Robert Kirkman, los productores y los actores de The Walking Dead prometieron guerra a todos los que se acercaron a los estudios de Atlanta por donde deambulan zombis desde hace siete años. Lo prometieron y parece que lo van a cumplir, aunque el regreso de la serie de AMC ha vuelto a dejar a sus seguidores con esa sensación de coitus interruptus a la que tanto nos tienen acostumbrados.
La vuelta de Rick y Negan a los sudorosos campos de Georgia tuvo un poco de zombies, un mucho de acción y bombas y un demasiado de obra de autor. El primer capítulo de la octava temporada (‘Mercy’), dirigido por Rick Nicotero y escrito por Scott Gimple, llegó trufado de elipsis y viajes narrativos que nos aventuran un futuro lejano venturoso para el grupo de Rick, macerado por un porvenir próximo bastante más complicado, sobre todo para el sheriff.
El presente, eso sí, se reveló con más tiros y explosiones que zombis pidiendo carne. Tras el accidentado final de la séptima temporada, al fin Hilltop, Alexandria y el Reino están unidos y sus líderes ejercen y arengan juntos en busca del enemigo común, ese Negan socarrón y canalla que sigue luciendo a Lucille como quien juega con un paraguas.
La unión de ¿los buenos? surge efecto, acorralan a ¿los malos? y tras una ensaladera de tiros nunca vista en The Walking Dead les presentan un futuro cuando menos brumoso. Negan está rodeado, aislado y con la única satisfacción de poder torturar al padre Gabriel en un cuartucho rodeado de los muertos llegados al Santuario gracias al plan maestro de Rick, Maggie y Ezekiel.
Una unión, eso sí, que Nicotero y Gimple se encargaron de dinamitar con la certeza de que cada uno tirará por su lado de nuevo para llenar de incógnitas la temporada. Todo indica que Daryl y Carol van a hacer la guerra por su cuenta, que Ezekiel y su tigre volverán a su reino, que Maggie pasará su embarazo en Hilltop con Jesús y que Rick fortificará Alexandria. Eso sí, un mantra dominará la temporada: «No es por mí, es por nosotros».
Un mantra y un bastón. ¿Qué diablos significa el apoyo con el que Rick se maneja en lo que parece un porvenir sólido y en paz junto a Michonne y su hija? ¿Un bastón con el que combatir a Lucille? Se avecinan muertes en The Walking Dead, algunas dolorosas, pero la felicidad y la esperanza parecen sostenerse en un bastón. ¿Será?