Italia espera sobrecogida un partido que puede marcar la historia de la azzurri. San Siro será el escenario y Suecia el rival. Los transalpinos necesitan remontar el 1-0 de la ida y no hay mucho indicios futbolísticos en el juego de los de Ventura que inviten al optimismo. Todos evitan pronunciar la palabra maldita, «eliminación», pero el fracaso flota en el aire. En unas horas se resolverá la incógnita: ¿estará Italia en el Mundial de Rusia?
Que España te supere en la fase de grupos entra dentro de lo previsible y de lo aceptable. Se puede asumir. Pero que Suecia te deje fuera del Mundial en la repesca no figura en los planes de Italia. Pero así estaría ahora la squadra azzurra, fuera de los elegidos para participar en Rusia 2018. Un afortunado gol de Jakob Johansson, cuyo disparo rebotó en De Rossi para despistar a Buffon, dio una merecida victoria a Suecia y obliga a Italia a ganar en San Siro si quiere viajar a Rusia.
En la ida, Larsson y Forsberg pusieron la luz en el arcaico juego de Suecia, al que le bastó con una presión alta y mucha intensidad en sus acciones, demasiada en algunas ocasiones, para ahogar a Italia en la primera parte. Fuera por falta de ambición, por falta de juego o porque ese era su plan, lo cierto es que Italia fue sometida por Suecia, que controló el choque hasta el descanso. Muy poco ofreció la selección de Giampiero Ventura y ningún provecho supo sacar la de Jan Andersson de su mayor dominio.
Lo peor para Italia en ese primer tiempo, más allá de su pobre puesta en escena, fue la tarjeta amarilla que vio Verratti y que le impedirá jugar esta noche por sanción.
Salió con otro aire Italia tras la pausa, pero esa reacción que le permitió tomar el mando del partido no le alcanzó para controlar el resultado. Fue Suecia quien con ese gol de Johansson empezó a inclinar la eliminatoria de su lado. Faltaba media hora para el final y la respuesta de Italia se puede resumir en un disparo de Candreva al poste. Pocos argumentos para discutir el triunfo a Suecia, que no juega un Mundial desde 2006. Todo lo contrario que Italia, que no falta a una cita mundialista desde 1958, el torneo que se celebró en Suecia.
