormidera. “Ya está encarrilado, ya nos vamos”, pensaron algunos futbolistas blancos. Grave error cuando uno juega ante un equipo que hace poquitos años estaba en Tercera y no conoce la palabra rendición. El Girona se comió a las figuras del Madrid, sin complejos, hablando de tú a tú a campeones de Europa que equivocaron su conducta en el Montilivi.
Gran victoria del Girona y día para la reflexión en Valdebebas. Jugando así, el Madrid verá escapar la Liga como una muerte dulce y veremos qué ocurre en el futuro en la Champions, cuando vengan los rivales de primer rango. Esta derrota exige un reseteo de todos los estamentos blancos: los jugadores porque han de ganarse el escudo que lucen dejándose la vida sea cual sea el enemigo, grande o modesto; Zidane porque tiene que estar más vivo, reaccionar antes, manejar planes tácticos alternativos no rutinarios y evitar que su equipo sea tan vulnerable que reciba dos goles en cuatro minutos.
Muy acertado tu análisis. Más allá de que Marcelo es una sombra de él, cr7 no ha llegado, Modric no ve la luz… Zidane vuelve a demostrar que no tiene plan b cuando las cosas se tuercen, vive de la inspiración de sus estrellas. Ver a Machin, Bordalas, Marcelino como tienen trabajos sus equipos pone en evidencia al técnico del Real Madrid.