No hizo cuatro el Girona al Madrid de milagro. Lo cual supone dos cosas. Que el Girona estuvo muy bien, su mejor tarde en Primera, ascenso al margen: el partido de su vida. Muchísimas felicidades desde Machín a las maracas rojiblancas, enloquecidas todavía.
El Madrid no estuvo. Estamos ante un misterio importante. ¿Cómo el equipo rutilante de agosto se va desvaneciendo? Alarmantes bajas formas, sensación de tripas llenas en la mayoría. Un despelote colosal. Quizá inexplicable. A ver qué pasa el miércoles en Inglaterra, pero como lo normal sería que el Tottenham le ganara al Girona, el Madrid cambia o volverá a palmar. Tan ricamente.
El Madrid se tocó las pelotillas y perdió porque eso acostumbra a pasar. Al final Casemiro pareció más preocupado que Zidane, debe ser una ilusión óptica. Casemiro hace rato que cavila que medio Madrid no trabaja lo que debería. La derrota es dolorosa, pero más el palo que se llevó el madridismo de Girona y alrededores que esperaba un triunfo, una lección, un aquí estamos, somos el Madrid. Que es un pegamento, otro El Corte Inglés. en cuestiones de españolía.
El Madrid no supo hacer feliz a su gente que se le entregó desde que puso el pie en el aeropuerto de la Costa Brava. Rodeada la gente de mossos y policías, como era natural. Esperaban a su Madrid. Les visitó un fantasma. Eso fue lo peor de una tarde para el recuerdo. El Madrid puede remontar, ganar esta Liga. Y alguna cosa más. Lo que no tiene enmienda es este papelón. Por su gente de ayer. Debería pedir perdón.